________ POV
Quizá mudarse a Londres no era tan mala idea después de todo, era un nuevo comienzo y eso implica olvidar a todo aquello que te retuvo en el pasado. El clima era agradable para mí, aunque no tanto para algunas de mis hermanas; Éramos 6 en total, nuestros padres nos abandonaron en un orfanato cuando teníamos 5, 6 y 7 años, aún no sabemos la verdadera razón por la que nos dejaron, pero espero que haya sido una buena razón.
Al cumplir los 6 años, fuimos adoptadas por una familia de dinero, 'Los Callahan', los cuales fueron tan cálidos con nosotras, ellos nos dieron el amor que nos hacía falta. A excepción de sus hijos, obviamente, no nos agradaban para nada, por suerte solo eran dos varones y no tendremos que vivir más con ellos debido a que ya eran mayores de edad.
Había que admitir que su rostro era lindo, pero de amigables no tenían nada.
Se llaman Andrew y Mason, eran mellizos pero uno tenía ojos verdes como los de su madre Candice, mientras que el otro los tenía azules, como su padre Darren.
- ________, ¿quieres ayudar con las maletas? - dijo Candice con un tono de ironía en su voz, ella era tan linda y tierna con nosotras, aunque cuando la hacíamos enojar era todo lo contrario.
- Lo siento Cad. - Cad, así le decíamos pues no le agradaba tanto que sus hijas adoptivas y esposo le dijeran Candice.
- Gracias _______, y por favor dile a Vale que recoja sus zapatos, están en la cajuela. - sonrió.
Cad era muy guapa, era rubia de pelo no tan largo, ondulado, ojos verdes, tenía muy buen sentido del humor, era joven para ser madre de dos chicos de 18 años. Sin embargo nosotras éramos muy diferentes a ella en el aspecto físico, todas nosotras teníamos el cabello castaño, ojos cafés y tez no tan blanca como la de Cad, en realidad Cad parecía muñeca de porcelana, era una monada de persona.
- Le diré. - reí.
- Y también a Sara que su iPad esta en la maleta de Darren. - Darren también era tan lindo con nosotras, a pesar de que la pasaba en su trabajo casi todo el día.
- ¿Alguna otra cosa? - A veces me impresionaba lo organizada que era Cad, y como estaba al pendiente de nosotras y nuestras pertenencias.
- Ah, y a Valery que sus audífonos están en su maleta de rayas. - Cad era muy responsable para ser tan joven, tenía 33 años.
- ¿Algún comentario a Luzvy? - pregunté con la ceja alzada.
- ¡Ah, sí!, su atuendo de Tae Kwon Do está en tu maleta.
- ¿En la mía?
- Sí cariño, la metí ahí porque ya no cabía en la suya. - sonrió mostrando sus dientes.
- Está bien. - entrecerré los ojos.- ¿Algún comentario a Annie?
- Su caja especial está en la maleta de Luzvy.
- Ok. - me dirigí a mis hermanas que estaban ocupadas sacando maletas y les dije lo que Cad me había dicho hace unos minutos.
- ¡Luz Virginia! ¿Por qué tenías mi caja en tu maleta? ¡La estuve buscando por días! - reclamó Annie abrazando su preciosa caja de madera, en la cual guardaba cosas significativas para ella.
- No lo sabía, no me mates. - dijo Luzvy alzando las manos demostrando su inocencia.
- Más te vale. - la apuntó con el dedo índice.
- Niñas, ya tienen 16 años, ¿quieren dejar de pelear? - dijo Sara, quien era la que gritaba más de todas.
- Okay. - dijo Luzvy.
Me sentí un tanto incomoda, vigilada tal vez, a veces podía ser un poco paranoica.
Oí un susurro masculino pronunciando mi nombre, miré a todos lados pero todo estaba en silencio sin ninguna señal de movimiento.
- ________, cuidado con ellos. - susurró esa voz de nuevo.
- ¿Quién esta ahí? - me atreví a preguntar en voz alta, solo percibí a un gato callejero pasar sigilosamente delante de mi
- Ten cuidado. - susurraron en mi oído haciéndome sentir escalofríos con un toque de pánico. ¿Era esto real?