Aoba enfermo.

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Ayer por la noche, Aoba repentinamente se sintió mal. Tuvo un ataque de náuseas y mareos fatales. Aun tomando algunos medicamentos para las molestias, no pudo conciliar el sueño. Hoy ha venido un médico a recetarle, pero la situación no ha mejorado mucho. Después de comer un poco y tomar de nuevo el medicamento, lo lleve a su habitación.

-Aoba, ¿Cómo te sientes?- Pregunte mientras le ofrecía un vaso con agua.

-No lo sé...todo me da vueltas- Rechaza el vaso con agua.

-Vamos, ya escuchaste al médico. Debes mantenerte hidratado y tomar muchos líquidos.

-No...siento que si tomo cualquier cosa terminare por vomitar.

-Está bien, pero más tarde no aceptare que rechaces el agua.- Coloque el vaso en la mesa de noche, para después sentarme en una orilla de la cama.

-hmm, si...Noiz...yo lo siento- susurro Aoba, con la cabeza cabizbaja – Te estoy causando muchas molestias.

-No tienes que disculparte, para mí no es molestia.

-Pero faltaste al trabajo por mi culpa, no quiero que tengas problemas con tu padre.

-Descuida, hoy no tenía nada importante que hacer, además...me importa más tu bienestar....después de todo es mi culpa que esto pasara.

-¡¿eh?!, ¡No lo es!

-Claro que sí, seguro que las náuseas son porque estas embarazado.

-¡Noiz!- Aoba lleva una de sus manos a su frente.- ¡Ya te estabas tardando en decir algo estúpido!.

-hehehe ¡Era solo una broma!. – Le desordeno el pelo con una mano, y me acerco más a él- Me pregunto qué fue lo que te sentó mal. ¿Abra sido el lomo de cerdo?.

-No....creo....humm.

-¿Regreso el dolor de estómago?.

-Sí, un poco.

-Ven recuéstate en mis piernas.- Tome una almohada de la cama, y la coloque en mi regazo, Aoba se recostó sin reproche alguno, y comencé a masajear un poco su vientre.

-Tus manos son frías...se sienten bien.

-Solo cierra los ojos y descansa, los medicamentos harán efecto en un rato.

-Gracias Noiz.

-¿Por cuidarte?, es mi obligación.

-No,... por estar siempre conmigo.- Aoba toma la mano que tenía en su vientre, para darle un beso.

Las horas del día pasaron con velocidad, y Aoba comenzó a sentirse bien. Sin embargo, yo solo quería congelar ese momento para siempre, esperando que en un futuro las cosas nunca cambiaran, y nuestra felicidad perduraraeternamente. Puede que ese pensamiento, no sea tan difícil de realizar.



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