Copper Shimmer

                                                                                        PROLOGO

Es otoño, el viento se siente más fuerte, es un poco gélido, los cerezos se deshojan suavemente, sus hojas caen rítmicamente al pie de su tallo.

El tren ha avanzado más rápido de lo normal, me recuesto en la ventana, hago un minúsculo esfuerzo para recordar a mi madre, pero algo me detiene...

Sentí que alguien tocaba mi mano, mi mente quedo en blanco instantáneamente, suspiro con respiración frágil, parpadeo con desánimo y débilmente levanto la mirada. Vi que una niña de cabello cobrizo y ojos verdosos apoyaba sus pequeñas y cálidas manos en la mía, aunque no decía nada. Solo fijaba muy leve sus ojos en mí; con ánimo endeble y con rostro de asombro.

¿Cuál es tu Nombre? Pregunté.

Sin respuesta a mi pregunta.

¿Quién eres Tú?

¿Porque caminas sola aquí?

Es muy peligroso

¿Con quién vienes?

Quede en silencio mientras la veía fijamente.

¿Eres tu Derek?, dijo por fin la niña mientras levanta sus cejas de forma inocente y emana un brillo de sus ojos.

En ese instante la alarma del tren suena, pues se aproxima la estación y esa es mi parada, por lo que desvío mis pensamiento y recuerdo que llegaré tarde a Te New York Academyc of Art; gire mi cabeza a pocos grados y mire por la ventana, pesar de tanto descuido y cosas en mi mente vi que aún estaba muy nublado para ser mas de las 12:00 am. Rápidamente recordé la niña y dirigí la mirada lo más rápido para volver a verla; cuando gire ya no estaba, me desespere un poco, mi fuerza exánime se esfumó en tantas preocupaciones, levante la mirada entre tantas personas que viajaban junto a mí, me puse de pie con evidente desespero, no recuerdo haber abierto mi mochila pero ahora mis libros y mi diadema han caído al suelo ; mi respiración está un poco acelerada, mientras recojo mis pertenencias, observaba agachado y un poco desesperado entre tantos pasajeros buscando a la niña.

El intento es casi fallido, no logro ver una cabellera de color cobrizo, solo encontré una cinta que llevaba en su cabello; dejo la mochila de color vino tinto en la silla del tren.

¿Has visto a una niña de ojos verdes, de ocho años promedio y de cabello cobrizo? Desesperadamente le pregunte a una mujer de apariencia fúnebre.

Ella hablaba por celular y no hizo el mínimo esfuerzo por atender a mi pregunta; suspiro con enojo profundo.

¿Vio a la niña o no? Reitere con un tono más recio.

Aquella mujer colgó el teléfono, me miro clavadamente.

¡¿ESTA USTED DROGADO?! Este carril no acepta el ingreso de menores de edad.

Un poco aturdido con mis cejas elevadas:

Pero Yo....Yo. Interrumpí tartamudeando.

¿Pero qué?, deberías ir al psiquiatra parece que no es usted del todo normal. Volvió a hablarme con locución molesta.

Por dicha respuesta decidí dar un respiro de espalda y desforzar mi columna. La puerta del tren ha abierto, la estación está un poco sola, decido esperar que todos los pasajeros salgan, pues odio el contacto de mi piel con otra, me resulta un poco repugnante e intimidante, me cuesta viajar en tren pero no tengo alternativa. Además nunca he optado por ir al psicólogo o tal vez el psiquiatra, solo me acostumbre a vivir solo con este "Problema".