Verdades- capítulo 1

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Mi cama está fría y lleva así un poco más de tres años, vagamente recuerdo como era el calor que me transmitía y lo echo de menos, pero ahora mismo los únicos que me dan calor son los fuegos que tengo dentro, ya los tengo acostumbrados a mantenerme caliente.
Echo de menos mi cama, mi manta y mis brazos, que bonito era sentirse abrazada por mí misma.
Tengo que levantarme, se me va a hacer tarde y la pesada de Carlota no llegará tarde a su cita diaria conmigo, nunca lo hace y antes de que me despierte a voces la recibo yo a ella con gritos. No va a tardar en tocar el timbre, ¡dios! La conozco como si yo misma la hubiera parido. (Tocan el timbre) ¿ qué dije?

       -Que raro tú siendo puntual
        -cállate que te alegre la mañana pequeña marmota
        -de aquí a que tú me alegres los días todavía te quedan años
         -bueno, vistete ya pesada que Diego nos está esperando en la piscina
           -¡ que se espere!
            -¡ son las 12:00 y todavía no estás ni vestida!
             -¿y qué quieres? Soy una chica muy ocupada
Ya contestarle con ciertos aires de superioridad era normal pero ella sabe que nunca lo hacía a mal, era una forma discreta de decirle todo lo que la quería sin que ni si quiera ella se diera cuenta, era una táctica, sí un tanto estúpida, pero a mi me funcionaba a la perfección, era el aliciente perfecto para que volviera a hacerme reír con sus espantosos gritos.

            -¡deja de gritar ya, pesada!
           -¿me vas a mandar a callar tú a mi?
           -a tí y a los que hagan falta verdulera del demonio
           -¡ pues sal ya! Coño

En verdad estaba tardando más aposta para sacarla de quicio, lo hacía todos los días durante los 6 años que me pegue pegada a ella como una lapa en nuestro vecindario, ( aunque todavía lo sigo estando).
De camino a la piscina junto a la verdulera Diego no para de llamarme y de mandarme mensajes, no se daba cuenta que no respondía por     que no me daba la gana , algunas veces llegaba a ser pesado pero adorable , siempre lo tuvimos como un hermano mayor que no transportaba nuestra misma sangre pero si nuestras mismas creencias, y que bonito es compartir momentos con la familia elegida, solo pienso en que no quiero separarme de ellos nunca, y esto solo es un día normal un día en el que nos adorábamos cuan lobo adora a la luna cuando esta llena, llena me sentía yo ahogada y estampada contra el suelo de la piscina entre los gritos de Carlota y las estupideces de Diego, todavía nos queda mucho por vivir ese eterno verano, que más que eterno fue efímero físicamente hablado pero permanente en mi retina.
Sólo recuerdo momentos concretos a leves esfuerzos con una banda sonora de fondo que me hace rescordarlos con más amor que nunca, ¿ quién me iba a decir que tendría en mis manos los dos tesoros más grandes de este mundo ?
Las horas no cesaban, no paraban y el tiempo cada vez iba más rápido y mientras tanto yo, sólo quería pararlo un poquito más, un pequeño momento para darme cuenta de lo que tenía en la cabeza y no en las manos.
No recuerdo cada instante con ellos pero sí lo que me distanció y Carlota sólo me lo recuerda una y otra vez, sin darse cuenta de que sus preguntas eran como alcohol y limón para mi herida. Aunque me moría de ganas por soltárselo y callarle la boca y que ella me callára a mi los miedos por un instante, ¡joder! Pero no es fácil, no es fácil sentarse al borde de la piscina con ellos y destruirles una parte de vida sin necesidad , sólo tengo que ser fuerte, o eso me repito constantemente para no hundirlos en la miseria con mi merda. Debía dejar que el día transcurriera como otro normal, llevaba haciéndolo todo el verano, podía aguantarme con el pico cerrado un poco más o eso creía yo mientras masticaba mis demonios para no escupirlos en aquellas hamacas demolidas por los años que han pasado con nosotros.

Son las 19:00 de la tarde y yo, yo estoy sentada en el piso de la piscina tapada con una toalla esperando a que Carlota y Diego salgan para darles la suya, que pesados son los dos, aveces me gustaría tirarles la toalla a la cara y largarme a mi casa para que se dieran prisa pero son tan especiales que ni hasta mi casa me seguirían, se largarían a sus casas y hasta nuevo aviso no saldrían, aunque nunca faltaban por la noche, bonitas madrugadas pasé con ellos sentados en aquel trozo demolido de plástico, todas las noches se repetía el mismo tema de conversación, recordar viejos tiempos con la mirada pérdida puesta en el azul del agua de la piscina y riéndonos a carcajada limpia por querer darle marcha atrás al tiempo y volver a encontrarnos como completos desconocidos sólo para volver a vivir todo lo que vivímos juntos.
Ya por fin me largo a la ducha y ¡dios! Ya me está sabiendo el agua caliente desde aquí, después de pegarme todo el día metida en agua fría se agradece un poco de calor para estabilizar el cuerpo.
La ducha, mi lugar de reflexión al que Carlota entraba ya hasta sin pedir permiso todos los días, como era ella la que menos tardaba en ducharse venía a la mía a volverme loca de nuevo con sus típicos gritos acompañados de carcajadas recordando las cosas sublimes que habíamos vivido ese día, y en verdad gracias a eso fuí construyendo un pequeño diario en mi cabeza que me recordaba a diario la de aventuras que pasaba a su lado, recuerdo , y que bonito recuerdo, que nos llamaban los inseparables, no nos despegabamos ni para comer, literalmente ni para comer, lo que hacía uno lo hacían todos y lo que le pasaba a uno le pasaban todos. Yo sé y seguiré sabiendo que yo estoy aquí hoy por ellos y les doy las gracias por ser personas impresionantes.
Ahora mismo solo estoy sintiendo el agua del chorro a toda presión en el centro de mi cabeza con mi canción favorita de fondo y mi sensación de ser una cantate famosa en medio de un concierto lleno de gente aclamándo mi nombre, que bien me oía desde dentro y que feo se me escuchaba desde fuera, despertaba a toda la calle con mis gritos a toda potencia en medio de la noche, pero Carlota como siempre y siempre es siempre no tarda en venir a estropearme el pedazo de concierto que me estaba pegando, de repente escucho mi nombre de una voz a gritos que no era proveniente de mi cabeza sino de la parte de fuera de mi casa con ansias de que le abriéra la puerta.

               -¡Racheeeeeeeeeeel!
               -¡ te tengo dicho que la puerta está abierta pesada!

No era de extrañar escuchar a dos locas en mitad de la noche gritando, teníamos a todos los vecinos más que acostumbrados y rara noche no se nos escuchaba hablar en alto.
Que locas estábamos y que locas estamos, pero ¿qué vas a esperar de dos niñas ? Apenas yo tenía 14 años recién cumplidos y ella le faltaba por cumlplir los 16, y con tan temprana edad ya sabíamos lo que era mantener a una persona en tu vida mas que a tu propia vida misma.
No tardo en salir de la ducha no sea que a Diego le entre la vena de ducharse rápido hoy y empieze de pesado como hace siempre para meterme el doble de prisa que me metía Carlota, la confianza llegaba a tal punto que ni siquiera vestirme tenía importancia por que sabía que me pusiése lo que me pusiése ellos nunca me iban a juzgar en vano, así que escojo lo primero que tengo a mano con rapidéz, unos pantalones cortos un poco más arriba de la rodilla, una blusa básica blanca de tiras y mis fabulosas sandálias de la piscina y iba mas cómoda que nadie, ¿ para qué prepararme más si me esperaba una noche común con ellos entre tantas? Para no variar hacemos el mismo recorrido de siempre con una pequeña parada en casa de Diego para que cogiera el móvil, al despistado se le había quedado en casa, seguimos recorriendo las calles hasta llegar a nuestro preciado trozo de plástico y para no variar aún más volvemos a sacar el mismo tema de conversación , ya era algo repetitivo y nos estaba aburriendo, propuse sacar las cartas y echar una partida para hacer tiempo en lo que llegaba Alex.
Alex era como otro de la familia pero más bien como un primo lejano del que solo sabes cuando tiene ganas de aparecer, él era más tardón que yo y ya esperarlo era más que costumbre, tardaba para hacer cualquier cosa , pedirle que te trajera o te acercára algo era como pedirle que te lo fabricára, era exactamente lo mismo por que empeñaba el mismo tiempo para ambas cosas aunque alfinal siempre llegaba, tarde, pero llegaba.
Llegaba con sus innumerables historias de chicas con las que ha estado y con las innumerables historias que quería hacer en adelante con muchas más chicas nuevas, era un mujeriego, en todo su esplendor, hasta él lo decía, le gustaba más una chica joven y mona que comer, y mira que eso era difícil, Alex miraba con amor a la comida pero si se le cruzaban un par de piernas bonitas y una cara adorable ahí estaba él haciendo su habitual proceso de enamoramiento, siempre hacía la misma táctica, Carlota, Diego y yo ya nos sabíamos hasta los diálogos que soltaba para llevarse a una chica. Empezaba con las típicas miraditas estúpidas del principio, después se colocaba la camisa, se ajustaba el pantalón, se peinaba el pelo y se ponía listo para la acción, parecía un perro pero con celo, se explayaba y se mostraba como un mono de feria sin acercarse a ella provocándola a mirar, cuando conseguía la mirada permanente de esta se acercaba con chulería y le soltaba cualquier patujada que le saliera en el momento, se las llevaba a todas pero a mi me llega a soltar alguna de las suyas en algún momento y yo le hubiera pegado un cachetón por espabilado, pero ellas no, ellas eran las que iban y se quedaban detrás , que tontas o que poco se quieren.
Bueno yo no estoy para hablar de cuánto se querían esas chicas, pues yo no soy un gran ejemplo a seguir.

Entre mil piernas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora