- ¿Y nada más?
Negué con la cabeza, Lodo solía ser muy curiosa ciertas veces, pero aun así es mi mejor amiga.
Entramos al salón y nos sentamos mientras le platicaba cada detalle de la cita con Facundo. Podía ver cuánto se emocionaba cada vez que seguía, lo cual me pareció extraño pero lo deje y continúe. Lodovica giro su mirada al escuchar el ruido de unos tacones, ambas suspiramos fastidiadas, eran ellas.
Jane y Mercedes nos miraban con desdén mientras Martina sonreía, o más bien fingía sonreír.
- Tú, italiana, retírate. –sentí un escalofrío correr dentro de mí, estaban locas si creían que iba a estar en la misma habitación que ellas...sola... ¡No! Definitivamente no, ni en un millón de años.
- ¿Para qué?
- Eso no te incumbe, ya vete, estorbas.
- Lástima, pero no.
- ¡Lárgate!
- Estaré bien, Lodo – ella me miro antes de suspirar.
- Bien...pero si le hacen algo, se la verán conmigo.
- Como sea...
- ¿Qué es lo que quieren? –solté preocupada después del incómodo silencio, como si fuese suficiente que ellas estuviesen aquí.
- Oh, nada solo te queremos proponer algo –contesto Martina.
- ¿A mí? – me señale.
- Facundo es tu...novio ¿verdad? – asentí ante sus miradas de desaprobación.
- Aún no sé como Facundo se fijó en ti. -recibió un codazo de parte de Jane.
- Lo que quiere decir mi querida amiga Mercedes, es que como fue que se fijó en una chica tan adorable y bonita como tú ¿No es cierto, chicas? – ellas asintieron mientras sonreían.
- ¿En...enserio creen eso? –respondí con una sonrisa tímida.
- Por supuesto, y es por eso que queremos que te juntes con nosotras.
- ¿Yo? ¿Con ustedes? - ¡Qué se pare el mundo! De seguro estoy soñando.
- Claro...habrá que cambiar ciertas cosas – hablo la rubia observando mi atuendo ¿Hay algo de malo con los jeans hoy en día? Antes de que pudiese oponerme ellas me arrastraron por los pasillos, Lodovica quién esperaba a unos metros del salón junto a Ruggero me miro atónita, ni pude responderle.
Se detuvieron en el casillero de Jane, Martina la fulmino con la mirada. Ella rendida, lo abrió y saco una bolsa y me lo extendió. ¿A mí? ¿Me iba a dar eso a mí? ¿Dónde está la cámara escondida?
- ¿Qué esperas? tómalo es tuyo –Lo acepte dudosa, y de nuevo la carrera. Me empujaron hasta llegar al baño y técnicamente me obligaron a cambiarme.
Entre en una de las taquillas y me puse la ropa que me habían dado, ni siquiera me había dignado a ver cómo era, guarde mi ropa en la bolsa que me dieron y salí de la taquilla.
Al encontrarme cara a cara conmigo misma en el espejo quede atónita, la bolsa termino en el piso, lentamente me acerqué más a él, mientras tocaba mi rostro. ¿Esta era yo ahora? ¿Era necesario juntarme con ellas? ¿Era lo que yo quería?Ni el mismísimo Facundo me reconocería. No quería ser como ellas, en definitiva no. Pero, ellas habían sido tan amables conmigo que...- suspire.- no lo sé. Quién diría que aceptar ese ''regalo'' sería el principio de un sinfín de desgracias.
~*~
Las horas pasaron y mi tortura seguía. Todo era tan distinto, nuevo. Ellas solo tenían que chasquear los dedos para conseguir lo que querían, a penas caminabas unos pasos y ya recibías piropos. Si algo no salía como ellas querían pagarías las consecuencias. El enemigo de una, era el enemigo de todas. Me sentía bastante incómoda, yo no pertenecía a este mundo, lo mío era pasar desapercibida antes las miradas de los que me miran ahora, amo mi vida tal y como es. Solo soy la chica común y corriente, que claro es la novia del capitán de fútbol y el más...popular.
- Chicos, váyanse –ordeno Martina. Ellos obedecieron, y nos dejaron solas.
- Disculpen...pero creo que es mejor que me valla – me pare con mi bandeja pero Martina me detuvo.
- ¡No! Mira yo sé que no... ¡Hazlo por Facundo! – eso me detuvo en seco, en sí había ignorado a Martina. Me viré lentamente y me acerque a ellas.
- ¿A qué te refieres? – ¿Facundo? ¿Él que tiene que ver con esto? - ¿Él te pidió esto?
- No...por supuesto que no.
- ¿Entonces? ¿Por qué dices eso?
- Mira...él es popular, el capitán de fútbol y tú...
- ¿la chica invisible? –la interrumpí con el ceño fruncido.
- Exacto... ¿A caso no quieres ser lo suficientemente buena para él? Digo, si tú eres popular, serían la pareja perfecta. Alba, tú sabes cómo son las cosas, populares con populares...así que si realmente lo quieres...deberías hacerlo. – se cruzó de brazos, esperando mi respuesta. Tenía razón...no soy la chica para Facundo. Él es guapo, popular y yo...nadie –suspire.- ¿Y si Facundo se aburre de mí? ¿A caso sentirá vergüenza de mí? Ellas tienen razón no soy nadie. Miles de chicas andan tras él, y son muchísimo más hermosas que yo. En cualquier momento el me botará por alguna de ellas, pero que estúpida. Ellas tienen razón...debo ser la mejor...solo quiero ser la mejor novia para Facundo. Él es mi primer amor y mi primer novio, él lo sabe y no quiero decepcionarlo.
Me quede callada por unos minutos no sabía qué hacer, divague algunos segundos en mi mente. Suspire pesadamente.
- Bien, ustedes ganan... –murmure no muy convencida, tenía un mal presentimiento. Había algo de que lo que estaba segura, esto no iba terminar bien. Las sonrisas de esas tres me causo un escalofrío.
- Recuerda, lo que más importa es lo que piensen de ti - las palabras de Martina, me dejaron con una sensación extraña, quizás tenga razón...
Solo espero no estar cometiendo un error.
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True love ?
Non-Fiction-Lo que más importa es lo que piensen de ti. -Si pudiera recuperarte jamás te dejaría ir. -Mirar al pasado es una tortura. No todo es de color rosa.