Sorpresa del destino -Yongguk-

Capitulo 2

CAPITULO 2

-Mikomato!, Que estás haciendo!?.

-Jugando papi...

-Te he dicho que no salgas a perder el tiempo con estos estúpidos juegos, y no me llames así, sabes que me debes de llamar General... -me tomo fuertemente del brazo, provocando que tirara todos esos pequeños juguetes que aquel niño de grande sonrisa me había prestado, y me llevo a tirones a la casa, para después darme una reprimenda y castigarme por desobedecer a mi superior... a los tres años no podía salir, no podía jugar y mucho menos divertirme, eso estaba prohibido.

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El silencio en los pasillos del instituto por las mañanas es muy estimulante, respirar un fresco aire, escuchar el sonido del viento golpear en las ventanas, y escuchar mis pies golpear el suelo al caminar, mientras me dirijo hacia la biblioteca, decidí ir temprano e investigar sobre el planeta Tlixch, pero desafortunadamente no encontré nada, ningún reporte, investigación, informe o escrito... nada... necesitaba esa información, no dejaría que el estúpido de Gakomato tuviera razón, y menos que Shishimato me ganara, eso sería inaceptable.

Pero principalmente necesitaba encontrar a alguien que me proporcione esa información, claro era muy probable que se encontrara en la oficina de Gakomato o en manos de Shishimato.

-Piensa Mikomato, si vas con Gakomato y se entera que entraste a su oficina, te puede expulsar y el General, apuesto que él me daría una fuerte reprimenda... pero si le robas la información a Shishimato, no pasaría nada... es idiota, puedo llegar a seducirlo y quitarle esa información, así como hice con Kekemato, el muy idiota cayo en mi pequeña trampa y funciono, si eso hare, seduciré a Shishimato.

-Me seducirás?- escuche una ronca voz y mis ojos se abrieron, gire y ahí estaba él, alto, delgado, con una penetrante y relajada mirada y esa sonrisa de medio lado que me produce escalofríos.

-Yo no he dicho que te vaya a seducir, no sé de donde sacaste esa loca idea –le dije seria y tranquila, tratando de esconder mi nerviosismo de que me haya escuchado.

-Yo te acabo de escuchar decirlo, además... -poco a poco se comenzó a acercar a mí, con un aire seductor y dominante, hasta acorralarme en el librero detrás de mí, puso una de sus manos en mi costado izquierdo, impidiéndome el paso –me encantaría verte seducirme- mi corazón se aceleraba en cada segundo que transcurría; sus labios se encontraban a escasos centímetros de los míos, mis manos comenzaron a sudar, podía inhalar su fresco y masculino aroma, el mismo que todas las mayokis de la academia mueren por oler, cada vez que las escuchaba me parecía algo completamente estúpido, pero ahora que me encuentro en esta situación se ha convertido en un sentimiento muy diferente, como si mi cuerpo quisiera, no mejor aún, exigiera que él se acercara cada vez más, y por alguna extraña y loca razón mi cuerpo intimo comenzó a doler.

-Toma- saca detrás de él unos papeles, ese era el informe que Gakomato le dio –te lo entrego para que lo leas, no es necesario que me lo des- pero que maldito; ver en su rostro esa estúpida sonrisa me puso furiosa, a mí nadie me ve la cara de estúpida como ese ser inferior a mí lo ha hecho, le arrebate los papeles y me moví con la intensión de alejarme de él, pero no quería mover su brazo, -a dónde vas- maldito...

-Quítate de mí vista, idiota- su mirada se ensombreció un poco pero no me da miedo yo estoy furiosa. Se aleja unos pasos de mí y vuelve a tomar la postura de un soldado.

-Lee el reporte y no me lo devuelvas, ya lo he analizado- me propuse irme pero antes me pare delante de él y le dije.

-No vuelvas a acercarte a mi como lo acabas de hacer, tu eres un ser inferior a mí, y eso lo debes de entender siempre, tu familia es de una baja categoría, yo provengo de los mejores guerreros, no tienes derecho a tutearme o a acercarte a mí, solo me dirigirás la palabra cuando sea de la misión, mientras tanto, aléjate de mí, para mi eres basura y yo no me debo de ensuciar las manos con porquería- me aleje molesta, nadie me debe de tratar de esta manera, sé que se quedó con el rostro ensombrecido, algo que no me interesa en lo más mínimo, es alguien menor a mí, y no debe de tener esas confiancitas, la basura se queda con la basura.