Un dolor agudo en la espalda
sentía yo al escuchar tus palabras.
Cien mil rosas llenas de espinas
Clavadas una a una en mi ira.
Noche fría los árboles hablaban
De secretos que no se contaban
Pajaritos muertos de dolor
Al posarse en una espinada flor
Al parecer no era mentira
Las rosas eran las asesinas.