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Hojas en la copa suave del árbol de la vida,
Frutos rojos sin sabor,
En esa colina despejada, lo que brilla es una flor,
Lo observo desde mi pequeña bicicleta camino al riachuelo,
Por la casa de Cristina, a la orilla,
El camino es lodoso y el cielo nublado
Es este pueblo abandonado,Con demonios en las casas,
Con fantasmas en los valles y tormentas en el bosque que hicieron euforia viva el temor de mi salida.
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Noverse
Poetry¿Algo de poesía contemporánea para pasar el rato? Me excuso por el drama refrescante que estas apunto de leer.