Capítulo 35

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Christine caminó con cuidado, acercándose a White, que estaba allí parado… como esperando algo. Llegó hasta él y le acarició el hocico. 
—Hola, muchacho —le dijo de manera tierna — ¿Tú eres lo que me estaba esperando?.
White meneó la cabeza y resopló en respuesta. Ella sonrió y entonces divisó la nota que colgaba en el bozal del animal. La tomó sin dudarlo.
Para volver a ver a Liam, tienes que subirte a White y dejar que te lleve… él sabe el camino. Mejor que vayas sola, puedo hacerle algo al ‘papacito de telenovela’ si vienes acompañada… firma, Teddy.
Sonrió y se guardó la nota en el pequeño bolsillo que tenía su vestido de verano. Se había puesto algo cómodo luego de que Liam se había ido a hablar con Evelyn. Y había encontrado entre sus cosas un fresco vestido rosa pálido que en él tenía florcitas de variedades de colores. 
Se subió a White y el corcel blanco comenzó a andar apenas ella se acomodó. Christine se sorprendió un poco, pero lo dejó andar tranquilo. Levantó la cabeza para mirar el cielo. Estaba completamente despejado y las estrellas parecían interminables. Era perfecto. Era una agradable noche de verano. No hacía calor, tampoco frío. No había viento, pero si una suave brisa que casi pasaba desapercibida. 
Entonces White comenzó a andar más rápido y a adentrarse en el bosque. Christine tomó las riendas e intentó detenerlo, pero el caballo no lo hizo. ¿Hacia dónde la estaba llevando? Comenzó a preocuparse. No le gustaba la oscuridad que había en aquel lugar. Y sabía que había un par de animales salvajes por allí. El corazón comenzó a latirle con nervios. Pero entonces recordó la carta… White sabía a dónde la estaba llevando. Solo tenía que confiar en él y en… ¿Teddy el asesino?
Sonrió y negó con la cabeza. Aquello sí que había sido una gran ocurrencia. Romántico, pero a la vez divertido. Conocía una nueva faceta de Liam. Al parecer se le daban bien las ideas… Pensó en las veces que Evelyn pudo haber recibido ese tipo de atenciones. El estomago se le encogió de celos. No, él ya no estaba más con ella. Lo presentía. 
White empezó a andar más rápido y Christine se aferró con él con fuerza. Al parecer se estaban acercando a su destino. El caballo salió de entre los árboles para meterse a lo que ella sin duda llamó: pequeña porción de paraíso. 
Su boca se abrió sin poder creerlo. ¿Cómo era posible que casi se hubiera olvidado de aquel lugar? White se detuvo y ella se bajó. El sonido de la cascada llegó a sus oídos y giró para apreciar el espectáculo que había frente a sus ojos. El pequeño lago estaba completamente iluminado por aquella enorme luna blanca, que parecía estar más cerca de ella de lo normal. Respiró profundamente y el suave olor a agua pura, noche calma y libertad le entró a los pulmones. Cerrando los ojos se dejó llevar por los sonidos de la naturaleza. Había tanta paz allí, se sentía tan bien. Pero entonces recordó que por allí tenía que estar su príncipe. Abrió los ojos de golpe y miró a sus costados, buscándolo. 
—¿Buscas a alguien? —preguntó él. 
Christine se sobresaltó un poco y giró rápidamente para encontrarlo allí. Su corazón había sufrido un gran susto por su causa, pero aun así le sonrió.
—Me asustaste —le comentó. Él sonrió y se encogió de hombros.
—Lo siento, no quise hacerlo —aseguró. 
Christine miró a su alrededor una vez más y luego volvió la vista a él. Se veía tan… hermoso. Y la luz de la luna jugaba con el brillo de sus bellos ojos. Llevaba puestos unos vaqueros desgastados y una de sus siempre camisas sin mangas… los botones llegaban hasta la mitad de su pecho. Dejándole ver un poco de aquella bronceada piel. Quería tocarlo… se mordió la mejilla por dentro de la boca. Tenía que controlarse un poco. 
—¿Estás bien? —Quiso saber ella —Temía por tu vida… ese Teddy parece ser muy malo. 
—Y lo es —asintió Liam poniendo su mejor cara de preocupación. Se le estaba haciendo imposible concentrarse y seguir el juego al pie de la letra. Simplemente porque ella no podía verse más hermosa y encantadora. Solo quería besarla hasta que el dolieran los labios y no pudiera respirar —Está completamente loco. Cree que tú eres suya y me odia porque dice que nos vio… besándonos un par de veces —ella se sonrojó un poco —Yo intenté decirle que no era nada serio… —Christine alzó las cejas —Por ahora… Además creo que está loco, porque de verdad hace mucho tiempo que está esperándote. 
—¿Cómo? —preguntó ella.
Como quitándole importancia a la situación Liam frunció el ceño y dio un paso hacia ella, quedando un poco más cerca. Levantó su mano y acomodó unos mechones de su largo cabello detrás de su oreja. 
—Verás… compré ese oso un año después de que te fuiste. Como pensé que ibas a volver ese verano, creí que iba a gustarte. Pero no volviste así que Teddy estuvo encerrado en un viejo baúl hasta hoy…
Christine sintió una presión en el pecho. Así que ese era el motivo por el cual Teddy estaba completamente loco.
—Lo siento —murmuró.
—No, nonono, mi amor —sonrió él y la tomó del mentón —No te disculpes. Mejor tarde que nunca, ¿verdad?
Ella asintió levemente. Se mordió los labios para no sonreír como una imbécil a causa de que su corazón latía acelerado porque él la llamaba ‘amor’. Sonaba tan bien en sus labios. 
Entonces se alejó de él para caminar a su alrededor y seguir observando aquel maravilloso lugar. Liam se acercó a White y le dio la orden de ir junto a Estrella y Apolo, pero volver por la mañana. El caballo se fue de allí, dejándolos completamente solos. 
Giró para ver en donde estaba su princesa. Y allí estaba, miraba todo como si jamás hubiese visto algo igual. Se le llenó el corazón de amor por ella. Si, era amor… mucho amor. 
— Liam —dijo ella sin dejar de mirar hacia todos lados.
—¿Qué? —le preguntó él mientras se acercaba.
—¿Por dónde bajaste hoy cuando te dije que me siguieras? —le preguntó. Él frunció el ceño. No esperaba que dijera eso. Se encogió de hombros.
—Descubrí que la casa tiene un atajo hacia abajo —le contó. Ella se giró a verlo.
—¿De verdad? —Dijo sorprendida —Después vas a mostrármelo, ¿verdad?
—Si eso te hace feliz, claro que si…
Ella lo miró de manera tierna y como si de una niña se tratara bajó su mirada para mirarlo con timidez. Él sonrió bobamente.
—Este era nuestro lugar secreto, ¿no? —inquirió aun tímida.
—Así es… aquí nos escondíamos de los retos de nuestros padres. Y pasábamos tardes enteras jugando en el laguito y corriendo, saltando, etc.
Ella miró el agua.
—¿Nos metemos? —dijo y sonrió contenta.
—¿Te parece? —Dijo él confundido —No tengo un traje de baño y creo que tú tampoco trajiste uno…
—Por favor —dijo ella y comenzó a quitarse los zapatos —Si yo me meto en ropa interior, es como si me metiera con un bikini…
Liam se tensó y sin dudarlo giró para no mirarla. No quería mirar cómo se quitaba el vestido, no. Escuchó el sonido de un cierre y se lo imaginó perfectamente. Su cabeza tuvo la intención de girar, pero se mantuvo firme. Luego escuchó una pequeña risita y después el sonido del agua. Giró al instante y vio su pequeño vestido Rosa tirado cerca de la orilla, junto a sus zapatos. Miró hacia el lago y ella justo asomaba la cabeza.
—Christine, ¿estás loca? —le preguntó divertido.
—¡Vamos, Payne, ven aquí! El agua está deliciosa…
—No lo sé…
—¿Quieres que salga a buscarte? —inquirió.
—No —se apresuró él a decirle —Pero no mires…
—¡Ay, Liam, por el amor de Dios! ¿Me estás hablando en serio? —él simplemente asintió. Christine negó con la cabeza —Bien, no voy a mirar…
Giró en el agua, dándole la espalda. Liam suspiró y comenzó a quitarse la camisa rápidamente. Podría decirse que casi rompió los botones para poder hacerlo rápido y dejar de parecer un idiota. Arrojó la prenda a un costado y fue hacia sus pantalones, pero entonces se detuvo y recordó aquello. ¡Maldita sea!
—Christine—la llamó.
—¿Qué? —le preguntó ella sin girarse.
—No puedo hacerlo —le dijo.
—¿Puedo girar? —quiso saber.
—Si, puedes girar —asintió. 
Ella giró con toda la intención del mundo de decirle algo, pero las palabras no salieron de su boca. Él simplemente parecía una especie de dios griego allí parado, observándola. 
Sin duda alguna ese hombre era perfecto en todos los sentidos. Aquellos firmes músculos surcaban todo su torso, demostrándole que era un verdadero hombre de campo. Era perfecto con aquella camisa y era aun más perfecto sin ella. Como amaba a ese hombre…
—¿Ahora cuál es tu excusa para no entrar? —preguntó. Él se rascó la nuca.
—Bueno, verás yo no… —dejó de hablar. 
Se sentía demasiado nervioso. ¿Cómo diablos había olvidado ponerse aquello? La verdad era que él casi nunca usaba ropa interior, simplemente le era incomoda a la hora de montar o trabajar. 
—¿Qué? —insistió ella.
—No llevo ropa interior —susurró. 
Christine frunció el ceño ya que no lo había escuchado y se acercó más a la orilla.
—Habla más alto, no te escuché…
—No llevo ropa interior —volvió a decir entre dientes.
—¿Qué? —Preguntó de nuevo —Por Dios, Liam, habla bien de una vez…
—¡No llevo nada debajo del pantalón! —exclamó nervioso.
La morena lo miró sin poder creerlo. Entonces estalló en risas, sin poder evitarlo. Liam la miró severamente. Aquello no tenía nada de gracioso. 
— Liam —dijo entre risas — ¿Por qué no llevas ropa interior?
—No me parece cómodo —dijo él simplemente —Y ya deja de reírte, no es chistoso…
—Si lo es —aseguró y luego de unos segundos más, se calmó —Ya, ya no me río más de ti, ¿de acuerdo? Pero tengo la solución perfecta a todo esto…
—¿Cuál? —quiso saber él. 
—No veo en dónde este lo malo de nadar… desnudos.
Ella lo vio tragar pesadamente. Se aguantó una sonrisa. No sabía de dónde es que se estaba comportando tan descaradamente. Pero con Liam se sentía completamente libre de hacer lo que su corazón e impulsos le decían. 
Entonces sin decir nada, se desabrochó el sostén debajo del agua y lo lanzó hacia dónde estaba su vestido. Luego estiró una mano hacia abajo y se quitó las bragas, la arrojó fuera también. 
Liam observó cómo cada prenda caía sobre su vestido y luego volvió la vista hacia ella. Si, él la había traído a ese lugar para confesarle completamente todo su amor y cenar algo dentro de la pequeña casita, que al parecer ella aun no había observado. Dentro de la casita había comida y velas esperándolos. Pero allí estaba ella, cambiando todos sus planes. Simplemente tentándolo a llegar al borde del abismo.
—Date la vuelta —le ordenó. Ella sonrió y giró para dejarle su ‘privacidad’ 
Liam se desabrochó los pantalones rápidamente y se los quitó de un tirón. La suave brisa de la noche le bajó como un escalofrío por la espalda. Sin quitar la mirada de Christine, fijándose de que no lo viera, tiró toda su ropa junta hacia un costado. 
Se acercó rápidamente a la orilla y se tiró de cabeza. El agua realmente envolvió su cuerpo, y fue de una manera agradable. 
La temperatura simplemente era perfecta. Nadó hacia la superficie y sacudió la cabeza para poder mirar a su alrededor. Y allí a unos dos metros estaba ella mirándolo con una leve sonrisa en el rostro. El corazón se le aceleró. 
—¿Ya se te fue la vergüenza? —quiso saber ella.
—Esto no es lo que había planeado —aseguró él.
—¿Habías planeado algo? —inquirió algo sorprendida. 
Liam asintió y nadó hacia más al centro. Alejándose un poco de Christine. Quería tenerla lejos para contarle cuales habían sido sus ‘planes’
—Si, planeé todo —comenzó a hablar —Primero, lo de Teddy… claro que obtuve un poco de la ayuda de Matt. La carta la hice yo y el nombre Teddy, también se lo puse yo. Es el único nombre que conozco para un oso de peluche. No me molesta si quieres cambiárselo. Luego le di las instrucciones a White y me pasé toda la tarde arreglando la pequeña casita que está detrás de ti…
Christine giró y entonces la vio. La vieja casita de hadas, o así ella la llamaba cuando era una niña. Observó que un par de tenues luces iluminaban su interior. Volvió la vista hacia Liam
—Intenté hacer una especie de cena… pero soy muy malo para la cocina. Así que le robé algo a mamá. Supuestamente ahora tendríamos que estar allí dentro comiendo algo a la luz de la velas. Pero como siempre cambias todos mis planes y ahora estamos desnudos en el agua…
—Te amo, Liam —le dijo ella sin dejar de mirarlo bobamente. El corazón de Liam se detuvo y por poco y dejó de respirar —Te amo y quiero besarte en este mismo momento…

SALVAJE - Liam Payne (no es mia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora