Hola, ¿cómo te ha ido?

123 5 5
                                    

Recuerda asimismo que lo que para ti sea penoso leer, aún más penoso es para mí escribirlo.

-Oscar Wilde.

Mi estimado- sí, aún te estimo-, la vida ha sido tal cómo me dijiste que sería esa última vez que nos vimos. Dijiste que lo podría manejar, que he demostrado ya lo fuerte que soy y mil cosas más que, entiendo, fueron parte de tu discurso de consolación.

Breve -por no decir nula - fue "nuestra" historia. Ambos ganamos buenos ratos de intimidad, pero solo yo perdí la cabeza por ti, solo yo entregué más de lo que alguna vez di. ¿Te dije alguna vez que creí que llegué a amarte? ¿Te confesé, tal vez, que en algún punto crítico comencé a sentir que te odiaba? ¿Te diste cuenta al final que para no "infectar" más aquella historia decidí dejarte atrás por el miedo de que llegases tú a detestarme?

Imagino que cada pedazo del corazón que rompiste sanará y se unirá al resto de pedazos que harán lo mismo, volviéndose así en un corazón que nunca sentirá lo mismo que sintió por ti. No pretendo culparte por mi falta de sensibilidad. Solo que he comprendido que se vive más cuando se escribe menos. Escribir implica interiorizar, recordar, reflexionar... sentir. Y con lo que me ha tocado vivir pude entender que la vida hay que vivirla, no escribirla.

Por eso he decidido escribir para ti por última vez. Tú dirás: "Pero si solo me escribiste un par de veces". Entonces yo te diré: "No tienes ni idea de todo lo que escribí por ti". Desde estados en facebook que juraría nunca leíste hasta cartas que se quedaron guardadas en mi laptop y que, una vez terminada esta "última carta", borraré por completo para que ya nada me recuerde todo aquello que sentí por ti.

Algún tiempo atrás; cuando llegué a sentir mis fuerzas tan inútiles y la enfermedad junto con el tratamiento me ataban a una rutina que a lo mucho me permitía moverme de la cama al hospital; tuve la oportunidad de leer un libro que cambió mi enfoque. Mi mejor amiga, enterada de mis sentimientos hacia ti, me recomendó a leerla. Nunca me dijo de qué trataba o cuál era el propósito de que yo la leyera. Luego lo entendí con un agridulce sabor.

A veces hay que cambiar la perspectiva... cambiar el ángulo de visión. Estaba tan asfixiado viendo nuestra historia- si es que acaso es posible llamarla "nuestra" - desde adentro que por más que pasaba meses en tu ausencia, no lograba superarlo. Aquella historia de Oscar Wilde de donde extraje la primera línea de esta "carta" me permitió ser espectador de aquel drama, un drama que de algún modo se asemeja a la que yo fui protagonista en silencio por ti. Debo recalcar -por si es que alguna vez se te da por leer "De profundis" -que tú no tienes la maldad que se le atribuye al destinatario de aquella carta y que mi intensión no es despotricar tus defectos o errores. Jamás podría manchar los recuerdos que tengo de ti.

Si estás leyendo esto, es porque "finalmente" pude voltear la página (o al menos llevo tiempo intentándolo con verdadero ahínco).Imagino que en algún determinado momento y lugar nos hemos reencontrado y ya mis sentimientos por ti se disiparon. Quizás tenga a alguien a mi lado, quizás tú también. No lo sé. De lo que sí estoy seguro (creo) es que ya no sentiré nada por ti para cuando te dé esta carta; que podré verte a los ojos sin disimular mi impulso por hacer contacto físico contigo.

El tiempo no hace amigos. Avanza y con él todo va quedando atrás. Ni lo bueno ni lo malo es eterno. Han pasado poco más de cuatro meses desde la última vez que te vi y, aunque mi corazón sigue siendo tuyo - como aproximadamente los dos años que he estado enamorado de ti -, mi cuerpo ya no te guarda la misma exclusividad que te guardó por tanto tiempo.

La última vez que hablamos me pediste que "salga", "que conozca gente" que "viva mi edad"; y lo he hecho convenciéndome a mí mismo que es lo justo. Sucede que cuando terminé con mi único enamorado pasé meses enteros completamente solo; argumentando que no necesitaba de nadie para olvidar, pero nunca funcionó. Tuve que conocer a alguien que me mostró todo lo que me estaba perdiendo "allá afuera" para darme cuenta que es cierto eso de que un clavo saca a otro clavo. Con esa conclusión decidí no cometer el mismo error contigo. No iba a esperar meses para darme la oportunidad de conocer gente o de tener "amigos" para seguir viviendo. Te hice caso.

Hice lo que todo muchacho hace: Citas, enviaba y aceptaba solicitudes de amistad a gente que no conocía en facebook - ¿Recuerdas que veía con malos ojos a la gente que hacía eso? !Imagíname ahora! - y hasta me cree una cuenta en Grindr para encuentros casuales. No me puedo quejar. La he pasado bien. Y es que en el mundo gay encontrar sexo es lo más fácil del mundo. A mis veinticinco años no soy tan chiquillo como para irritar a algunos ni tan viejo como para aburrir a otros. Es la mejor edad para vivir -Ahora sé por qué dices hasta ahora que tienes esa edad- Aun así, siento que me falta algo... Creo que se llama amor; y aunque, quizás, todavía no lo he sentido (ni siquiera sé definirlo); lo más cercano que he estado de ese sentimiento has sido tú.

Nunca, en mis veinticinco años -o veinticuatro si le resto el año que vengo perdiendo por el cáncer -me había plantado la posibilidad de escribir más que lo que me hubiesen pedido como tarea. Eso hasta que me enamoré de ti. Ni a mi ex le escribí, y no por falta de sentimientos, sino por falta de intensidad y madurez. Lo de él fue un chapuzón en una piscina, y lo tuyo fue un revolcón en una playa con bandera roja.

¿Recuerdas aún cómo fue que nos conocimos?¿Recuerdas cómo esto comenzó?... Podría apostar, con mucha pena, a que tu memoria no me haría tal cumplido. Nuestra historia -Debo dejar de decir "nuestra" - no fue para nada romántica. Nada más lejano del romanticismo que tú y yo conociéndonos. No era el lugar ni el momento correcto. Nuestros corazones estaban apagados. No había disposición a encenderlos. Era el momento de nuestras pasiones vulgares y carentes de moral, valgan verdades.

EL LADO DERECHO DE TU CAMADonde viven las historias. Descúbrelo ahora