Era un día nublado en el Instituto cuando desperté. No necesitaba mirar por la ventana, cas todos eras así; fui al baño de mi habitación y abrí la ducha, dándome un muy reconfortante baño caliente, salí de allí en toalla y, luego de ponerme ropa ingerior, abrí el armario, optando por unas leggins de cuero negro, una camisa térmica del mismo color y botas altas de tacón aguja; luego de vestirme, fui al espejo y arregle mis rizos y coloque delineador y rimel sobre mis ojos y un suave color rosa en mis labios.
Mire el reflejo que el espejo me devolvía y decidí que era aceptable, tome una chaqueta de cuero y mi estela antes de salir de la habitación y dirigirme al ala de los chicos a buscar a mi parabatai.
Lo siento, que mala educación de mi parte no presentarme como es debido. Me llamo Katherina Ivanov, tengo 20 años y soy de Rumania, aunque me trasladaron aquí. Mis padres murieron cuando era pequeña y bueno, para mis abuelos criar a un pequeño diablillo como yo no fue fácil, por lo que a mis 13 años me enviaron aquí; no puedo decir que los culpe en realidad, era difícil de soportar cuando estaba de buenas, ni hablar cuando estaba de malas. En fin, esa es mi triste vida personal, pero no me tengan lástima. Odio la compasión de otros, ame au mis padres, y sufrí cuando ellos se fueron, por lo que cree una coraza alrededor de mis sentimientos y emociones, no los dejaba ver a menos que sea jodidamente necesario.
Al llegar al ala de los chicos, golpee la puerta 202, la cual abrió un muy recién duchado Louis en toalla. Me miró bizqueando.-Ivanov?- pregunto con voz pastosa.
-La misma nene- le respondí sonriendo y entrando a su habitación.Cerró la puerta y miró la hora en su reloj.
-Son las maldita seis de la mañana- me miró exasperado-, ¿Qué demonios haces tú despierta a esta hora ñiña?
Fingi considerarlo un momento.
-No tenía nada mejor que hacer que venir a corromper tu sana mente con mis obsenos entrenamientos en el frío invernal Ruso- le respondí como persona madura-, y tenía ganas de molestar tu existencia- le respondí sonriendo.
El sacudió la cabeza y correspondió mi sonrisa, se acercó y depósito un suave beso en mi frente, acto seguido, fue a su armario y se quitó la toalla, a lo cual no pude no mirar.
-¿Sabes que es una pena que seas gay verdad?- le digo recostandome en su cama de costado.
-Me lo dicen seguido- respondió riendo.Sonreí a mi vez y lo mire vestirse, cuando terminó, yo ya lo estaba esperando en la puerta. Salimos ambos tomados de la mano hacia el comedor, en busca de un desayuno temprano para luego ir a entrenar.
Mi historia con Louis no fue nada anormal. Lo conocí cuando llegue aquí, me derribo en peleas varias veces, y dos años años después, le pedí que fuera mi parabatai; éramos uña y carne antes de eso y lo seguimos siendo después de la ceremonia, no imagino mi vida en el Instituto sin el ojiverde. Fue una semana antes de cumplir los 18 que me confesó que era gay, no fue la gran cosa para mi, y debo admitir que tampoco lo fue para la Cónsul Penhallow, es más lo acepto de buen grado podría decirse. En fin, esa es la historia de mi amistad con Trueblood.
Llegamos al comedor y, como era de esperarse, este estaba vacío; la cocinera nos vio a ambos y sonrió.-¿Desayuno express para entrenar?
Sonreí con ella, esta mujer era como una madre para mi.
-Cómo siempre Mimi.- se le subieron los colores a las mejillas, sonrió tímida y fue a la cocina, para volver luego con dos bandejas con una taza de café, un cuenco de cereal, y zumo de naranja, además de una fruta para cada uno.-Gracias- le dije con una sonrisa y depositando un beso en su mejilla al tomar al ambas bandejas.
Louis también le dio un beso y la apretujo en un abrazo, acto seguido, cada uno con su respectiva bandeja, nos sentamos uno frente al otro en una mesa y desayunamos en silencio; estuvimos así... alrededor de una media hora, le devolvimos las bandejas a Mimi y nos dirigimos a la sala de entrenamiento.
Al entrar, cada uno fue por su lado, Louis se puso a practicar con el arco y la ballesta, y yo tome los cuchillos, todos decían que era una lanzadora excepcional; luego de estar una hora practicando lanzamiento de cuchillos y de casi destrozar un maniquí, Louis llamó mi atención con una flecha en la frente del muñeco.
Volteé un tanto agitada.-¿Pelea cuerpo a cuerpo?- pregunto sonriendo.
No le respondí. Sonreí con el, tome un cuchillo serafin y ambos nos pusimos en posición de ataque. Louis fue el primero en dar el golpe, el cual esquive dando un giro y le aseste una patada en la parte trasera de la rodilla, mandandolo directo al suelo; el me regaló su sonrisa salvaje a la par de que sus ojos se encendieron, y supe que ya no era un juego.
Pasamos varias horas así, peleando como si estuviéramos en plena batalla, nos detuvimos al escuchar el timbre para la primera hora de clases. Ambos nos miramos, tiramos los cuchillos y corrimos como vampiros hacia nuestras respectivas habitaciones; me quite la ropa y me di una ducha rápida, tome un pantalón negro y una blusa roja sin mangas, la cual dejaba las runas que adornaban mi pálida piel al descubierto, me hice una coleta y salí pitando de allí, Louis me alcanzo, me lanzo mi mochila y ambos entramos al aula de Demonologia justo antes que el profesor. Algunos se reían, pero no les dábamos importancia.
Así transcurrió el resto del día, entre clases, almuerzo, más clases y luego un poco de billar con los muchachos a la salida de clases. Llegue agotada a mi habitación, ni siquiera me moleste en sacar las carpetas de la mochila.
Me desplome en la cama y me dormí al instante, deseando que la monotonía del Instituto se terminará algún día.

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Fallen In Darkness
FanficEra muy temprano de mañana en las afueras del Instituto de Moscú, en Rusia; la temperatura rozaba el grado bajo cero, y solo una loca como yo podría pretender cazar algo con este clima. Divisé un ciervo desde la rama más alta de un pino, tense el a...