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-¡Ring! ¡Ring! ¡Ring!

Adormecida, saco la mano de debajo de las mantas gruesas que cubriendome el cuerpo, me transmiten el calor idóneo para tal mañana de invierno. Con un suave movimiento detengo el espantoso ruido del despertador. Abro los ojos, giro la cabeza y miro la hora:
7:30h am.

-Mierda, llegaré tarde...

Es el primer día de instituto. No es nada nuevo para mí, creo que soy una de las pocas personas que puede decir que ha cambiado once veces de centro en un año y medio. ¿Será por mi conducta? Siempre me lo he preguntado.
Soy independiente y sigo mis propias reglas pero, sólo me han expulsado de uno por... la verdad, es mejor no recordarlo. Las otras diez han sido gracias al trabajo de mi padre, un gran empresario.
He viajado por toda Europa. Des de que nos abandonó nuestra madre no nos hemos quedado menos de un mes en un sitio estable. El hecho de viajar no me ha permitido disfrutar de una infancia digna, no he podido hacer amigos y, los que he hecho se han ido al cabo del tiempo. Lo que me demuestra que no eran para siempre, ni de verdad.
Me incorporo, corro las cortinas y levanto la persiana. Un rayo de luz intenso se acomoda en mi rostro y, poco a poco en la pared y techo de mi habitación. Me desperezo, me pongo rápido un jersey de lana y unos pantalones negros antes de que el frío cubra mi cuerpo por completo. Me pongo mis bambas favoritas y por último, cojo el abrigo. Bajo corriendo las escaleras, voy a la cocina dispuesta a comer algo e irme sin pestañear; pero ahí está, la mujer que me saca de quizio, la única mujer que ha hecho que la palabra odio no sea nada comparado con su nombre. Me siento como en el cuento de cenicienta, ella la malvada madrastra y yo, sumisa ante sus decisiones. No la miro, cojo una tostada y la unto con mermelada. Un silencio abrumador invade toda la cocina pero éste se rompe cuando ella dice:

-Date prisa, no querrás llegar tarde, otra vez, el primer día.

No le contesto, me apresuro a terminar y me marcho. Al salir por la puerta una rafaga de aire frio me cubre por completo, me estremezco. Sigo apurada hacia la parada del autobús. Llego fatigada después de haber corrido como nunca. Veo en la parada, a una chica joven, de mi edad (se me olvidaba, hace dos dias cumplí dieciséis), tiene el pelo largo, oscuro y liso, parecemos gemelas. Su pelo está cubierto por un gorro gris de lana. Me siento a su lado sin decir nada. La miro de reojo y observo tímidamente su rostro, su tez es blanca como la nieve y sus ojos son verdes como dos esmeraldas. Entre sus manos sostiene un libro, se puede leer claramente historia del arte contemporáneo. Es un buen tema de conversación, pero antes de poder decir algo, el ruido ensordecedor del autobús nos invade completamente. Nos levantamos al unísono y cruzamos miradas. Ella sube primera y toma asiento en la última fila, el autobús va lleno. El único asiento disponible es junto a ella, tengo que sentarme a su lado. Ahora si podría hablarle sin interrupciones. La curiosidad me mata, siento la necesidad de saber cosas sobre ella, quiero saberlas, lo necesito. Cuento interiormente hasta tres y digo:

-Ho...hola. -Murmuro.

No entiendo por que me cuesta tanto hablar. Será porqué hace tiempo que no me relaciono con nadie que no sea mi padre, y con suerte.

Hola! -Me dice con una sonrisa.

-¿Te gusta el arte? -Pregunto tímidamente.

-Si, es muy interesante. -Dice manteniendo su sonrisa intacta.

-Pues yo lo encuetro aburrido. -Le respondo sin pensar.

-Bueno, cada uno se deja llevar por lo que le apasiona. -Dice riendo sutilmente.

Nos reímos las dos y interrumpe diciendo:

-Lo siento, no me he presentado. Soy Ainhoa.

-Encantada, soy Mia.

Sus labios cálidos y suaves rozan suavemente mis dos mejillas. Una sensación extraña recorre todo mi cuerpo. Todos mis sentidos se ponen alerta. ¿Que me pasa? Es una sensación irreconocible e efímera.

-Bueno, yo me bajo aquí.

-Yo también -Respondo

-Y.., ¿a donde vas? -Pregunta a la vez que se recoloca la falda.

-Voy al instituto R.I.A. (Royal Institute of Arts)

-¿En serio? No lo puedo creer, que casualidad, ¡yo también!

Se levanta, sus brazos atrapan mi cuerpo ansiosamente. Siento su respiración. Su piel y mi piel se rozan lentamente. Es un abrazo distinto a los pocos que me han dado, es uno de los mejores.
Nos miramos, en su rostro muestra una dulce sonrisa. Sus ojos me atrapan y hacen que me pierda en ellos. Un fuerte frenazo me hace volver de inmediato a la realidad. Creo que seremos buenas amigas, ¿o no?.

-¿Lista para el primer día?

ESTA ES MI PRIMERA HISTORIA. ESPERO QUE OS GUSTE TANTO COMO ME ESTA GUSTANDO A MI<3. SUBO SOLO UN CAPÍTULO, SI OS GUSTA DECÍRMELO Y SUBIRÉ MÁS.
BESOS!

Amor, ¿Prueba O Verdad?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora