Mi cerebro es dominado por la sensibilidad. Soy muy sensible. Y, aparte de eso, también soy una granada de emociones. Pueden venirme cincuenta mil emociones al mismo tiempo, y mi reacción nunca esta prevista, puedo hundirme en un mar de lágrimas, o reírme como si no estuviera cuerda, o incluso las dos cosas a la vez.
Pero... ¿tan perjudicial es ser sensible?
O... ¿es peor ser como una granada?