¿Reglas? ¿Qué es eso?

Capítulo 1

—¡Melody Mackencie Williams Johnson!—gritó mi madre hecha una furia entrando en mi habitación—.Son las dos de la tarde. ¿Me puedes decir que carajo haces aún en la cama?—me preguntó con los brazos cruzados y arqueando una ceja.

—¡Mamá! ¡No hagas eso, sabes que yo no soy capaz de hacerlo!—dije indignándome.

—¿El que?—me dijo riéndose—.¿Esto?—y volvió a arquear la ceja burlándose de mi.

—¡Sí!—dije levantando los brazos.

—Bueno, señorita, no me cambies de tema, levanta tu culo gordo de la cama y empieza a recoger la habitación metiendo lo que quieras llevar a Barcelona en las cajas que están en el pasillo—me dijo de forma autoritaria.

—Okay, okay—dije levantándome torpemente de la cama, cosa que no dio resultado, ya que, mis pies se enredaron en la sábana y me caí de morros contra el suelo.

—Hija, como se nota que has heredado la torpeza de tu padre y de tu hermano—dijo dando unas fuertes carcajadas y encorvándose por el ataque de risa.

—Que si, que si, anda, vete a hacer tus cosas y deja de reírte, ¡menuda madre!—dije levantándome del suelo.

Mi madre se fue riendo hacia la cocina. Me acerqué al armario y pillé algo de ropa vieja para hacer limpieza y empaquetar todo para la mudanza como me había dicho mi madre hace un momento. Me metí en el baño de mi habitación y me di una ducha rápida. Al acabar, me sequé el cuerpo y el pelo y me vestí. No baje a desayunar, era del género tonto, ya iba a ser la hora de comer.

Bueno, aún no me he presentado, me llamo Melody Mackencie Williams Johnson pero todo el mundo me llama Mel. Tengo los ojos azules verdosos, no sé, son raros y el pelo castaño, soy de estatura media 1'65 o así y normalita, ni muy delgada ni muy gorda. Vivo en Madrid desde que tengo 3 años, pero nací en Galicia, una pequeña comunidad autónoma de España. Tengo 17 años. Mis padres son de Los Ángeles (California) de ahí mis apellidos americanos. Mi madre se llama Katherine y mi padre Jack. Tengo un hermano que me lleva 3 años, es decir, tiene 20, él está estudiando en Nueva York la carrera de derecho. No tengo muchos amigos, pero tampoco me hacen falta, como dice mi padre, amigos se cuentan con los dedos de una mano. La única a la que puedo considerar amiga se llama Amanda y tiene mi edad, vamos en el mismo instituto y estamos cursando el segundo año de bachiller.

Ya había acabado parte de la habitación, solo me faltaba meter la ropa en cajas, del mobiliario se ocupaban los chicos de la mudanza.

—¡Mel, baja a comer que la comida ya está lista!—gritó mi padres desde la cocina.

—¡Ya voy!—dije con una sonrisa en la cara.

Cuando llegué a la cocina había de comer mi plato favorito ¡LASAÑA! Ya parezco Garfield...

Una semana más tarde...

Ya estaba todo listo, hoy era el día, hoy dejaría este infierno de ciudad a un lado y me iría a vivir a Barcelona por el traslado de mi madre.

Baje las maletas para introducirlas en el maletero del coche. Fuera estaba Amanda, me acerqué a ella y le di un fuerte abrazo donde se me saltaron unas cuantas lágrimas.

—Vendré a visitarte en Navidad, además puedes venir a pasar las vacaciones de verano a Barcelona—le dije en un intento de subirle los ánimos.

—Pero aún queda mucho...—dijo poniendo una expresión triste.

—Mmm... A ver, estamos en octubre... Noviembre y diciembre, dos meses, tenemos que tener paciencia...—le dije con una sonrisa.

Mis padres estaban ordenando el maletero para que cogieran bien todas las maletas, cerraron éste y se acercaron a darle un abrazo a Amanda. Para ellos, Amanda era como una sobrina.

—Querida, nos veremos en unos meses, estudia mucho, sino no te traeremos nada de regalo de Navidad, eh—le dijo mi madre a Amanda con humor para que riéramos todos un poco.

—Eso, eso, y prohibido estar con chicos, sino tendré que sacar la escopeta a paseo, Mel ya está advertida jajaja—dijo mi padre y los cuatro nos reímos.

—Bueno, creo que ya es la hora, sino en el camino se nos va a hacer de noche—dije triste.

Nos dimos un abrazo familiar los cuatro y nos metimos en el coche dejando a Amanda en la acera con una sonrisa triste.

—¡Llámame cuando llegues!—me gritó Amanda mientras alzaba el brazo diciéndonos adiós.

Llevábamos ya dos horas de viaje y aún quedaban cuatro más para llegar a nuestro destino.

¿Alguna vez pensasteis en el significado de la palabra ADOLESCENCIA? ¿Si? ¿No? Pues yo lo estaba haciendo. No me gusta esta etapa, periodo o como queráis llamarle. Nos sacan todas las ventajas de la infancia y... No nos dan ninguna de los adultos.

La adolescencia la pintan toda de color rosa y con mariposas y es más de color negro y con murciélagos.

Dicen que es el periodo más bonito de la vida, donde encuentras a tu primer amor, el instituto, el primer beso, los amigos... Para mí, nada es así, pienso que el periodo más bonito de la vida es la infancia, donde vives dentro de tu burbuja de fantasía, no tienes preocupaciones... Yo, con 17 años, aún no he tenido mi primer amor, el instituto es un infierno, mi primer beso... Mejor ni mencionarlo, los amigos... ¿Qué amigos? Tengo a Amanda y no necesito a ninguno más, será a la única que eche de menos.

El resto del viaje me lo pasé leyendo y durmiendo.

—Mel... Mel...—escuché que me llamaban y noté que me estaban zarandeando lentamente.

—Mmm...-me quejé, estaba muy cansada.

—Anda, levanta dormilona, que ya hemos llegado—dijo mi madre en tono normal.

Abrí un ojo y lentamente abrí el otro. Bajé del coche y me planté en la acera, enfrente de mi había una casa de piedra de una planta, con un pequeño jardín el la entrada y con un porche en el cual había dos bancos.

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—Madre-mía—dije con la boca abierta.

—Es bonita, ¿a qué si?—me dijo mi madre con una sonrisa.

Bueno, ya estoy aquí, supongo que es hora de empezar un nuevo capítulo en mi vida y dejar el pasado a un lado...

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Hola chipirones, aquí os dejo el primer capítulo (inserten aplausos por favor). Os pido que me digáis que os parece y como os dije en la anterior nota, os pido que me digáis si hay faltas de ortografía, muchos besos a tod@s <3. María.

P.D: En multimedia está Melody.