Por fin viernes. Cuando vas de viaje, todos los días son como viernes, entonces los viernes son dobles, con chispitas de chocolate y sirope encima. Aún mejores.
Sin embargo, Antonio y Sergio tenían que ir de nuevo con los jefes de la empresa que muy probablemente iba a comprar sus productos y cuando terminara la reunión iban a ir al hotel por Liliana y Blanca para ir a un bar o a donde los llevara el viento. Janet se iba a quedar a cargo.
—Oye, mejor exploramos más tarde. Janet nos va a matar cuando vea que no estamos en el cuarto.
—Yo conozco a mi hermana, tal vez sólo nos corte una pierna... Pero no es capaz de matarnos a sangre fría.— le contestó Felipe a Loreto mientras la jalaba de la mano por todo el hotel.
—Yo también la conozco. ¡Es mi mejor amiga! Y sé que es capaz. Muy. MUY capaz.
—¿Entonces yo que soy?— preguntó mientras la soltaba fingía indignación.
—Un estorbo en mi vida. Oxigeno gastado
—Mi autoestima. ¡Ouch! Yo te podría remplazar en un instante.
—Lo que tu digas.
—Tengo una idea.Apostaron a ver quien conseguía un amigo más rápido. Las reglas eran las siguientes:
1. No salir del hotel.
2. La edad mínima del amigo es 11 y máxima es 16, no puede ser familia.
3. Cuando consigas a un amigo debes llevarlo al lugar del picnic del otro día.
4. Quien llegue primero gana.
5. Quien pierda tiene que ir de puerta en puerta pidiendo dulces con un disfraz de sábana hasta recolectar una docena, si no lo cumple se rapa el cabello.
6. No se vale pedir dulces en la habitación de tu amigo ni en la tuya.Loreto corrió hacia la izquierda y Felipe también, aunque cuando se dio cuenta de que Loreto le había ganado en escoger se volvió y empezó a buscar por la derecha.
Ella encontró a un Drag Queen de más de cuarenta años, a una madre primeriza desesperada por un descanso, y a una viejita muy anciana y chaparrita, pero lo que tenía de chaparrita, lo tenía de gritona, entre otros. Pero nadie de su edad.
Por otra parte, Felipe pudo encontrar a una pareja cuya habitación olía a mariguana y sudor, a un hombre con traje de payaso, y por último, a una tía que tenía de visita a su sobrina de 13 años, Dolores, le explicó un poco sobre la apuesta y corrieron hasta la fuente.
Cuando llegaron, vieron a Loreto sentada de espaldas a ellos y creyeron haber perdido, pero cuando Felipe se dio cuenta de que estaba sola, le gritó todavía sin aire:
—¡Te reemplacé, boom! Yo soy demasiado perfecto para ser reemplazado, pero no te preocupes... yo tampoco me hubiera podido superar a mi mismo.
—Si, si, si, eres irreemplazable, alimenta tu ego. Ya ganaste ¿sí?
—Claaaro que si y eso significa que tú perdiste y TÚ tienes que cumplir el castigo.
—¿Castigo? — pregunto tímidamente Dolores— No dijiste nada sobre un castigo, Felipe.
—Oh, sí... Tal vez omití esa parte.— le contestó mientras se rascaba la nuca.
—Ahora tengo que disfrazarme de fantasma y pedir dulces por todo el hotel— siguió Loreto— O simplemente puedo raparme la cabeza.
—Lo siento tanto, no sabía sobre eso, no hubiera seguido a Felipe si hubiera sabido eso. Perdón en verdad— se lamentó Dolores después de taparse la cara avergonzada por lo que había causado.
—No te preocupes, no es tu culpa— contestaron ambos al mismo tiempo para después estallar a risas mientras Dolores sonreía nerviosa.Mañana, Dolores iba a volver a visitar a su tía, a la que le traía el desayuno todas las mañana, su familia era dueña de una Fonda de por alrededor. Y también mañana, Loreto cumpliría su castigo.