meet again; larry

surprises

Louis regresa con dos tazas de café en su mano. Una es negra con detalles en blanco, y la otra es azul oscuro y en letras grandes se puede leer claramente "El mejor papá" frase que es acompañada por un gran corazón. Corazón; eso es exactamente lo que Harry siente romperse en ese momento. Sus expresiones decaen y esa pequeña esperanza que mantenía dentro suyo se disipa rápidamente.

—Así que...— juega con sus manos, nervioso— ¿"El mejor papá del mundo"?

Frunce su boca cuando ve como la de Louis se curva hacia arriba y las tiernas arrugitas debajo de sus ojos aparecen, mientras estos brillan, más azules que nunca.

—Oh, sí— ríe—, eso creo, en realidad—mueve su nariz, balbuceando un poco—. Tengo un hijo, se llama Dylan. El mes que viene cumplirá dos años. Es un niño hermoso.

Harry mira sus manos, no tiene la fuerza interior para ver a Louis a la cara, por lo que sus palabras se oyen algo torpes cuando pregunta:

—Y la madre, ustedes... ¿están juntos?—su voz es como la de un perrito indefenso, y las lágrimas luchan por salir alborotadas de sus ojos, pero él las ahuyenta, limpiándolas con sus dedos disimuladamente.

—Sí, hace cuatro años estamos casados—muestra el índice de su mano, señalando el anillo de oro que lleva— ¿Recuerdas a Eleanor?— el rizado asiente—, bien, es ella.

Harry gira un anillo en su dedo, aún con la mirada baja. Pasa una mano por su largo cabello, sacándolo de su rostro algo pálido.

Louis toma la taza negra y se la acerca al rizado generosamente. Éste lo observa un segundo y sonríe en forma de agradecimiento. Sus ojos verdes se dirigen al color marrón de su café y, acercándolo a sus carnosos labios, aspira su aroma. Eso, en compañía del hombre de ojos azules, le recuerda a los viejos tiempos. Cuando sólo había amor, y el futuro de una vida siempre era acompañado por la presencia del otro.

Louis hace un ruido con su garganta y el menor capta rápido que le está llamando la atención. Ambos se miran a los ojos y Louis dice:

—Y tú... ¿has podido reconstruir tu vida?

Esas palabras juntas parecen la espina de una rosa encerrada entre signos de pregunta.

Harry frunce su ceño, pensativo. Recuerda que dejar a Louis fue por su bien, él creía nunca llegar a ser suficiente para el castaño.
Pero no puede mentir, nunca lo ha superado. Traga todo esos momentos de dolor que recuerda, tratando que el nudo en la garganta baje, y sonríe levemente, asintiendo.

—Sí.