Capitulo 1

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Como doctor, es deber cuidar a los pacientes, pero ese era el defecto del Dr. Hannover, el no era muy bueno socializando en tener una buena relación con los pacientes que atendía día tras día; pero claro estaba que el doctor era muy famoso entre los medico y enfermeras, la razón era por lo joven que aparentaba ser con su hermosura; pero todo ser hermoso tiene un secreto de él la habitación 921, que los médicos y enfermeras le tenían miedo, pánico. En esa habitación se encontraba un paciente, lo trataron los mejores médicos, pero no tuvo resultado alguno; Miles Pride, es un adolescente que fue abandonado por sus padres desde que el estuvo en la clínica y sufrió de un trauma infantil. La clínica Savueth es una institución para enfermos mentales.

En el pasillo de esa clínica, se escucha de todo; gritos, gemidos, llantos, camillas, puertas cerrándose abruptamente. Un hombre joven, nomas de 20 años de edad, con fracciones serias, vestía una camisa azul a cuadros, una corbata negra, que colgaba por su pecho, pantalones oscuros y en todo eso no podía faltar el guardapolvo blanco. Sus zapatos negros hacían ruido al caminar por el pasillo, sus manos se encontraban en sus bolsillos, su pelo negro desordenado le daba un toque sexy, sus ojos azul-verdosos, sus labios rojos, no tenían expresión alguna; su ritmo era apresurado, las enfermeras suspiraban por su presencia.

Se detuvo delante de la recepcionista de aquel lugar, tomando una planilla de la mesa; la recepcionista le sonrió coquetamente; pero él solo la ignoro:-Estaré en la habitación-Vio el numero en la planilla-612-Menciono, sin mas se puso en marcha. Primero a la sala de medicamentos; algunas píldoras, jeringas; para así ir donde su paciente. Pronto llego entro abruptamente. El paciente se sobre salto en su lugar, estaba mirando por la ventanilla a la nada.

-Bien, soy el Dr. Hannover, señor-Vio en la hoja con toco interés-McCartney, saco una jeringa para llenarla de un liquido raro;- Hoy le toca la sala de electroshock, así que lo calmare con un suero-se acerco. Este reacciono rápidamente, corriendo por la habitación; Hannover no tenia paciencia para estupideces como esa de un movimiento lo pateo haciendo que caerá al piso lo pisoteo y le dio unas patadas mas por su comportamiento. Destapó la jeringa y la inserto en el brazo de su paciente. Para luego dejarlo en la camilla e irse.

Los médicos pasaron, para levantar el cuerpo inconsciente del señor McCartney, y llevarlo a otra sala donde su mente se perderá mas en el abismo. El doctor siguió con su rutina diaria, atender a unos cuantos pacientes, que le irritaban minuto a minuto, pero era el trabajo que decidió él mismo, por fin había terminado su largo turno, dejo la ultima plantilla para que la revisarán con los demás documentos, entro a los casilleros de para dejar sus herramientas de trabajo en su casilla, para luego sacar un gorro de lana ya que era invierno; salio por la puerta de atrás, saco un cigarrillo de su bolsillo lo encendió, le dio una calada para relajarse, no estaba mal trabajar en una clínica mental;'Vaya mierda'-pensó, con solo veintiuno años de edad ya era un amargado doctor de una clínica, ni siquiera llegaba a los cuarenta para estar con ese humor de mierda.

Dentro de la clínica, las sirenas de emergencia se encendieron, las enfermeras corrían por los pasillos desesperadas, llegaron a dicha habitación, entraron abruptamente, de espaldas mostrando algunos de sus tatuajes, se encontraba un paciente, mirando la pared blanca, su pelo desordenado, estaba completamente desnudo, también se fijaron en el cuerpo inerte del un doctor; horrorizadas, atónitos. Todo los presentes actuaron, las enfermeras caminaron lentamente donde el paciente, que cuando llegaron a ver a este sus manos estaban cubiertas de sangre, estaba perdido en su mundo, sacaron el cuerpo del doctor de la habitación.

-¿Que paso?-Pregunto uno de los médicos viendo la escena-¡Joder!-Exclamó al ver el cuerpo del doctor- Átenlo a la camilla y llévenlo a la sala especial-Menciono con el ceño fruncido.

Lo ataron a la camilla con cinturones, y le vendaron los ojos y la boca, cuantas veces había estado en la sala especial que la conocía de memoria, el muchacho sintió como una aguja de insertada en su brazo, y perdía la conciencia. La puerta de la habitación 921 fue cerrada, Miles iba en la camilla en dirección a la sala especial.

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