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Harry se odia a sí mismo por lo que le ha hecho al castaño. En cada movimiento de su espalda subiendo y bajando incontrolablemente se nota que está roto. Pero el detonante que hace su corazón estrujarse es cuando esos hermosos ojos azules, ahora algo rojos por el llanto, lo miran, y su mirada no transmite nada; es como mirar un cuerpo sin alma a los ojos. Neutros, sin emoción, sin brillo alguno.  

Se acerca al sofá y toca el hombro del chico enfrente suyo, pero éste lo aleja con un movimiento de mano. Se levanta rápido, mientras camina por la habitación, sus pies haciendo tal vez demasiado ruido contra el piso de madera.

—Tuviste tanto tiempo para pedir perdón—sus manos vuelan en el aire, como sus palabras con olor a menta y café— ¡Tanto tiempo!—sus brazos golpean el pecho del más alto con odio, pero sin fuerza alguna—, no puedes aparecer en mi vida cuando estoy mejorando... no tienes derecho—su voz suena rota, y su rostro fruncido no hace más que lograr que el rizado se sienta una mierda.

—Tengo una esposa y estoy bien, tengo un hijo que sólo mejora las cosas, tengo un trabajo estable y una casa grande, no puedes hacer esto ahora, aparecer como si nada, darme explicaciones que no pedí y...

—Te sigo amando— interrumpe Harry, tomándolo del brazo, cortando la voz del mayor.
Éste lo mira, sus ojos lucen gigantes en su cara, su guardia cae, su boca se mueve para hablar, pero las palabras no están dispuestas a salir. Tartamuedea algo sin coherencia alguna y toma el brazo del ojiverde. Sus ojos esmeralda destellan durante un instante, momento que Louis sabe que guardará para siempre en su memoria, por eso lamenta verlos apagarse cuando lo mira firme y dice:

—Yo ya no, Harry.

meet again; larryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora