Alicias Alicias

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La cabeza me dolía, mucho mucho, como cuando papá me golpeaba al hacer una trastada. Había poca luz, no estaba encendida la lamparita pequeña como siempre me la deja mamá. Esto si que era raro, era una de las pocas cosas por las que había visto a mamá hablar con papá a la cara. Por eso la quiero tanto, si no fuera por ella tendría que dormir siempre en la oscuridad, y en la oscuridad viven los monstruos....El dolor no se iba, menudo pesado. Fui a levantarme para decirle a mamá que si podía darme uno de sus caramelos para dormir cuando vi que tenia la ropa empapada, es más ¡ni siquiera era su ropa de dormir! Era ese conjunto tan feo que mamá me obligaba a llevar al colegio siempre. ¿Por que llevaba esa ropa? ¿Y porque estaba tumbada en el suelo húmedo? Me levanté con la cabeza dándome vueltas y me cai de culo, maldito dolor de cabeza, lo máximo que hacían los golpes de papá era que le salieran a una unas manchas moradas que dolían a veces. Ese dolor me martilleaba la cabeza y hacia que todo me diera vueltas. Lo mejor seria tumbarme a dormir, dormir....

-¡1 2 y 3 hola otra vez! 

Parpadeé asustada, no conocía esa voz. En la oscuridad de delante se había abierto una linea de luz por la que se podía ver una oreja blanca.

-¿Ya estas despierta pequeña?las

Era un voz rara, como la del heladero que siempre estaba contento. Aunque no le veia la cara seguro que estaba sonriendo, alguien que tiene una voz tan alegre no puede sr malo pensé, ahora encenderá la luz y me llevará a casa con mamá.

-Veo que si - ahí profirió una risa rara, como las de los dibujos animados, muy chillona. Ese sonido hizo que un par de lagrimas asomaran en mis ojos, daba miedo. Me hizo desear que papá estuviera allí. Seguro que como el es grande y fuerte puede protegerme de esa risa - ¿tienes hambre?

(-¿Esa fue la primera vez que le hizo una pregunta?

-Que yo recuerde si, su tercera frase siempre era una pregunta. Supongo que le gustaba tener una rutina con sus....amigas

-Bien, no fuerce los recuerdos, prosiga por favor.)

En aquella ocasión yo no lo sabia, pero ese saludo tan tan odioso, acabaria siendo a lo único a lo que pude aferrarse mi cordura ¡1 2 y 3 hola otra vez! Siempre igual, una y otra vez.

Tenia la lengua pastosa, pero conseguí decir un "si" muy bajito. El señor de la puerta rió y se abrió otra rendija de luz esta vez a ras de suelo. Con un ruido metálico una bandeja de metal se deslizó hacia mi, estaba llena de golosinas y pastelitos dulces. E cualquier otra ocasión me los habría comido todos pero con la lengua tan pastosa....

-A...a..agua? - conseguí articular al final esa dichosa palabra.

-Lo siento pequeña pero la vida no siempre nos da lo que queremos, hasta mañana pequeña campeona.

La franja de luz desapareció y me dejó allí sola, con los dulces, la sed, y aquel maldito saludo que aun rebotaba en mi pequeña cabeza, ¡1 2 y 3 hola otra vez! Me eché a llorar sin poder contenerme, ni siquiera podia beber agua, ni ver a mamá ni a papá. Incluso daria un beso a papá si estuviera ahi para ayudarla. Me habria gustado tanto tener a mamá cantandome una nana... O al menos su voz tranquilizandome con un cuento, " Alicia, este es un cuento sobre una niña que se llamaba como tu, solo que tenia un pelo del color del sol y una curiosidad insaciable. Era se una vez...."


~Fin del comienzo

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⏰ Última actualización: Apr 08, 2016 ⏰

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 El sabor de la oscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora