My Last Breath

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Me encanta la canción "Down" de Adam Walker, y escribí este One Shoot escuchándola, así que pueden leerlo escuchándola si quieren.
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-Solo quiero que me prometa que no va a sufrir, ya no más.-

-Él.. simplemente va a dejar funcionar, poco a poco. Pero no va a sentir nada.- sonrió, cálidamente.

Ella asintió.

-Puedo..?-

-Claro.-

El médico siguió por el pasillo, dejando a la mujer sola. Ella limpió una lágrima que buscaba deslizarse por su mejilla, y entró a la habitación.

El tiempo estaba presente en ambos. Los cabellos que algún día habían sido oscuros como la noche, ahora estaban grises como la ceniza. Parecía aún mayor, con las bolsas bajo los ojos cerrados, la piel bronceada apagada, ya no tan lisa como solía ser. Su pecho subía y bajaba lentamente, y a pesar de lucir cansado, le era reconfortarte sentir que al menos estuviera calmo.

Despacio y procurando no hacer ningún ruido, se sentó a su lado y apoyó su pálida mano sobre la suya. Los ojos ámbar oscuro se centraron en ella y una tenue sonrisa se formó en los ajados labios.

-Hey..- murmuró ronco.

-Hey.- ella le sonrió.

Él podía estar cansado, más que eso, agotado, sabiondo de que pronto todo terminaría. Pero verla a ella aliviaba cualquier dolor mucho mejor que la propia morfina que goteaba el suero hacia sus venas. Seguía resultándole hermosa, sin importarle que el cabello rubio estuviera cada día más pálido, sin importarle las arrugas que querían asomar a los lados de sus ojos. El par precioso de gemas azules seguía brillante para él, y lo hacían sentir como si nada malo fuera a pasar.

-Cómo estás?- preguntó suave, acariciándole la mano con venas sobresalientes.

-Bien. Estoy en buena compañía.- las comisuras de su boca tiraron hacia arriba.

Pero a ella le costaba sonreír, le costaba verlo así, le costaba saber que pronto ya no vería esos preciosos ojos que tanto amaba, o que ya no escucharía la voz que más tranquilidad le brindaba. Antes de que pudiera notarlo y frenarlo, una lágrima le rodaba por la mejilla.

-Hey, no llores.- su voz estaba ronca y cortada, pero seguía siendo la más bella melodía para aquella mujer.

-Lo siento.- suspiró -Sólo.. quiero..- no podía decirlo.

-Decilo.-

-Solo quiero que suceda en paz.- susurró, casi queriendo callar lo que decía.

-Cariño..- le sonrió -Será en paz, y feliz.-

Más lágrimas se deslizaron por las pálidas mejillas.

-Cómo puede ser feliz?-

-Será feliz, porque yo soy feliz.-

Aquella mujer rubia, había sido su mundo, y aún lo era. Había sido una muchacha preciosa, divertida y pasional, con la que había pasado los mejores momentos de su vida. Había cometidos errores, y la había dejado ir una vez, pero el tiempo había logrado hacer cosas.. había logrado que ella volviera a ser suya, y había podido disfrutar cada segundo que había tenido a su lado.

-Me hiciste muy feliz.- murmuró, queriendo apretar su mano.

Ella sorbió su nariz, no queriendo sollozar, y se esforzó por sonreír.

-Tuvimos una vida feliz, cariño.- le costaba hablar bien, lo sabía, pero cada palabra que decía, se le estaba grabando en el alma, y no podía dejarlas ir o callarlas -Lo logramos.-

-Sí..- suspiró -Lo logramos.-

-Y nuestra pequeña Farah.. significa "alegría", porque nuestra felicidad supo personificarse.-

-Ya no es tan pequeña.- rió.

-Cierto. Nuestra felicidad creció..- murmuró -Prometo que será feliz.-

Perrie se acercó aún más, y apoyó su otra mano en el pecho del hombre que yacía a su lado, buscando sentir su corazón, aunque fuera con solo la palma de su mano.

Recordaba lo reconfortante que era sentirlo contra su sien, todas las noches al dormir en su pecho, caliente y suave. Anhelaba tanto aunque fuera volver una vez más a sentirlo de esa forma, rodeada por los brazos fuertes y protectores.

Los ojos le pesaban, pero no quería dejar de observarla. Así que quiso continuar hablándole, hasta que su lengua ya no quisiera responder.

-Recordas.. esa vez que estábamos en la playa? Farah estaba fascinada con la arena..- sonrió, recordando a su chica corriendo tras la pequeña, los tres jugando y riendo sobre la blanca arena de la playa paradisíaca.

-Sí.- Perrie rió entre lágrimas -Luego todos los siguientes veranos nos hizo volver. Una y otra vez.- su sonrisa se hizo más amplia, con las secuencias reproduciéndose en su mente.

-Las noches en esas playas eran mágicas.- susurró, más ronco. La tos siguió a sus palabras y el alma de la delgada mujer se ajó cuando vio la sangre en su mano.

-Zayn..-

-No es nada, cariño.- sonrió débil, pero aún enseñando sus dientes. -Ya no te preocupes.-

La mujer asintió y se inclinó hacia él, besando los labios con suavidad, sin darle importancia al gusto metálico que la sangre había dejado.

-Todo va estar bien.. en paz y feliz.-

-En paz y feliz.- repitió ella, no pudiendo evitar el agua que dejaba sus ojos.

Lo amaba. Era el hombre que más había amado en su vida además de su padre. Él era el amor de su vida. Él la había amado, la había hecho amar, él había hecho de su vida, una obra feliz, con altibajos, pero siendo siempre una historia feliz.
Cómo se puede dejar ir a alguien que se ama tanto? Ella no lograba imaginar su vida sin escuchar aquella voz, sin mirar aquellos ojos o ver su cálida sonrisa, sin despertar rodeada por sus brazos.

Aquella enfermedad lo había atacado y poblado demasiado rápido, tanto que cuando entendió que nada lo podría salvar, había preferido pasar lo que le quedaba con quienes más quería, siendo un hombre feliz hasta el último aliento.

-Per, tu mano.- pidió. Ella obedeció, sabiendo lo que venía.

El beso que le había dado el día de su pequeña boda. La sonrisa del día que su hija había descansado por primera vez en sus brazos. El cálido abrazo admirando el amanecer en esa playa.

-Te amo.- susurró, dándole un último beso.

-Te amo.- sonrió él, débil -Nunca olvides que te amo.-

Entonces la mano que el pecho movía suavemente, bajó del todo y un último soplido de aire caliente abandonó los labios entreabiertos del hombre.

Las lágrimas corrieron por los ojos azules y ella se adueñó de lo último que Zayn le había dado.

Su último aliento.

My Last Breath |O.S| *Zerrie*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora