Hola, amigos

18 0 0
                                    

Érase una vez una chica llamada Catia. Catia era alta, esbelta, de un color de piel moreno, como su pelo. Ella tenía 13 años, cerca de los 14. Le gustaba vestir a la moda, no llegaba a ser exigente en cuanto al estilo, pero cuidaba sus prendas. Vivía en Valladolid (ciudad llena de fachas, pero ella los repelía, gracias a dios) y estudiaba en un instituto famoso a nivel nacional.

Todos los veranos solía pasarlos en su ciudad, leyendo, quedando con amigos y saliendo de fiesta. Era un verano caluroso, típico de la ciudad, 35 grados Celsius. Vestía ligera, con vaqueros, llevaba una coleta y estaba alegre. Era un verano de lo más normal.

Un día, como otro cualquiera, se acercó a una plaza cerca de la maravillosa catedral de Valladolid. Iba sola, pues únicamente salía de paseo, no sabía lo que la esperaría ese día. Allí había un precioso, aunque descuidado, punto de información. Al lado se podían ver unas escaleras, lo que podría ser la entrada de un Parking, o el conjunto de maquinaria del aparato. Decidió acercarse a él y comprobar cosas diversas sobre su ciudad.

-He encontrado un punto de información-señaló emocionada por el momento.

-¡Esto no va!- aclaró gritando a los 4 vientos- Creo que bajaré abajo a ver si lo puedo solucionar.

Entonces, tomó rumbo a las escaleras, dispuesta a arreglar la maquinaria.

Casi ya en la entrada de las escaleras, Catia se encontró con dos de sus amigos: Elisa y Aitor. Elisa era una chica más bien baja, de tez blanca y cabello moreno claro, tenía la misma edad que Catia y era tímida, pero le gustaba la aventura. Aito era alto, moreno oscuro, un chico guapo y atractivo, que vestía de casual, activo y seguro, sacaba buenas notas, sensible, molón e inteligente, dispuesto a proteger a sus personas queridas. Primero, Catia saludó a Elisa.

-¡Hola!

-Eyy ¿qué tal?- saludó Elisa a Catia.

-¿Qué tal? ¡Cuanto tiempo!

-¡Anda Catia!- gritó Aitor mientras se acercaba a Catia.

-¡Hola!- dijeron Catia y Elisa a la vez.

-Catia, amiga, ¿qué tal?- decía Aitor mientras le daba un abrazo de esos largos con muchas vueltas. Catia se reía, estaba muy emocionada.

-Estaba a punto de bajar abajo, porque este punto de información no va- contaba Catia a la vez que lo señalaba y se acercaba al punto de información, señalándolo como un trofeo y en modo 'flawless'.

-Pues, bajemos abajo a ver- Aitor afirmaba mientras señalaba las escaleras, y miraba alrededor en busca de un posible amigo más.

-¡Bajemos!- Confirmó Catia.

Se cargaron de valor, y, seguros de sí mismos, bajaron por las escaleras en busca del fallo del punto.

Esto no va: AyudaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora