Estando Bolívar en un sitio aislado, sin carne, solo un alma representando su color, yacía aquel simple inmortal de descendencia aristócrata escribiendo infinidades de cartas todos los días. Le escribía a Dios preguntándole como se encontraban las cosas en el mundo de los mortales, que ocurría en La Gran Colombia, que habría sido de sus logros y su pueblo, tenia tanta curiosidad de su patria que preguntaba detalles sobre si de verdad se acuerdan de él como su liberador, también preguntaba sobre su estancia en ese mundo neutro y cuales habían sido sus acciones para no haber entrado al cielo si todo lo que había hecho era pelear por la libertad de los pueblos. En fin, durante tantas cartas sin respuesta, un día se abre una puerta gigante y se asoma Dios con una sonrisa de oreja a oreja y le dice: <<amigo mio! En vista de tantas cartas que he recibido, decidí visitarte personalmente y darte respuesta a todas tus dudas, te preguntaras el porque vine dado que millones de almas la piden a diario y la razón es porque fuiste un tremendo líder, liberaste un pueblo a caballo, nunca te importó quedar en la calle, todo era en pro de la unión del pueblo. Todas esas proezas no las he visto en ningún otro ser humano. Por eso decidí venir y ayudarte>> Bolívar con la boca abierta, deja caer el tallo que usaba como palillo en vida y le responde rápidamente: <<oh señor Dios, de verdad estoy muy agradecido por venir personalmente a responder todas mis inquietudes, de verdad la primera duda que tengo es porque me tienes aquí, ¿que hice yo en mi vida pasada para haber merecido esto?>>