Capítulo Uno

66 4 2
                                    

Ella era así, así era ella, fría, pálida, gruesa, llena de miedos, llena de dudas, todo lo desconocía y se sentía fuera de su empaque.
Casi siempre se comparaba con algo fuera de su estado natural, de su lugar nativo, solía compararse con peces fuera del agua, con perros en el mar, con el sol entre las nubes.

Carta al Sol
-Espléndido eres en gran magnitud, fuiste creado para brillar, pero de igual modo se diseñaron las nubes para cubrirte, imagino que es difícil darte cuenta de que naciste para ser y otro nació para que no seas, eres Sol y no todo el tiempo brillas para todos, tienes tu público constante pero no todo el tiempo es el mismo, a veces tu fiel publico te desprecia, te maldicen por hacer tu labor, el trabajo que se te encomendó al momento de haber sido creado.
Te odian porque brillas, te odian porque tu fuerza es mayor que todas, te odian porque no puedes detenerte, no puedes apagarte, simplemente no puedes parar de brillar, te odian porque en ocasiones las nubes interrumpen tu trabajo, te odian si no están las nubes, te odian si te vas, te odian si regresas, me siento como tú, siento que me desprecian.
Siento que estoy en la tierra equivocada, siento que en donde estoy no puedo ser yo, este quizás no es mi destino, al igual que tu me siento destinada a ser odiada, me siento tan confundida, quiero respuestas...

Todo comenzó un día de abril, un día normal, regresaba a casa de la escuela cuando en la esquina de la Sra.Smith apareció Karen, la vi y mis ojos brillaron, recordé nuestro amor, recordé nuestros momentos y fue ahí donde justamente me di cuenta que el verla me dolía, si lo admito, verla me dolía!
Me siento como un tonto cada vez que ella está y mi tiempo se detiene, me siento como si todo dentro de mi se apaga, solo quedan los latidos fuertes y acelerados de mi corazón, mi espacio se torna cámara lenta, ese mágico momento en el que le veo es como una eternidad temporal, los mas anhelados, eternos, mágicos cinco segundo más felices de mi día...

Negare con todas mis fuerzas el hecho de que le amo en silencio, es absurdo amarle después de tanto tiempo, es de idiotas amar a quien tanto daño te ha causado, alguien que te lastimo con todas las intenciones del universo, y si, les admito que dolió yo mismo me jure venganza, pero... ¿cómo hacerle daño a quien tanto amas? Su nombre es Karen, el nombre de mi ángel es Karen, el ángel que me llevo a navegar las profundas aguas del infierno, el mismo ángel que me dio mil y una razones para morir, el mismo ángel que me mantiene vivo, ella es ¡Karen!

Karen tenía 19 años, yo tenía 21, una vez escuche que se necesita menos de 20 años para tener la inspiración de toda tu vida, yo me he tardado unos 20 minutos para encontrarla y me lastima saber que me tomara toda la vida olvidar.

Lo admito le quiero olvidar, lastiman sus recuerdos, donde quiera que giro identifico todo con ella, el no tenerla se siente igual que tu primera mañana después de haber fumado por primera vez, se siente como cuando has tomado toda la noche de distintas botellas, ese malestar estomacal es constante, y cada vez que le veo, es como si me desprendieran uno por uno los dientes, no tengo un dolor especifico del cual relatar, porque hasta el momento para lo que a mí concierne esta es la molestia, el peor de todos los dolores existentes.

Le he llorado como un niño solo en mi habitación, he arañado las paredes para no llamarle y me han sangrado las uñas de tanta resistencia, hay momentos en los que simplemente siento que he perdido la razón pero me doy cuenta que realmente la he perdido a ella, y ella era mi razón, ella era mi fuerza, Karen era mi mundo definido, lo que todos soñamos tener, eso era mi ángel para mí.

Era un verano encantador y estábamos en la escuela, me pregunto la hora, yo le respondí, en ese momento 16:18, 12 de Abril 2016, mi mundo comenzó a girar, el tiempo inicio.

Todas las mañanas era el primero en llegar a la escuela, desde el segundo piso enfocaba la esquina de la Sra. Smith donde solía aparecer Karen, le veía caminar con tanta calma, sus zapatos marrones, sus medias oscuras, su farda tachada de cuadros rojos/amarillos, su camisa blanca, su pelo recogido y su cara toda pálida como siempre, un lápiz en la oreja, su mochila color marrón y uno o dos cuadernos en las manos.

Una vez le pregunte porque cargar los cuadernos y libros en las manos si traía la mochila, ella me respondió que no tenía sentido meterlos ahí, si al llegar de igual modo los sacaría, me quede en silencio y no conteste pero después de haber respondido a mi pregunta, mi imaginación se despertó, y preguntas como ¿Para que trae la mochila? Si tiene el lápiz en la oreja y los libros en las manos ¿Qué trae en la mochila? Estas y muchas preguntas más se producían en mi cabeza y al darme cuenta ya la clase estaba concluida.

Karen es ese alguien que te pone a quemar neuronas. Ella despierta mi curiosidad y aunque es de muy poco hablar cada vez que dice unas líneas en mi cabeza se producen varios capítulos. No es una chica normal, para los chicos tal vez no es nada atractiva, ella no se viste como todas las demás y mucho menos usa maquillaje, ella es un tanto descuidada, ella prefiere ver el mar que navegar en el Internet, ella prefiere ir al parque que ir de compras, ella prefiere hablar con ancianos que pasar tiempo con los de su edad, Karen es básicamente indescriptible, créanme que para mí no es un tanto fácil describirla teniendo en cuenta que posiblemente en este momento soy yo el que mejor la conoce.

Siempre que Karen subía las escaleras se detenía en el primer escalón, miraba hacia arriba, suspiraba y continuaba, quizás solo era el único en notarlo pero la manera en la que cerraba y abría los ojos y suspiraba en ese primer escalón hacia que pareciese el ángel más hermoso, pasaba mucho tiempo observándola y por eso aprendí muchas cosas de ella, a lo mejor cosas que ella no conoce de sí misma, con esto no digo que la conozco mejor que así misma, pero si conozco muchos gestos y muchas costumbres que ella misma desconoce, y que yo con asombrosos detalles puedo describir.

Karen no era para nada dulce, no era entusiasta pero siempre pensaba en el mejor resultado, dejándole al destino el final devastador de los hechos. Recuerdo que un día jugábamos en el parque con la pelota vieja de mi hermana, Karen la lanzo muy fuerte y me golpeo la nunca, no me sostuve y rodé en el concreto de aquel parque, unos de mis dientes salió volando, en vez de preocuparse por mi ella corrió tras el diente y dijo no podemos perder esa moneda. (Desde niños nos decían que la Hada de los Dientes nos daría una moneda por cada diente).

Siempre se sentaba justo en frente de mí, créanme cuando les digo que, verle la nuca todos los días durante dos horas era el pasatiempo que más amaba...

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Apr 13, 2016 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Verla Me DolíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora