El momento ha llegado, hoy la familia Lugo Corona y la familia Moreno Silva parten en un viaje de negocios hasta Valdivia, Chile. Después de tres largos años ganando experiencia y fama con su empresa, Destello Librerías, lograron hacerla despegar fuera de México. O al menos intentarlo.
Por tal razón el viaje era tan importante para todos los miembros de la familia, desde Rosa Lucía Moreno Silva de tan sólo tres años de edad, hasta Antonio José Lugo Galindo, el mayor de ambas familias con ya 48 años de edad y tres hermosos retoños; Janet de 17 años, Felipe de 15 y Víctor de 11 años. Su esposa, Blanca María Corona Vega, cuatro años más joven que su marido, y ciento cincuenta por ciento más detallista que el mismo, había estado organizando el dichoso viaje desde hace tres meses, buscando hoteles, ofertas, carros rentados...Le puso el alma al viaje, ya que según ella, tenía que ser especial, ya que no sólo significaría el futuro de Destello Librerías, sino también sería la primera vez que los 7 niños de ambas familias, además de Liliana Silva Jimenez se subieran a un avión y salieran de su zona de confort. Jalisco, México.
Como alguna vez mencionaron los ahora padres, Blanca, Antonio, Liliana y Sergio, se conocieron en la universidad, a excepción de Lili, esa es otra historia que tal vez cuente más tarde. Y para celebrar su graduación, empacaron sus maletas y vacacionaron en Los Ángeles, California. Lo tenían planeado desde el segundo semestre de la universidad. Y el momento por fin llegaba.
Ese momento se volvía a repetir, ahora al menos veintitantos años, dos bodas y siete partos después del primero, pero el sentimiento era el mismo que antes, la felicidad invadía a las 11 personas que estaban a punto de viajar hasta Chile.
El viaje duró un par de horas, podría decir que fue un viaje aburrido, cada quien escuchaba música en sus audífonos o leía un libro silenciosamente en su asiento, pero estaría mintiendo. Antes que nada, Blanca logró conseguir boletos para primera clase a un precio imposible de rechazar, además, como no era tiempo de vacaciones en ese momento, eran los únicos en su pequeño avión, a excepción de una pareja de recién casados los cuales no dudaron en seguirle el juego a ambas familias.
Loreto, la niña más grande de los Moreno Silva, con 15 años cumplidos ese mismo día, decidió que era buena idea llevar cinco gigantes pelotas inflables y lanzarlas a través del avión.
Víctor Lugo Corona era un niño muy creativo y observador, era un genio fuera de la escuela, aunque dentro no se podía decir mucho. Por su parte, él había llevado a hurtadillas a su nueva mascota, una pequeña serpiente de jardín que sacó de su bolsillo.
Él y Horacio —un niño más de los Moreno— habían hecho una apuesta, en la que perdió el chico de 9 años. Horacio tenía que meter al animal dentro de la camiseta del primero en caer dormido. Y así fue, Marcela fue la dueña e indiscutible ganadora del gran premio. Cuando se dio cuenta de lo que tenía en la camiseta, gritó lo más fuerte que una niña de 5 años puede gritar.
Todos se reían del tierno bailecito que hacía para tratar de quitársela de encima, hasta que Rosa, como buena madre que era, le ayudó con su problemita que terminó en la cabeza de Horacio y Víctor. Que les puedo decir, la venganza es dulce, además de ser un plato que se sirve mejor frío, es aún mejor si lo sirve tu propia madre, ellas son las mejores cocineras.
Un juego de pelota, una serpiente, una ronda de karaoke a capella (en la que hasta el piloto del avión se unió por un momento), y tres pequeñas disputas causadas por el juego de la botellita más tarde, los Moreno Silva y los Lugo Corona finalmente llegaron a la única e inigualable Valdivia, Chile.
Las familias lograron encontrar un hotel con habitaciones tan grandes que sólo necesitaron un solo cuarto de hotel. Claro, no era barato, pero valía la pena. Y hoy por fin era el día de reclamar su reservación en el hotel "Momentos con Entos".
Ya libres del pequeño avión, decidieron también liberar a Señoroso, la ya bautizada serpiente, en un parque que encontraron por ahí. Claro, no se fueron del parque sin antes sufrir tres llantos de niños caídos y uno de un aparente "robo de territorio" mientras los siete niños jugaban.
Todos llegaron exhaustos al hotel, ya que recorrieron todo el camino a pie y los más pequeños cargados por sus padres. Sin embargo todavía jugaban y cantaban sin cesar. La energía del grupo era ciertamente contagiosa.
Ya en la habitación, los niños se metieron a bañar en la tina, era enorme. Se bañaron todos juntos. Sólo los padres, Janet, Felipe y Loreto no se les unieron. Janet y Loreto vieron películas y se arreglaban las uñas y el cabello ya que según ellas el día siguiente darían vueltas por la ciudad hasta encontrar a su romance de verano, mientras que Felipe fue directo a dormir. Él necesitaba que descansar, ya que tenía un plan que cumplir el siguiente día.
Todo esta tan claro en mi mente, siento como si al narrarlo, todo volviera a pasar una vez más y yo estuviera ahí. Tal vez mi memoria no sea la de un elefante exactamente, pero las historias que me tocan, que me inspiran y me impulsan a seguir, me quedan tatuadas permanentemente y ésta que estas leyendo, es una de ellas, y solo acaba de empezar.
