Ana continuó escribiendo en su cuaderno....
... No sé que recordarán los demás de su infancia, pero yo no me acuerdo de mucho. Las fotos que he visto en casa de mi niñez son las que tengo en mi memoria, pero no recuerdo vivencias de aquellas épocas. No sé si entonces me sentía feliz porque no lo recuerdo. Solo tengo en mi memoria algunos momentos en los que me sentí mal. Mi madre era muy importante en mi vida y estaba obsesionada por que me faltara. Un día vino a visitarnos una amiga de mi madre que charlaba mucho y pasó la tarde en mi casa. Yo era una niña pequeña y me quedé dormida. Al despertar, estaba sola en casa. Mi madre no estaba por ningún lado. La busqué por toda la casa y no podía encontrarla. Esa situación me provocó una angustia y empecé a llorar pensando en que le había pasado algo. Esperé y esperé. Oía el sonido del ascensor y un halo de esperanza me recorría el cuerpo, pero el ascensor seguía subiendo y no paraba en nuestro piso. Volvía el silencio y la angustia. Por fin, el ascensor paró en nuestro piso y se abrió la puerta de nuestra casa. Mi madre entró y a mi corazón llegó un alivio de felicidad. Ella vio que yo tenía un sofocón tremendo que todavía puedo percibir. Mi madre había bajado a la calle, no recuerdo dónde y yo estaba sola...
Algunas personas que conozco dicen que pasaron una infancia muy feliz. Yo no puedo decir lo mismo porque no tengo esa sensación. Tampoco lo debí pasar mal, de todas maneras.
Yo tenía una hermana mayor y siempre estábamos juntas. Una vez, estábamos jugando en la calle con una pelota y una cuerda gruesa para saltar. Un vecino tenía un local donde hacía sus chapucillas y a mi hermana y a mi nos gustaba mucho ver lo que hacía. Allí nos metimos y dejamos la cuerda y la pelota en la acera fuera del garaje. De repente, salimos fuera y vimos que la pelota había desaparecido y la cuerda la tenía en la mano un señor mayor. Fuimos hacia él y le pregunté al señor: "¿esa cuerda es suya?", el señor dijo que no y yo le dije "es que es mía" y me la devolvió. Subimos a casa corriendo y llorando para decirle a mi madre que se nos había perdido la pelota y ella nos regañó y nos dijo que éramos unas "pavas" y nos habíamos dejado quitar todo. Nos hizo bajar otra vez a la calle para ver si la encontrábamos. Recorrimos las calles cercanas por si acaso alguien la había cogido y la tenía en sus manos, pero no la encontramos nunca mas. Se hizo tarde y decidimos volver a casa. Nos quedamos muy tristes porque aquella pelota era nueva con muchos colorines y nos gustaba mucho.
Mi padre trabajaba muchas horas y no le veíamos mucho. La mayor parte del tiempo estábamos con mi madre o en el colegio. He de decir que, de este modo, nuestra educación dependió mayoritariamente de ella. Nos enseñó a ser unas niñas educadas, limpias y, sobre todo, responsables. Cuando íbamos a alguna casa de visita, nosotras siempre estábamos al lado de mi madre sin movernos. Nos sentábamos en una silla y allí nos quedábamos quietas. En aquella época era costumbre que la dueña de la casa ofreciera una bandeja de pastas a los invitados, pues bien, cuando la señora ponía la bandeja sobre la mesa con ricos dulces, nosotras ni nos movíamos. La señora decía: "Coged niñas, no os de vergüenza". Nosotras mirábamos a mi madre a ver que decía. Y la señora nos decía:"No miréis a vuestra madre, coged un dulce". Cuando mi madre ya asentía con la cabeza indicándonos que podíamos hacerlo, tímidamente cogíamos un dulce. Por supuesto, no elegíamos el dulce que más nos gustaba de la bandeja, a pesar de que la dueña de la casa nos invitaba a coger el que más nos gustara; mi madre nos había enseñado que había que coger el dulce que nos cayera más cerca, y que para comerlo había que poner la otra mano debajo para que no cayeran migas al suelo. Si teníamos sed después de comer el dulce, nosotras nunca pedíamos agua ni nada aunque estuviéramos sedientas. Sin embargo, mis primos eran todo lo contrario. Ellos llegaban a una casa donde les ponían una bandeja con dulces y arrasaban. Cuando te querías dar cuenta ya no había ni una pasta en la bandeja. Éramos los puntos opuestos, como se puede ver.
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Sin sentido
De TodoSe trata de una historia en la que la protagonista vive su vida arrastrada por los acontecimientos y muchas veces sin poder decidir ella misma lo que realmente quiere; sin saber si sus sentimientos son realmente reales o si lo que hace realmente le...