La vida de un adolescente la verdad es bastante complicada, las tareas, la socialización, los cambios que vienen con la edad...
En fin, no hay nada más complicado que ser adolecentes, pero nuestro compañero Andrew lo sabe de primera mano, el tiene una vida igual que nosotros pero un poco...especial. La cual inicia con el típico y molesto sonido del despertador para ir a la escuela.
*Bip* *Bip* *Bip* *BIP*
-Ya voy...-
Dijo somnoliento Andrew al levantarse de su cama para apagar la alarma. Al hacerlo se sacó las lagañas de los ojos y observó por la ventana, al ser de madrugada no se veía nada más que la obscuridad y la luz de las lámparas de la calle.
-Otro día más en la batalla... Otro día más-
Se dijo a si mismo, la verdad es que no tenía ningún problema, era bueno en la escuela, nadie lo molestaba, vivía como le gustaba... En fin, ¡Que buena vida! Pero no lo era totalmente, verán mis queridos lectores, el tiene un síndrome muy alto y peligroso que a él le gusta llamar "El síndrome de la fantasmabilidad" ¿Qué es? Bueno, es el hecho de que no tiene amigos, a nadie le importa (excepto a su madre) y que aunque lo intente, no puede socializar más que con gente fantasma.
¿Extraño no creen?
Para el era un infierno, se vestía bien, le gustaban varias cosas populares, tenía una gran personalidad, no era feo (según howhot.com) en fin, rarito ni feo no era, exceptuando por su amor a la música y su bibliofilia.
Nada en este mundo podía explicar por qué el vivía así, pero el lo superaba y seguía adelante con su vida.
Nuestro amigo se arregló de su manera común, camiseta gris, pantalones de mezclilla azules y una chaqueta de cuero negra, además como olvidar sus tenis azules sin agujetas, a el le fascinaba no batallar con esas mugres, y para terminar su collar con una doble corchea.
(Pa' los que no saben)
Se arregló y se fue a peinar en el espejo, un típico peinado de lado que lleva desde los 6 años, pero en vez de seguir con su vida se quedo mirándose en el espejo, cosa muy rara pues odia los espejos. Pudo ver su pelo güero oscuro y el típico pequeño gallo implacable que lo acompañaba, también observó su piel blanca y sus ojos cafés oscuros, su nariz un poco pequeña y sus dos orejas normales, también vio su figura normal un poco robusta.
-Sólo un poco- se dijo para si mismo.
Se coloco sus lentes cuadrados que hacían que se viera mejor (según el) pero se le resbalaban por su plana y pequeña nariz así que siempre se los tenía que acomodar.
Dejo de observarse pues se sentía muy incómodo, y bajo a tomar su merienda tranquilo, un muy normal cereal con leche, se despidió de su madre, tomó su mochila y audífonos y salió a la calle para tomar el autobús a la escuela.
El caminaba muy tranquilo escuchando su música, pensaba sobre la escuela y repasaba que no se le olvidará ninguna tarea, al llegar a la parada, 5min antes como le gustaba, pudo ver a los demás chicos de la zona ahí, todos hablaban y convivían tranquilos pero no se dieron cuenta de su presencia, el suspiro y siguió con su música, y así fue también en el camino hasta la escuela.
Al llegar a su destino entró tranquilo a su salón, el cual era normal para un instituto de preparatoria pública, bancas rayadas, poca iluminación, todo rayado y paredes azules con blanco. Común.
El se sentaba delante del profesor y estaba solo en su banca, atrás de él estaba la fila de los matones y bromistas del salón, a un lado en otra fila estaban los frikis, al otro los "cholos" y en la última fila los populares, a él le daba gracia como se acomodaban todos por sus gustos y que eso sucedió por automático, pero el se acomodó donde más le gustaba, a un lado de la ventana, así tenía más luz, además estar delante del profesor da beneficios, por ejemplo, que el sepa que tu no haces nada malo y te deje usar audífonos.
Las clases eran sencillas, el receso era aburrido, mas clases... En fin, no hacía nada más que estudiar en la escuela. Al finalizar las clases iba a la biblioteca escolar para leer algo nuevo, ahí aprovechaba y hablaba con la encargada de la biblioteca, una chica ojiverde y de pelo albino un poco bajita, era callada y delgada, era su única amiga y los dos sólo hablaban de libros, en fin, normal.
Después de sus clases se dirigió a su casa para llegar en la tarde y pasar el día leyendo y escuchando música.
Una vida común.
Monótona.
¿Qué podía pasar?
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PRIMER CAAAAAAAAAP!!!!!!!Lo que es no encontrar imágenes de hombres...
Que les parece?
Ya me estoy acostumbrando al teléfono
Van a haber más así.
Esperenlos
Comenten y voten!!!!!
Chau chau!!!!!
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¿Ella Y Yo? Imposible
Ficțiune adolescențiAndrew, un chico de 16 años, como todo chico de popularidad fantasma, no conoce chicas, pero, algunos juegos del destino van a acabar con su comodidad en la vida solitaria. ¿Qué tan mal le puede ir?