Primera Parte.
Corriendo, se adentró al bar, lo visualizó sentado en uno de los taburetes. Se escondió, detrás de unas columnas mientras lo miraba fijamente.
La navaja la llevaba en el bolsillo dentro de su campera, aguardando a ser utilizada.
El hombre, ebrio, se levantó del asiento como pudo y empezó a tambalearse. Zero estaba impaciente por matar, por vengarse, por llenarse las manos de ese líquido carmesí que, a algunos, les parece repugnante, pero, a otros, su tono, les parece muy atractivo y adictivo.
Ella, era de los segundos.Salió del bar, tambaleándose, con una botella de whisky en la mano derecha y en la otra, una cajita de cigarrillos y fósforos. Bebía de la botella, a pesar de su estado, pero, realmente no le importaba dañar sus órganos.
Zero, quien lo perseguía sigilosamente, se encontraba cansada de tanto esperar. Decidió apuñalarlo por la espalda, pero, se le ocurrió una mejor idea.De su campera, sacó una jeringa que contenía líquido, corrió hacia el y se la inyectó en el cuello. Segundos después, el hombre se encontraba en medio del callejón, tirado en el suelo.
Zero, agarró la botella de whisky, los cigarrillos y fósforos. Vió una bolsa y lo adentró todo en ella. Tomó un brazo del hombre, al notar lo pesado que sería cargarlo, lo arrastró hacia una esquina del callejón, tapando su cuerpo con bolsas de basura.Corrió, saliendo de ese pequeño lugar, en busca de su auto. A esas horas, la gente que caminaba por ahí, era escasa. Su trabajo se facilitaba más.
Se encaminó donde, minutos antes, había dejado el cuerpo de Doe. Sacó las bolsas de basura y efectivamente, todavía se encontraba en el mismo lugar. Suspiró de alivio y esta vez, lo arrastró hacia la cajuela del auto.
El cuerpo de Doe, entró sin problema alguno.Lo llevó a las afueras de la ciudad, a su cabaña.
Llegó, lo sacó de la cajuela con fuerza y lo adentró en su vivienda.
Agarró una silla, sogas y cinta aisladora. Lo cargó hacia la silla, ató sus pies y manos. Colocó cinta aisladora en sus ojos y boca.
Satisfecha, se fue a descansar. Mañana sería otro día.Ruidos de una silla caerse, se escucharon desde la sala principal. Zero se alertó y saltó de la cama corriendo. Al verlo, tirado en el piso, rió y negó sonriendo.
-Hey, Estás asustado, amigo?-Emitió un sonido y ella sonrió. Lo agarró del cabello, halándolo para que se levantara, amarrado a la silla. Le quitó la cinta de la vista, el, al verla, sus vellos se erizaron. Miró a otro lado, tratando de evitar el contacto visual.-No te alegras de verme? Oh, espera, la acción todavía no comienza...
Continuará...