EL VIRUS DE LA BESTIA

Parte 1: EL NÚMERO DE LA BESTIA

Una tarde opaca, el tiempo preferido de todo chico que odia el calor, fecha del demonio 06 de Junio de 5906 (06/06/06); teoría, predicción, mito, leyenda, quién diablos sabe; lo que sí se sabe es que era un día extremadamente peligroso. Aunque nadie tendría idea, que el clima sería el horror que trajera el apocalipsis. Una mañana caliente sí, pero una tarde refrescante, un día con una combinación temporal rara. Unos simples minutos bastaron para desatar esa horrible pesadilla.

-¡Maldita sea Rojo!, ¿quieres apurarte de una puta vez?-Gritó Camille-, no estamos en un maldito paseo por el parque, estamos huyendo de esas cosas, que por cierto aún no sé qué carajos sean.

- Camille... ¿qué mierda sucede?

- Solo corre, carajo.

Bajaron a toda prisa las escaleras, olvidándose de las señales que existían en la mayoría de las paredes... NO CORRO, NO EMPUJO. -<<Malditas escaleras y estúpidos ascensores que precisamente hoy tenían que averiarse>> pensó el chico.

Ellos estaban en el piso 30 del edificio C del Campus I, donde esta era la Universidad más prestigiosa y valorada de la ciudad, equipada con la mejor tecnología para estudiantes capacitados que eran el futuro del país, y que claro, dicha tecnología futurista estuviera denigrada por unos ascensores de la verga que no servían.

Era muy difícil bajar a toda prisa esos 30 pisos debido a que Camille ni una vez en su miserable vida había hecho ejercicio, solo se la pasaba viendo anime, leyendo, jugando en línea y otras estupideces.

Por todo lugar donde iban corriendo se encontraban algún cadáver, las chicas hermosas con sus elegantes atuendos universitarios con el logo amarillo en el pecho. Ya todo era de color rojo por el matiz del infierno, y en otros pasillos se encontraban a las típicas colegialas zorras con sus faldas cortas y su sexy ropa interior, típico de estas chicas de las que podías encontrarte en cualquier momento y llevarte a la cama con unos simples tragos en la mano, dinero en los bolsillos y drogas ocultas.

Al cabo de unos diez minutos no encontraban donde poder huir, las compuertas estaban selladas por escombros, y más muertos por ahí. -<<tengo nauseas>> pensó Camille-, vieran por donde vieran solo veían cuerpos en plena putrefacción, todos desgarrados; y el estúpido hedor de muerte de los estudiantes que emanaba de sus cuerpos.

- Esto es el apocalipsis, mira cuántos muertos, la mayoría de alumnos del instituto están en el suelo todos desgarrados, otros parecen ser que los estaban comiendo hace unos momentos. ¿Qué pasa? – Rojo estaba totalmente confundido con lo que estaba contemplando; era de suponerse, debido a que era la primera vez que veía a tantos muertos juntos, esto era la vida real, no esas películas y/o series de moda que a todo joven estudiante le atrae, donde ver a los muertos caminar es la sensación. Todos querían un apocalipsis. Pues ya lo tenían.

- ¡Joder Rojo! Si supiera que verga es todo este pinche problema no estuviera pensando en estos momentos estas malditas interrogantes << mierda es lo único que pienso>>- Camille solo podía seguir adelante después de la matanza ocurrida en la escuela, al ver tanta sangre ni él podía creer lo que sus ojos estaban viendo, <<el rojo de la sangre en las paredes hizo que le dieran un mejor toque al estúpido color blanco de las paredes de todos los edificios>> -sonrió al observar su jodida Universidad.

- Perdón por no seguir como tú quieres, aún no puedo asimilar bien lo ocurrido esta tarde, no jodas, hace unos momentos estábamos bien en las clases y ahora resulta que estamos huyendo para salvarnos el cuello. – Asustado el chico pero con mucha realidad aceptó todo.

- Ni modos, sólo los más fuertes sobreviven, tenemos que ser veloces, buscaremos la manera de cómo salir adelante para buscar a los demás; alcancé a ver por la venta que algunos huyeron al sur al empezar todo, y otros ya estaban corriendo mucho antes, algo me dice que estos hijos de puta ya se habían enterado. <<Lo único que deseo es que mis padres estén bien>>