Solo dame un beso II

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¿Cómo había terminado en esa situación? Se preguntaba sin saber cómo actuar realmente, todas las personas parecían mirarlo y Kyuhyun se mantenía inmune tomando su malteada de vainilla por la pajilla, sentado frente a el.

-¿Es muy extraño que una persona acompañe a otra venir a este lugar?- preguntó sin saber cómo tomarse aquello.

-No, es solo que eres muy llamativo hyung- respondió con simpleza.

-¿Llamativo?-

-Eres atractivo, ¿no entiendes?- preguntó con aire burlón –lástima que esas personas no puedan acercarse por que estás en una cita conmigo...-



Su cita con el menor había sido todo menos cómoda, este había intentado de nueva cuenta tener avances con él y cabe destacar que nunca le dio los chocolates que le prometió, el castaño era un maldito timador.

Ahora, dos semanas después de aquello, estaba sentado en el sillón de la sala de su casa donde el menor había ido a visitarlo, si, visitarlo por que el susodicho era su novio o eso era lo que el castaño le había hecho aceptar a base de engaños. Aunque el 99% de su ser se sentía embaucado, había un 1% que disfrutaba aquello, ¿por qué? Quizá por que se había vuelto un demente por pasar tanto tiempo con los mortales pululando a su alrededor.

Al inicio había tratado de entender aquellas extrañas palabras de su líder –el príncipe- sobre la relación de su aura superior con la de un extraño, molesto, terco y tramposo ser humano de rango inferior que no era considerado mayor de edad en el mundo mortal, pero simplemente no había encontrado cómo podían relacionarse. Odiaba que el mayor no fuera claro con sus palabras cuando debía serlo, ahora entendía por que a su menor de cabellos azules le caía mal.

"Lanu puede ver cosas que yo no, sus habilidades no son solo de protección para la persona que le mantiene en su interior, sino que también puede ver cosas que nuestros ojos no pueden, después de todo, la luna la bendijo con su magia"

Era lo que decía una carta que había mandado días atrás cuando le había pedido respuestas, sin olvidar la postdata que venía al final que decía "tu espíritu sufrirá cambios", ¿de qué putos cambios hablaba? Si, lo había maldecido... pero luego hizo un rezo para disculparse por tal comportamiento y osadía al usar aquel lenguaje de bárbaros; definitivamente el mundo mortal era un lugar en decadencia que deformaba mentes.

En sus intentos de entender había llamado a Lanu, la cual solo le había dicho que era algo que debía entender por su cuenta pero que sin importar lo que hiciera, el mortal iba a estar involucrado con el, ¿de qué forma? No lo dijo y solo sonrió burlándose en su cara de él para luego encerrarse de nuevo en el interior de la menor, ¿desde cuándo entraba ella misma por su cuenta? ¡Si todo el tiempo tenían que hacerla entrar a la fuerza!

Sintió el agarre hacerse más fuerte en su brazo derecho y resopló –¿puedes soltarme?-

-Lo siento, muy tarde hyung, eres mi novio y puedo hacerlo si quiero-

-Yo no quiero ser tu novio-

-Siento decirte esto, pero las cosas no funcionan así, tu aceptaste ser mi novio y yo no acepto tus palabras en este momento, ¡así que deja de intentar de zafarte por que solo harás que evite por todos los medios hacerlo!- y se sujetó con más fuerza a su brazo con los propios, como una pitón a su presa en uno de esos libros que había leído en la biblioteca.

¿Un mortal lo estaba amenazando? ¿Enserio estaba sucediendo? Pensó con una pequeña sonrisa molesta a el nadie lo amenazaba pero la mirada de Ámbar a lo lejos con los ojos abiertos y negando con la cabeza le indicó que no lo hiciera, así que bajó su mano izquierda –la cual tenía libre- que planeaba usar para hacerle explotar algo en la cara para alejarlo. Suspiró, odiaba tener que mantenerse como un mortal.

-Hyung, dame un beso-

-No- respondió inexpresivo, aunque la idea sonaba tentadora, no por el hecho de tocar sus labios sino por que el humano se desmayaría y por fin lo dejaría en paz...

Escuchó el teléfono del menor sonar y le sintió liberar su brazo –tengo que irme, mi omma necesita que le ayude con algo- sonrió y le dio un beso en el cuello antes de irse con una pequeña mueca de sinvergüenza que empezaba a crisparle los nervios.

Cerró los ojos y llevó una mano a su cuello cuando escuchó la puerta cerrarse, ¿por qué sentía que quemaba la piel de ese lugar? Pero no era algo doloroso, sino que era una sensación placentera, una sensación que empezaba a odiar sentir.

-Pensé que habías dicho que no te gustaba el humano- escuchó una voz y vio a Lanu recargada en la pared con sus sonrisa socarrona y sus brazos cruzados sobre su pecho.

-No me gusta-

-Tu expresión no decía eso, oppa- dijo con burla –apuesto a que has sentido los cambios pero como eres un terco sigues renegándolos-

-¡Lanu!- gritó con intenciones de arremeter contra ella pero le vio mover los dedos de su mano derecha en gesto de despedida y pronto vio la cara sonriente de Luna.

-¿Qué vamos a preparar para la cena, oppa?- resopló, al parecer aquella maldita había impedido que Luna estuviera al tanto de su conversación. A pesar de ser caras de la misma moneda, la menor no podía darle información sobre aquellas extrañas palabras de su otro yo, aparte de que en su estado normal no tenía ese tipo de habilidades.


Estaba dormido cuando sintió algo moverse, por lo que abrió los ojos poco a poco o eso había hecho hasta que vio el rostro de Kyuhyun frente al suyo -¡¿Q-que estás haciendo en mi...?!- decía cuando se calló al darse cuenta de que no estaba en su habitación sino en un lugar que desconocía.

¿Dónde demonios estoy? Pensó levantándose de la cama con prisa, vio con temor el alrededor y notó varias cosas; libros, manhwas, un computador, un... ¿nintendo?

Vio sus manos y notó sus anillos y las mangas largas de su ropa, por lo que se acercó a un espejo en la habitación y notó que estaba en su forma original –Jongwoon...- el mayor tragó saliva y desvió lentamente su vista hacia la izquierda para empezar a girar su cabeza lentamente, tendría que inventar algo, ¡¿pero qué podría inventar?! Debía decirle ¿aparecí en tu habitación por que tengo poderes y vengo de un mundo mágico? Si, claro, tan sencillo como eso.

-Kyuhyun- murmuró pero su alma descansó cuando le vio acostado en la cama, al parecer había hablado entre sueños.

Cualquiera podría llegar a pensar que era lindo escuchar su nombre salir de los labios de una persona mientras dormía pero no él, por que eso solo le dejaba en claro que incluso en sus sueños el menor lo acosaba y no le dejaba en paz.

Movió su cuello con congoja, empezaba a sentirlo extraño de nuevo.

Solo dame un beso {KyuSung}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora