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V

Estaba asustado, me encontraba frente a frente a la puerta que me llevaría al lugar donde poseía los mas hermosos recuerdos de Lucy, suspire con fuerza, Juvia me había dicho que ella había limpiado el lugar y, además, sacado las cosas de Lucy, para que cuando quisiera volver no lidiará con eso. Me removí con nerviosismo, la mano agarrando fuertemente al picaporte, temblaba de miedo y el sudor caía por mi rostro, tome aire y abrí la puerta. Estaba todo igual, o sea, las cosas parecían iguales, más ordenadas, pero eran las mismas. Exhale el aire que aun acumulaba en mis pulmones y volví a tomar un poco de aire, era increíble como su olor se podía mantener en el lugar a pesar de todo el tiempo en que ella no ha estado acá. Me dirigí a la cocina y ahí estaba todavía su taza y café preferido, se me hizo un nudo en la garganta al ver aquello, salí de la cocina rápidamente y me dirigí a la sala de estar, el sillón donde tantas noches hicimos el amor seguía ahí inerte, ajeno a todo, al hecho de haber estado tres meses sin uso, al hecho de que su risa ya no llenaba más el lugar, al hecho de que Lucy ya no estuviera más con nosotros.

 Me tire en el suelo y mire el cielo del techo tratando de hallar la respuesta a todo, era imposible, eso esta más que claro. Me acerque a la azotea, me agarre de la baranda y mire hacia abajo, era fácil hacerlo ahora, acabar con todo, irse de este mundo, pero yo no lo quería así. Suspiré con fuerza y camine hacia el lugar que más dolor me haría sentir en este departamento, nuestra habitación.

 Abrí la puerta con rapidez, su olor me asalto de inmediato, era increíble, pero este estaba más concentrado justamente en esta habitación. Las lágrimas no duraron en salir ¿Por qué debía ser tan difícil olvidarle? ¿Es qué acaso este era algún tipo de castigo por haberla querido demasiado? Golpee el armario con fuerza, liberando toda mi frustración, entonces, como si del destino se tratara desde el armario callo un papel, estaba medio empolvado, parecía estar hace bastante tiempo ahí, yo lo tome y las palabras que estaban ahí me dejaron estupefacto.

 "Querido Natsu"

 Comenzaba de esa simple manera, esto no podía ser verdad ¿cierto? Tome con fuerza la hoja y la guarde en un bolsillo. Salí corriendo de la habitación y del departamento, necesitaba aire, quería vomitar. 

 Corrí a la calle, pero envés de parar seguí corriendo como si no hubiera un mañana, porque no lo había, no sin ella.