24 Horas

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9:00 A.M.

Esperar a Daniela no era nada divertido, normalmente salía antes de que yo estuviera delante de su casa, pero hoy, hoy la señorita había decidido tardar un poco más. En cuatro años que llevamos de relación en su vida se había puesto con las vanidades típicas de una mujer. No sé porque había decidido este día, el cual por cierto teníamos el tiempo encima.

9:10 A.M.

Ya estaba decidió, dos minutos, solo dos minutos le daba a la dueña de mis pensamientos para que saliera de su casa, si no era seguro que entrara por ella y me importaría muy poco si estaba en ropa interior o desnuda, claro en tal caso creo que terminaríamos los dos encerrados en su habitación sin importar quienes estuvieran en casa.

Este día era importante y de alguna forma se lo había hecho saber anoche, que necesitábamos ser puntuales pero gracias a mi querida novia ahora teníamos que correr solo un poco.

Un minuto después ella estaba saliendo de su casa radiante, en su cara se notaba en regocijo y supe en ese instante que esa pequeña diablillo me había hecho esperar adrede.

-Hola, cariño-Dice ella sin siquiera intentar borrar esa sonrisa burlona.

-Me tienes parado aquí hace ya buen rato.

-Lo sé, te estuve viendo por esa ventana-Dice señalando una de las ventanas del segundo piso.

-Eres de lo peor, Daniela Ferro-Dije antes de tomarla en mis brazos y cargarla. Ella soltó una carcajada que era música para mis oídos.

Amaba escucharla reír.

-Daniela, aunque te amo con toda mi vida, tengo que decirte que ya vamos tarde.

-¿A dónde vamos?

-Una sorpresa-La puse de nuevo en el suelo y bese su mejilla.

-Entonces Alex Di Rossi, sorpréndeme.

9:56 A.M.

-¿Qué hacemos aquí?-Pregunto Daniela cuando entramos al aeródromo. La última vez que la había traído aquí había sido varios años atrás. La había subido en un avión y la había dejado ir enojada conmigo. Realmente cuando la vi de nuevo creí que sería el fin para nosotros, pero a pesar de todo aquí seguíamos y me había enamorado más de ella.

-Dani...

-Mira, Alessandro Di Rossi, si me vuelves a hacer lo de la última vez, te mato. Te juro que te doy caza y te mato.

-No, Dani, no es por eso-Digo riendo al verla tan decidida.

Realmente ese no era mi plan y jamás me paso mandarla de nuevo lejos de mi lado. Había aprendido la lección esa única vez y con ella había tenido por el resto de mi vida. Daniela Ferro podía defenderse sola, de quien fuera y como fuera.

-¿Entonces?-Dice relajando sus hombros.

-Tu solo tranquila-Digo sonriendo.

10:05 A.M.

El Jet salió de Roma y aun podía ver la cara de Daniela totalmente contraída y podía fingir todo el tiempo que fuera que estaba cómoda. Estaba seguro que ella creía que en cualquier momento le diría lo que estaba pasando. Que le diría que la estaba mandando a Londres o a otro lugar porque Roma ya no era seguro para ella.

Pero no podía negar que esta idea era lo mejor que se me pudo ocurrí.

La azafata llego con dos jugos de naranja, era demasiado temprano para que comenzáramos a beber. Y por lo que veía estaba seguro que Daniela necesitaba un buen trago.

One Shot (Saga bajo el cielo purpura de Roma)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora