1 Mi Niñez.

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8 De Diciembre De 1991, Barranquilla, Colombia.

Mi madre me comentó que ese día llovía a cantaros y eran las dos y media de la madrugada.

Tuve una crianza muy dura, a mis 4 años ya me obligaban a limpiar la casa junto a mi mamá, mi papá era un tipo a quien yo le decía "Mi héroe" y de hecho resulto siendo un cobarde que a mi madre golpeaba cuando llegaba borracho a gritarla y a querer abusarla, me siento culpable por eso, mi madre y mi padre se casaron porque yo venía al mundo, si eso no hubiese sucedido mi madre hubiese sido una mujer feliz.

Cada vez que visitábamos a mis abuelos maternos mi madre se maquillaba a tal punto en el que ni se notaban los golpes... Desde pequeña me enseñaron el valor de la honestidad, creo que era la única honesta de mi familia, parece que diera un buen ejemplo en realidad y que estas memorias no son más que una farsa... Pero así fue mi vida.

Siempre me interesaba por los demás y sus problemas, es cierto que en el barrio en que vivíamos no era de ricos, de hecho éramos pobres, yo no supe en que trabajaba mi padre hasta los siete años cuando me enseñó a disparar y me regaló mi primera navaja mariposa, la recuerdo muy bien, era rosada por fuera y llevaba mi nombre, la primera vez que la saqué para verla me hice un pequeño corte en el dedo pulgar izquierdo. Recuerdo como mi madre al reclamarle a mi padre por el "regalo" lloraba y mi padre le gritaba una y otra vez que no se metiera, que yo tenía que ayudar a los ingresos de la casa para poder mantenernos vivos.

No supe bien a que se refería hasta que me dijo:

-Ani, mi amor, quiero que me hagas un corte en la espalda.

A lo que yo respondí atemorizada:

-No puedo hacer eso, no quiero, te lastimaré.

-Solo será un corte, estaré bien- Replicó mi padre- Si puedes hacerlo conmigo... Puedes hacerlo con cualquiera.

Procedí a hacerle el corte en la espalda, mi padre gritó una grosería mientras se secaba la sangre que le había emanado inmediatamente de la espalda.

A los ocho años mi padre me llevo a un lugar donde había alguien amarrado contra un tronco enterrado en el piso de cemento cubierto de sangre seca de otras personas, mi padre me pidió muy amablemente que asesinara a la señora, la mujer amarrada al escuchar mi voz inmediatamente alzó la vista y me suplicó con la mirada que no lo hiciera, pero la orden estaba dada por mi padre, era eso o que mi padre pudiera descontrolarse y asesinar a la mujer y a mí al mismo tiempo.

Me llené de valor y saqué mi navaja esta vez con cuidado de no hacerme daño y le propiné con las manos temblorosas una puñalada de 10 centímetros en un brazo, la mujer gritó para sus adentros y comenzó a llorar. Al mirar el rostro de la señora se me aguaron los ojos y con mucho miedo le propiné otra puñalada en el corazón, a lo cual la mujer inmediatamente dejó de gritar y murió.

Mi padre me levantó del suelo y me dijo:

-No tienes ni idea de lo orgulloso que estoy en estos momentos mi amorcito.

-Tengo miedo papá- Respondí- No quiero que nos suceda nada malo.

-No sucederá nada malo mientras tú seas capaz de hacer lo que acabas de hacer, así estaremos todos bien- Respondió mi padre en un tono tan dulce que no pude evitar sonreír y abrazarlo.

Me preguntaba si estaba bien lo que hacía, recuerdo que tuve una pesadilla de lo que había sucedido y mi padre corrió a abrazarme y decirme que todo estaría bien.

Memorias De Una AsesinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora