Una sonrisa.

32.9K 2.9K 1.7K
                                    

¿Alguna vez te haz sentido observado? Claro, eso que sientes justo ahora. Ese miedo que posees cuando deseas voltear y comprobar que no hay nadie, ni nada a lo que debas temer, pero algo que no te lo permite, haciendo que el miedo se incremente.

Esa sensación es horrible, pues siempre que buscas de donde proviene nunca lo encuentras, provocando que un sentimiento raro se quede en tu pecho. No sabes cómo enfrentarlo.

Ahora te encuentras caminando en medio de la noche por las calles de New York, dirigiéndote a tu casa. Maldices mentalmente a tu mejor amigo, pues por su culpa saliste tarde y el muy maldito no quizo acompañarte con la excusa de que ya eras lo suficientemente mayor como para temerle a la noche.

Tarareas un par de canciones para distraerte, aunque tu sentido arácnido comenzaba a molestar. No veías o escuchabas ningún indicio de que algo peligroso se acercara, por lo que preferiste ignorarlo y seguir caminando.

De la nada, escuchas unos pasos detrás de ti, haciendo que comiences a ponerte nervioso. Paras y los pasos se detienen contigo. Volteas pero no había nada.

Extraño.— piensas mientras continuas tu andar. Después de dar cuatro pasos vuelves a escuchar los pasos detrás de ti. No lo piensas más y aumentas la velocidad. Los pasos te siguen de cerca y la única salida que ves es meterte a una cafetería que estaba a unos metros de ahí. Entras corriendo, atrayendo la mirada de los pocos comensales que se encuentran.

Sueltas un suspiro y piensas que lo mejor es quedarte ahí un rato, para olvidar el mal sabor en tu boca. Pides una mesa y te limitas a tomar un poco de café y comer una rebanada de pastel.

¿Qué había sido eso? No podías dejar de pensar en esa horrible sensación. Tal vez la falta de descanso comenzaba a afectarte.

Miras el reloj y notas que ya ha pasado media hora desde que entraste, por lo que pagas la cuenta y sales del lugar. Ya más tranquilo reanudas tu andar hacia tu casa, sin sentir esa molesta mirada. Notas que el suelo está humedo, pues había llovido y tú no te habías dado cuenta.

—Hace frío...

De la nada, tu sentido arácnido volvió a aparecer, más loco que nunca. Sientes una presencia cerca de ti, pero no ves nada a tu alrededor.

¿Qué mierda es?— Piensas con miedo. Te estabas comenzando a cansar de esa horrible sensación. Por alguna extraña razón volteas e intentas enfocar una extraña figura que se encontraba cerca de ahí. Te aterraste al ver como te sonreía.

Comenzaste a correr con desesperación por las frías calles, intentado escapar de esa sombra que te ha perseguido desde que saliste de aquel café. Sientes como estuviste a punto de caer varias veces por culpa del suelo resbaloso.

Intentas apresurar tu paso para perderlo, pero es lo suficientemente rápido como para pisarte los talones. No funciona meterte de callejón a callejón, no lo puedes perder. Sientes como las pisadas se acercan cada vez más, mientras el miedo recorre todo tu cuerpo.

Necesitas ponerte tu traje, o al menos ponerte tus lanza telarañas, pero se encuentran en tu mochila y no tienes tiempo de parar y sacarlas. Te maldices por no habértelas puesto ese día.

¿Qué puedes hacer? ¿Qué puedes hacer? Tienes mucho miedo y va incrementando con cada paso que das.

En la última vuelta que das te arrepientes por completo; te haz encerrado en un callejon sin salida.

—Parece que ya te cansaste... Que lastima, nos gusta jugar al gato y al ratón.— esa voz la reconoces enseguida. Tus piernas tiemblan de cansancio y miedo. No quieres voltear, no quieres ver que todo eso es real.

—¿Qué pasa, Pete? ¿Acaso el gato te comió la lengua? Tal vez debería ir por él y malvivirlo por haberte tocado.— escuchas una carcajada, cargada con toda la locura posible. —Estoy jugando. Jamás dejaría que nadie te tocara.

—¿Q-qué es lo que quieres?— no quieres parecer cobarde, pero te es inevitable tartamudear. No sabes si es por frío o miedo, pero la última te suena más.

—Solo queríamos jugar un poco con el hermoso Spidey. ¿Acaso eso está mal?— escuchas como se acerca lentamente a ti, haciendo que tu corazón comience a palpitar con fuerza y tu sentido arácnido se ponga loco. Intentas pensar en algo para escapar, pero el miedo no te deja pensar.

—Oh, mi pequeño Spidey está temblando. ¿Acaso tienes frío? No te preocupes, aquí estamos para calentarte.— Sientes sus brazos enredándose en tu cintura y su aliento en tu cuello. —Mi pequeño Spidey, tan hermoso como siempre. ¿Por qué tienes miedo? ¿Me creerías capaz de hacerte algo malo? Yo jamás te lastimaría, Spidey.

Sus palabras hacen que tu estomago se revuelva y una enormes ganas de golpearle aparezcan. Aprientas los puños con enojo.

—E-entonces... ¿por qué lo hiciste?— escuchas una ligera risa, haciendo que te enojes más.

—¿Aún estás enojado por lo que le pasó a la zorra de María Juana? ¿Acaso no leíste mi nota, Spidey? Ella se te acercaba mucho y yo soy el único que puede tocarte así. O bueno, nosotros.

—Estás enfermo...— susurras con lágrimas en los ojos. Aún no puedes dormir a causa de las pesadillas que te causó el "regalo" del mercenario. Los ojos de MJ se encontraban en una pequeña caja, junto con uno de sus brazos y dientes. De tan solo recordarlo sientes ganas de vomitar.

Sientes como su agarre se vuelve más fuerte, a tal punto de comenzar a doler. Sueltas un pequeño quejido, logrando que él sonría.

—Tal vez lo esté... Pero sería de amor.— ves como sube su mascara hasta la nariz, dejando ver en su cara una sonrisa.

—Aléjate de mí.— tu voz tiembla y eso hace que él ría. Te da la vuelta y quedan los dos pegados. Tus manos en su pecho y sus manos en tu cintura.

—Mi pequeño Babyboy... No me pidas algo imposible. Sabes que eso jamás podría hacerlo, ¿Sabes por qué? Porque te amo y eres mío, completamente mío...— sientes sus labios en tu cuello y un dolor punzante se instala ahí. Te había mordido hasta hacer que sangraras. Calló tus gritos con su mano y siguió haciendo marcas por todo tu cuello, lamiendo la sangre con cierto gusto. —Creo que ya es hora de que vayas a dormir, pequeño Spidey.

Lo último que viste fue su sonrisa. Una sonrisa que tal vez en otras circunstancias te hubiera agradado.

—Oh, mi pequeño Spidey. Haré que sonrías solo para mí... Aunque eso signifique que deba romperte.— el mercenario tomó en brazos al superhéroe y lo besó en la frente. —Buenas noches, Spidey.

[Espero que les haya gustado. La verdad no se de donde salió esto... Pero bueno
:3

¿Qué les pareció? ¿Demasiado Ooc?

Nos vemos luego, mis lindas gomitas de maldad :D

Y disculpen si tengo alguna falta de ortografia, pero escribo desde el celular :/

¡Hasta luego!]

Una Sonrisa. [Spideypool]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora