Jesús Oviedo.
Doy varios puñetazos seguidos consiguiendo que todos mis nervios acaben por calmarse y me quito con el brazo todo el sudor que resbala por mi frente.
-¿Enserio no quieres competir este verano?-me pregunta mi entrenador, lleno de confianza.-Ganarías.
-Ya te lo dije, Luca.-doy otro puñetazo al saco.-Este verano lo tengo reservado.
-¿Una chica?-levanta las cejas con una sonrisa y niego con la cabeza dudoso.
-Reencuentro con viejos amigos, ya sabes.-susurro dándole esta vez una patada.
-Bueno, te echaremos de menos por aquí.-sonríe de lado, aguantando muy fuerte el saco.-¿Cuándo te vas?
-Dentro de dos horas.-sonrío divertido haciendo que levante las cejas.
-¿Y qué haces aquí?-se pone delante del saco impidiendo que de otro puñetazo.-Lárgate.
-¿Me tiras de mi propio gimnasio?-le hago reír alzando una ceja divertido.
-Lo siento, Oviedo.-se ríe desabrochándome un guante.-Tus amigos te esperan.
-Eres un capullo.-le digo riendo mientras camino hacia la puerta de los vestuarios.-¿Ducharme puedo o tampoco?
-Solo si te das prisa.-me tira una toalla a la cara con una sonrisa sarcástica.
Ruedo los ojos mientras entro a las grandes y modernas instalaciones y me desvisto para luego meterme en las duchas. Abro el agua fría para que caiga sobre mi fibroso cuerpo y me revuelvo el pelo ante el frío contacto.
Me quedo unos cuantos minutos quieto bajo los fuertes chorros planteándome si de verdad voy a poder controlarme al volver a ver a Ann. Su nombre y preguntas sobre qué habrá sido de ella rondan mi mente durante los siguientes minutos de ducha y acabo saliendo para enrollarme una toalla en la cintura y sentarme en uno de los bancos.
Me agacho para alcanzar mi bolsa y suspiro sacando el pequeño libro que intercambiemos años atrás. Siempre lo llevo conmigo, nunca he tenido la suficiente fuerza de voluntad para apartarlo de mi vida.
Comienzo a leer las primeras páginas, las cuales ya me sé de memoria, y no puedo evitar sonreír débilmente ante aquellas palabras. Jamás me habría imaginado que podría querer tanto a alguien como la he querido a ella y eso me ha estado matando todo este tiempo. No sé qué voy a hacer si se le olvida venir.-Jesús.-aparece Luca con mi móvil en la mano.-Tu hermano te reclama.
-Trae.-suspiro levantándome y cogiendo el teléfono.-Dime huevón.
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Dani.
Sonrío de lado mientras le guiño un ojo a mi guapa secretaria y entro en mi despacho para poder hablar más tranquilo.
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El reencuentro. {2ºTemporada CamPop.}
Teen FictionEra un capullo que me daba demasiados motivos para seguir queriéndole.