Capítulo 1.

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Miré el pequeño fregadero que estaba pegado a la pared amarilla.
Mi madre y yo teníamos un acuerdo, ella cocinaba y yo lavaba. Mientras que mi hermano Logan, preparaba la cena cuando llegaba o terminaba la tarea de su universidad.
Tomé los platos y empecé a tallarlos con una esponja amarilla.

-Hija, cuídate bien, tengo que ir a mi trabajo-se acercó a mi y me dio un beso corto en la mejilla.- Que tengas un buen día.

Mi madre es una mujer muy amable, comprensiva y sobre todo hermosa, los años grandes no se le notan y no tiene ni una sola arruga, aun que si a veces ojeras, tiene los cabellos rubios ondulados.
Mi hermano Logan tiene 19 años, es un chico guapo y vanidoso, todas la chicas de su universidad van detrás de el, por lo que me cuenta, sus ojos azules y el cabello rubio como el de mi madre son los que las atrae, aparte de que es muy coqueto.
Yo soy mas como, una chica morena de pelo y ojos, y tez blanca.
Mi padre nos había abandonado cuando yo tenía 8 años, por lo que mi madre es como mi mapa (mamá y papá), la verdad es que ya ni recuerdo casi nada de él, solo que siempre le pegaba a mi madre.
Después de esto, mi madre nunca se volvió a enamorar, o eso es lo que nos hacía creer.
Vi de reojo que empezaba a alejarse, hasta que se dio la vuelta.

-Recuérdale al doctor Dawkins que hoy tienes tu cita en el psiquiatra.

El profesor Dawkins era un señor de unos 45 años, con ojeras y un poco de arrugas.
Iba al psicólogo, por que últimamente estaba viendo cosas raras escritas en las paredes y esas cosas, pero cuando le decía a mi hermano, no veía nada y me tomaba como loca.

-Claro madre, yo le aviso-finalmente se fue cerrando cuidadosamente la puerta principal.

Minutos después de lavar los cubiertos y lo demás, subí por mi mochila tratando de no hacer mucho ruido al subir las escaleras.
La sorpresa fue obvia al ver un mensaje escrito en la pared de mi habitación.

"Te estaremos vigilando".

La palabra resaltaba con letras negritas.
Ahogué un grito y miré a todos lados, quien lo escribió debería de haber estado en la casa.
Pasados 10 minutos de estar buscando en la casa entera, no encontré mas que la lavadora haciendo sonidos y un gato en el jardín trasero.
Me apresuré a tomar mi mochila y salir de la casa.
Si algo no me gustaba, era estar mucho tiempo ahí.


La preparatoria se veía más animada desde la remodelación que hicieron hace tres días.
Miré mi horario y me dirigí a la clase de Español.
Al entrar lo primero que miré fue el lugar de mi mejor amiga Becky, donde ella ya estaba.
Me acerqué lo mas rápido que pude y tomé asiento en el banco de al lado.

-Miren quien llega-sonrió-pensé que me dejarías sola como un hongo.

-No... Quiero hablar contigo de algo-dije haciendo movimientos nerviosos con las manos.

Estaba dispuesta a contarle todo.
Le contaría las cosas extrañas que pasaban a mi alrededor y cuando menos me lo esperaba.

-Escúpelo Hailey-Becky escribía algo en un papel.

Abrí la boca para empezar a contarle cada uno de los detalles, pero la puerta se abrió con un movimiento normal.

-Señorita Clifford, me reportaron que tiene una cita con el doctor Dawkins-la profesora Elizabeth interrumpió.- O me equivoco?-arqueó una ceja.

-No, enseguida voy profesora-sonreí tratando de verme lo mas amable posible.

Miré a Becky, pero ella seguía atenta en el bolígrafo y en el papel.
Así que no me quedó de otra que caminar hasta la oficina del doctor.
Cuando llegué a su oficina, lo que captó mi atención fue un cuadro con colores sin figura alguna.

-Buenos días Hailey-dijo quitándose sus gafas y mirándome de cuerpo completo.- Toma asiento.

Desvié la mirada de la extraña figura en el cuadro y tomé asiento en una silla frente al escritorio del doctor.

-Vamos a empezar-susurró mientras miraba unos documentos.

Yo solo me quedaba viendo, y pensaba, por que me toman como loca? Yo lo que veo, lo veo tan real...

-Como vas con las cosas extrañas que ves?-me sacó de mis pensamientos.-Has visto alguna novedad?-dirigió su miraba hacia mi.

-Yo... No las he visto de nuevo-mentí.

Ya no quería ir al psicólogo, razón por la que mentía.
Volvió la vista a sus documentos.

-Bien... Hailey... Te recomendaré un psicólogo mas especializado-anotó algo en un papel- Es un amigo mío, puede que a veces esté muy ocupado, pero te prometo que te ayudará mucho.

-No necesito ayuda. Nunca la he necesitado. Yo se perfectamente lo que veo, y es real-dije fríamente. Tenía que decirlo, necesitaba defenderme de una manera.

Me volvió a mirar acercando su silla más al escritorio.

-Toma-me entregó el papel mirándome.- Hailey, necesitas la ayuda y lo sabes-se quedó mirándome por un momento, como tratando de decirme con la mirada "si la necesitas".- por cierto, le avisaré a tu madre cuando pueda.

Me apresuré a tomar el pequeño papel.
Ya fuera, traté de buscar de nuevo a Becky, hasta que me cansé de buscarla y decidí irme, pero por un momento pensé, me estoy volviendo loca?, había posibilidades de que lo que viera fuera falso, pero también que fuera real.

~
Este es el primer capítulo, y espero que no los haya decepcionado jajs.

Nos leemos pronto! Chao!

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