[ E p i l o g u e ]

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Minako observaba a Megumi jugar. Ambas sentadas en el sillón de la casa.

Megumi ya tenía 5 años y era una pequeña hermosa y tierna, sin duda alegraba la vida de Minako.

Un ruido hizo que soltara el peluche.

— ¿Mami? —preguntó con inocencia.

Prestando atención a los ruidos que había detrás de su puerta, intentó averiguar que pasaba, no tardó mucho en darse cuenta.

—Megu jugaremos a algo, tú te escondes y yo haré muchos ruidos, pero no saldrás —dijo infantilmente, estrechándola en sus brazos.

La niña asintió efusivamente, Minako cubrió sus ojos, para cuando el olor de Megumi no se sentía cerca los destapo. Observo hacía la dirección de dónde provenía el olor de su hija.

Sabía que algún momento eso sucedería, no tan pronto, pero lo esperaba, ese era uno de los riesgos de ser de esa manera. Sonrió con resignación.

Tomó su teléfono y rápidamente escribió un mensaje.

Escucho pasos fuertes y decididos resonar contra el suelo, pararon. Frente a su puerta estaba una sombra.

Megumi mami te ama no lo olvides.

La puerta cayó al suelo, causando otro ruido. Su cuerpo comenzó a temblar, después de todo ella no quería que eso pasara.

Su sonrisa aún permanecía intacta, su cuerpo le daba la espalda a la ya destrozada puerta, donde se encontraba la persona que acabaría con su vida, pero aun sabiéndolo no se volteó, ella no lucharía.

—Una Ghoul de clase inferior, que triste, pensé que encontraría algo mejor — habló su verdugo, a pesar de su posición pudo sentir su desagradable sonrisa.

Minako no respondió, se sentía insegura y le rezó a cuantos Dioses recordara para que protegieran a su pequeña.

Sintió como él caminaba hacia ella, lo hacía con precaución esperando a que ella atacara, tristemente Minako no pensaba en hacerlo. Estaba consciente de su poca habilidad al luchar y de su débil Kagune.

El primer ataque le llegó, no era un investigador fuerte, ya lo había notado, lo único que causo en ella fue que saliera golpeada contra la pared, rompiendo unas cuantas costillas.

Se levantó con resignación, pensando en su tonto hermano mayor, recordando al imbécil de Uta y entristeciendo de su miserable final.

Megumi, no dejare que nadie te dañe, esa fue mi promesa al tenerte y debo cumplirla.

—Ni siquiera te defiendes, patética —dijo con burla el investigador, golpeándola de nuevo.

Minako soltó unas cuantas lágrimas, temblando contra el suelo de nuevo, sus sollozos eran fuertes, pero no lo suficiente como para que alguien fuera a ayudarla.

Eres una buena niña Megumi, y sé que él te cuidara.

Para el siguiente golpe Minako ya estaba inconsciente, el investigador sin ánimos de parar siguió golpeándola y lastimándola con su Quinque.

Megumi fuiste una buena razón para vivir, y para morir.

Y sin más Minako murió a manos de un investigador novato, dejando a una pequeña escondida, una vida por la mitad.

Megumi no escucho más ruidos y salió un poco preocupada del armario.

La escena no le agrado en nada, pues frente a ella se encontraba el cadáver de su Madre totalmente cubierto de sangre.

— ¿Mami? Despierta.

—Está bien Mami, tú ganaste, pero por favor párate.

— ¿¡Mami!? —los sollozos de la pequeña no se detenían, ya lo había entendido, su mami no se despertaría nunca más. Abrazó el cuerpo de su difunta Madre.

Una respiración desesperada se hizo escuchar, aun con abrasando a su Madre se giró.

—Tío... Mami no despierta.

Nishio aguantó las ganas de romperse a llorar ahí mismo, y con abatimiento le dijo:

—Sí linda, ya lo sé, debemos irnos.

— ¿Dejaremos a mami aquí?

—Sí... Vamos.

Extendió la mano hacia la niña, quien se levantó del suelo. Él la cargó, apretándola hacía él.

Megu... Mami te ama.

Letters for Uta『Tokyo Ghoul』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora