Capítulo 4

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Al principio, el nuevo Hidan no quería aceptar a su amado, pero en lo que iba recordando y recuperando todos sus recuerdos, comenzó a tener nuevamente una relación con su amado, pero esta vez siendo ambos simples mortales.

(...)

Ambos mortales se encontraban en la casa del mayor, donde allí comenzaron los besos apasionados en la habitación. Primero un ligero roce de labios que luego se volvió en un beso más juguetón con más intensidad. Las lenguas de ambos rozándose en unos momentos, en otras mordidas traviesas en los labios inferiores.

Lo prohibido se mezcló
con amor aquello,
se contaminó y desato la
furia del cielo.

Ya harto de los besos, el moreno empujo al ángel en la cama, procediendo a colocarse encima de ese y otorgándole un casto beso.
El mismo beso lo deposito en el cuello de Hidan, donde allí mismo también lamió y luego decidió dejar su marca, su mordida en aquella blanca piel del menor.
Todas esas desconocidas acciones estaban mareando al contrario. A Hidan le agradaban todas estas nuevas sensaciones.

Tras dejar su marca, se separaron un poco para comenzar a quitarse sus ropas hasta quedar plenamente desnudos ante la vista del contrario

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Tras dejar su marca, se separaron un poco para comenzar a quitarse sus ropas hasta quedar plenamente desnudos ante la vista del contrario.
Kakuzu abrió las piernas de Hidan con cuidado y se posó entre medio de estas, notando la inseguridad de quien una vez fue un ángel, así que llevo su diestra a la mejilla del menor. La acaricio por un buen tiempo en busca de tranquilizar al peli grisáceo e indicarle que todo estaría bien.

Sin embargo, aún podía notar el miedo y la inseguridad en ese violeta mirar, así que volvió a entregarle otro beso en los labios, beso que fue rápidamente correspondido

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Sin embargo, aún podía notar el miedo y la inseguridad en ese violeta mirar, así que volvió a entregarle otro beso en los labios, beso que fue rápidamente correspondido.

Sin embargo, aún podía notar el miedo y la inseguridad en ese violeta mirar, así que volvió a entregarle otro beso en los labios, beso que fue rápidamente correspondido

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Duraron unos momentos juntos hasta que el mismo Kakuzu fue el que rompió el beso. Su mano se mantuvo en la mejilla de Hidan, comenzando a acercarla poco a poco a los labios de ese, indicándole que lamiera solo dos de sus cinco dedos. Al principio Hidan no supo que hacer hasta que capto como esos dedos buscaban adentrarse en su boca, dedos que comenzó a lamer gustosamente hasta llenarlos por completo de saliva.
Una vez esos llenos de saliva, Kakuzu los guio hacia la entrada de Hidan. Comenzó a penetrar con el primero lentamente, notando al principio la incomodidad de Hidan, pero con el paso de los minutos notó que esa incomodidad se había ido, así que procedió a colocar el segundo y simular embestidas con esos. En otras ocasiones los movía como si fuesen tijeras, en busca de estirar a su amado para lo que se estaba por venir.

Al ver que el menor ya estaba bien preparado con cuidado, retiró sus dedos y se colocó bien en la posición, posicionándose para comenzar a penetrar lentamente a Hidan, quien cerró sus ojos

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Al ver que el menor ya estaba bien preparado con cuidado, retiró sus dedos y se colocó bien en la posición, posicionándose para comenzar a penetrar lentamente a Hidan, quien cerró sus ojos. A pesar de cerrarlos de esos mismos escaparon unas muy pequeñas lágrimas, si bien había sido estirado, aún le dolía por completo aquello. Indicando su molestia, Hidan decidió arañar la espalda de Kakuzu, dejando la marca de sus uñas en esa.

Una vez allí, Kakuzu se mantuvo quieto por un rato para no causarle dolor a Hidan y al mismo tiempo para soportar el dolor que le causaban las uñas del menor en su espalda. Estuvieron un buen rato de esa manera hasta que el propio Hidan fue quien dio la orden de que ya podía moverse, y sin pensarlo dos veces, Kakuzu comenzó con las lentas embestidas.

Poco a poco Hidan comenzaba a tomarle gusto a las nuevas sensaciones que se le estaban presentando, le estaba encantando lo que estaba sintiendo a pesar de que plenamente sabía que estaba dejándose caer en el pecado de la lujuria. Ignoró eso para volver a concentrarse en el placer que le daba su amado, sintiendo como las penetraciones de Kakuzu se volvían más rápidas y erráticas mientras pasaba el tiempo.

 Ignoró eso para volver a concentrarse en el placer que le daba su amado, sintiendo como las penetraciones de Kakuzu se volvían más rápidas y erráticas mientras pasaba el tiempo

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Kakuzu marcaba muy bien sus entradas y salidas. Se inclinó un poco sin dejar de penetrar al menor para comenzar a dedicarle besos en las mejillas y en el cuello, en busca de causarle el mayor placer de su vida. Los suspiros del mayor y los gemidos del menor se mezclaban y llenaban por completo toda la habitación, acompañando el sonido del choque de pieles.

En las penetraciones, Kakuzu ya estaba rozando repetidas veces la próstata de Hidan, tanto así que en un momento Hidan sin tocarse terminó corriéndose en su propio abdomen. Acción que hizo que su propio interior apretara el miembro de Kakuzu y la imagen de cómo se corría excitara por completo al mayor hasta el punto que se terminó corriendo dentro.

El placer fue tanto que Hidan se sentía mareado por lo sucedido, trataba de normalizar su propia respiración. Kakuzu con cuidado se retiró de Hidan y se acostó a su lado.
Si bien Hidan se sentía plenamente incómodo por como aquella semilla salía poco a poco de su interior, se sentía realmente feliz de haber pecado de tal manera junto a su amado.

Las alas de un Ángel, peligrando están.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora