-Parte 2-

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Siempre en nuestras vidas vamos a querer retroceder en el tiempo y corregir nuestras fallas diciendo "No idiota!", "Piensa lo que haces" o "Te va a doler". Y la verdad es que me hubiese gustado pegarme a mi misma en el pasillo y decirme:  "Aprovecha estar con ella" o "Vas a querer volver al orfanato".

Hasta hace unas horas creía que mi vida se volvería más "común", como cualquier otra niña de mi edad; después de alistar mi bolsa y esperara que firmaran un par de papeles, me subí a su auto de cinco personas. Vi por la ventana a Angela en nuestro antiguo cuarto, no me importó despedirme de ella, tal vez por lo inmadura que era por enojarme con ella sobre eso; pero ya no me podía lamentar nada. Vi pasar árboles, edificios y muchas personas, el aroma a gardenia y vainilla inundó mis fosas nasales; me senté en la parte de pasajero a lado de la Señora Lidia, ella me estaba contando de donde eran realmente, al parecer son holandeses, venían por problemas económicos y de empleo; además querían hacer turismo, pero al final Sandy (su única hija) se sentía sola, por lo que aquí estoy...en un auto extraño, con gente extraña y una vida extraña.
No me molesto pensar que tendría una "hermanastra" no se si ella sera mayor que yo o al revés,lo que que si me pareció curioso que esta familia viviera tan lejos de la ciudad. Estacionaron el auto al frente de una casa, baje la ventanilla y vi la casa mejor, era de playa que daba la impresión de ser antes de color crema; tenía una linda vista hacia un lago con un pequeño bote en la orilla; la casa estaba completamente en vuelta en árboles, por lo que inspiré hondo y al llenarme la nariz de un olor más agradable, que el del auto, abrí la puerta y recogí mis pertenencias. El señor Edward me ayudó con mi maleta y nos dirigimos hacía la casa-Parece que va a llover- dijo mirando el  cielo y en efecto, llovería.

-Te llevaré a tu nueva habitación....- sonó su pierna y del bolsillo sacó su teléfono.- Espera un momento- dijo empezando su conversación con quien sea que hable. Logre ver a la señora Lidia entrando a una habitación, quizá su habitación, no tenía ganas de quedarme hay hasta que terminase de hablar el señor Carter, y la seguí. Estaba bastante obscura la habitación, lo único que logre ver fueron las ventanas que iluminaban un poco aquella estancia; busqué el interruptor de la luz pero sentí una mano encima de la mía, pegue un grito y salí de hay hacia la primera planta. 

Nota: no entrar nunca más a las habitaciones sin pedir permiso.

La señora Irina preparó un spaguetti, acompañado con un batido de mango, no se bien a que sabría eso combinados, pero no se oía agradable.-Familia bajen todos! Vamos a cenar- llamó a los demás integrantes de la casa, mientras me levantaba de mi asiento. Comenzaron a llegar la señora Lidia, su esposo, el señor Edward y atrás de el venía una niña, que rayaba mi edad, solo que con el cabello rubio, amarrado con un moño; y traía una muñeca de trapo, muy bonita.-Sandy, ella es Maya, será parte de la familia ahora- le dijo el señor a Sandy, salió de detrás de el y me estiro su manita.-Hola, soy Sandy Carter- dijo con una sonrisa,mientras yo le correspondía el saludo.- No mires mucho mi muñeca, se desgasta- dijo casi como en susurro, no hice más que reir, se veia tan inocente...inocente mi abuela.

-Atención, quiero hacer un brindis, por la nueva integrante de la familia, yo sinceramente espero que puedas ser feliz con nosotros y se que no puedo reemplazar a  tu verdadera madre; pero quisiera que me abrieras tu corazón para hacerlo, Maya- yo no sabía que decir, todos comenzaron a aplaudir. 

Después de varias conversaciones por parte de la señora Lidia e Irina y las risas de los demás, él señor Carter me dijo que le siguiese para ver mi nueva habitación. Era la penúltima del pasillo, las otras dos del final eran el baño y un armario gigante de cosa viejas y que al mismo tiempo, tenía una escalinata que daba al ático. Del bolsillo trasero del señor Carter, Sandy sacó dos llaves.-Esta es mía- dijo llevándose una llave rosa con adornos blancos al pecho.-Y esta es tuya- me tendió una din nada adornado, al parecer era la llave de mi cuarto.-Bueno señoritas, compartirán habitación, Sandy abajo y Maya arriba, que tal?- visualicé mi entorno, eran totalmente rosa, con flores falsas esparcidas  por toda la ventana que daba al límite del lago y se reflejaba la luna llena, demasiado lindo para ser verdad.-Papi, no quiero dormir aún-le susurró Sandy a su padre.- Porque?- dijo algo extrañado.-Quiero hacer una pijamada con mi hermana- él al igual que yo nos quedamos perplejos, ¿acaso acabó de llamarme hermana? Debí haber sospechado  desde el comienzo lo que esa chamaca tramaba, pero no dije nada.-Perfecto! Las dejó solas entonces- dijo lo más rápido que pudo y se esfumó.

-Mira Maya, más te vale jugar conmigo, pues hoy estoy muy aburrida ok?- lo dijo de un tono amenazador, si no lo hacía parecía que podía matarme hay mismo.-Va...vale-esbozó una sonrisa satisfecha y salió del cuarto y dando un portazo tras ella...el juego comienza.




Mi vida, mis crímenes Donde viven las historias. Descúbrelo ahora