Capitulo 1 - Amigos

88 4 2
                                    

   Mi amistad con él era de ese tipo de amistades en las que las personas de afuera invertían comentarios como "entre ellos pasa algo", "no pueden ser solo amigos". No puedo mentir teníamos química, y había momentos en los que parecía que eramos mas que amigos pero no era así. Siempre lo quise, en diferentes maneras y en diferentes dimensiones a medida que pasaban los años y el seguía estando al lado mío. No era extraño que vaya a la casa, ni que compartieramos una cama para ver una película. Eramos como hermanos de madres diferentes. Por eso la tarde en la que todo cambio a mi me agarró sumamente desprevenida pero siento que a la vez yo quería que se diera.
   Un trabajo practico nos junto a mi, a él  y a una compañera en casa de él. No íbamos a hacer el trabajo, era muy obvio. Pasamos el tiempo riéndonos, comiendo galletitas y jugando en la play station. La tarde se hizo nochesita y mi compañera y yo nos íbamos a ir en breve. Nos habíamos repartido los puntos del trabajo para hacerlos después cada uno en su casa y pretendimos dedicar el tiempo que nos quedaba a una "siesta colectiva", como le hago llamar yo a este tipo de siestas de mas de 1 persona. Yo me acosté con el en su cama por dos razones: La primera era que físicamente mi compañera no me dejaba casi lugar en la otra cama comparado al que me dejaba él. La segunda era que ella era nueva, no me sentía en plena confianza como para dormir en su compañía. Yo no se si lo que paso después fue un error, o capaz fue lo mejor que podríamos haber hecho.
     Nos acostamos juntos, vestidos cabe aclarar, él del lado de la pared y yo a su derecha del lado de la salida de la cama. La habitación estaba hundida en el mas profundo silencio y en una oscuridad de la que no se distinguía nada. Sentí frío y lo abracé. Él estaba boca arriba con el brazo derecho cruzado sobre la cara pero pude percibir que ante el tacto frío de mi mano contra la tela de su remera él me miró. El palpitar de su corazón era tan pausado, sumamente pacifico y tranquilizador. Empecé a mover mis dedos sobre su pecho en sincronía de su ritmo interno. Y su respiración fue cada vez mas tranquila. Supuse que le gustaba que hiciera eso. Empecé a acariciarlo, lentamente, muy suave subía y bajaba por su abdomen y su pecho, y no me fije en su respiración sino en que a mi me gustara. Nada más.
     Los minutos siguientes parecieron horas. Él me besaba y yo lo dejaba hacerlo. Ambos pretendíamos seguir pero sin levantar la mas mínima sospecha, porque nuestra compañera seguía en la cama contigua. Sus manos tocaban todo mi cuerpo y yo no me negaba, porque yo también lo tocaba a él. Lo sentía en cada receptor nervioso de mi piel y de mi tacto, y me gustaba que fuera él el que lo hiciera y no cualquier chico. Me llenaba de confianza sentirlo tan cerca, pero a la vez tan clandestino, tan ilegal. La adrenalina del momento me cegaba o yo me dejaba cegar por ella, porque inconscientemente todo lo que estaba pasando lo quería y no quería que parara. Pero hubo que parar, por lo menos por ese momento.
       Mi compañera prendió la luz de la habitación dándonos el tiempo suficiente como para parecer decentes. Y durante los 10 minutos siguientes no supe como mirarlo a los ojos. Él actuaba como si nada, con esa naturalidad y esa sonrisa tonta que tiene cuando no sabe que decir pero yo no podía. Mi cerebro estaba decodificando mil acontecimientos y sensaciones nuevas. Todas creadas por él. Irme de su casa ese día fue un alivio sumamente reconfortante.
      Después de mil debates conmigo misma, y planteos irrefutablemente incoherentes supuse que debía simular que no había pasado nada esa tarde, pero el estaba empeñado en darme vuelta el mundo. Y no dejarme pasar esto como algo de una vez. Me iba a hacer quererlo, quisiera yo o no, me diese cuenta o no, lo iba a terminar queriendo.

Solo amigos, es por diversion y lo sabes.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora