Capítulo 1

317 59 21
                                    

En un atardecer de verano, se hallaba en la playa donde veraneaba con sus padres.

Le esperaba en su lugar favorito; junto a la roca.

Siguió mirando la puesta de sol. Era cálida, encantadora. Y él ruido de las olas era maravilloso.

Sus ray-ban contemplaban la puesta.

Cualquier persona querría estar allí de vacaciones.

Seguía observando él espléndido atardecer. Al fondo, una sombra bajaba tras unas escaleras de madera. Se acercó y se situó a su lado; junto a la roca.

-No sé cuánto más voy a seguir con esto.

-¿Con esto?

-Si, lo nuestro. Es demasiado complicado, tenemos cuatro años de diferencia, tú tienes veinticinco años y yo catorce.

-¿Y qué más da?

-Lo nuestro no va ha funcionar, Julián.

-¿De verdad te importa la edad? Podemos ser felices, tú y yo, sin nadie que nos presione.

Hizo una pausa.

-Yo ya no creo en la felicidad.

-Mira, yo te quiero. Nunca he sentido esto por una persona. Estoy totalmente enamorado.

-¿Crees en los nuestro?

-Claro que sí.

-¿Me amas de verdad?

-Por supuesto, te amo. Estoy seguro de que si en el futuro no estaremos juntos seguiré amándote, aunque duela.

-Y yo...

Ahí, en él momento, empezó a llorar. Derramaba frágiles lágrimas por su relación. Le abrazó.

-No quiero perderte.

-No me vas a perder, solo tienes que esperar cuatro años más y viviremos juntos, lo prometo.

-¿Y si no pasará?

-Pasará.

Otra vez se abrazaron. Con tanta fuerza, abraza a Julián. No quería perderle. Quería que ese abrazo durara para siempre.

Su aroma, su perfume, lo aspiraba con cierta pasión. Le ha regalado muy buenos en su vida.

Su imagen se volvió borrosa, no conseguía verle. Julián desaparecía a lo lejos y el clima iba difuminándose. Entonces ya no se encontraba en la playa, sino en las carreras de motos.

Cuando Los Cuervos Vuelen©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora