Capítulo 4: El primer enemigo y el inicio de la aventura

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La chica de hace un momento tan sólo se había convertido en destellos, al igual que la esfera que tenía en sus manos antes de ser atacada por Kingler. 

—Desapareció... —intentó pronunciar Sapphire.

—La esfera no está... —dijo el recluta.

Todos dirigieron sus miradas hacia él y pudieron notar con facilidad la atmósfera maligna que lo rodeaba, mucho más que antes. Un pequeño pero molesto sonido empezó a provenir de él, era el ruido de sus dientes que crujían entre sí debido a su enojo.

—No... —musitó.

— ¿No...? —quiso completar Ruby.

—¡No recorrí toda la región de Hoenn para que la esfera desapareciera así como así!

El recluto miró a su pokémon y este afirmó temerosamente para luego dar ataques al azar a sus enemigos, no le importaba nada, tan sólo quería acabar con ellos aunque le costara, debía obedecer a su entrenador.

—¡Toro, doble patada! —Blaziken no esperó más y le dio un fuerte golpe a Kingler.

Para su sorpresa, Kingler no mostró dolor alguno y sólo siguió luchando, mostrando que su objetivo no eran los pokémon, sino sus dueños. 

—Oye, no es bueno que los pokémon ataquen a las personas —dijo Emerald algo confiado. 

—Por su intromisión ya no podré cumplir el deseo de nuestro líder, lo menos que puedo hacer es destrozarlos.

¿Su líder? No cabía duda de que se refería a Aogiri, quien alguna vez robó las esferas Azul y Roja para controlar a Kyogre y Groudon respectivamente, junto a Matsubusa, el líder del Equipo Magma. No entendían muy bien el asunto ¿por qué un recluta quería cumplir el deseo de su líder luego de tantos años? ¿Él estaba muerto, no? Lo recordaban, Ruby, Sapphire y Emerald recordaban cuando Aogiri dijo que había traicionado a su gente para conseguir más poder e incluso había acabado con la vida de Matsubusa ¿entonces de qué estaba hablando?

—¿L-líder? —tartamudeó Mitsuru por la sorpresa y miró a sus amigos, quienes les habían informado del asunto. 

—¡Guillotina! —Kingler hizo caso en sólo un segundo, sin un objetivo claro. 

Mitsuru miró bien al recluta y se dio cuenta que en su pantalón tenía más pokébolas. Ahora que lo pensaba, eran ellos cuatro contra un Kingler ¿por qué el recluta no sacaba a más de sus pokémon? Todo parecía ser parte de un gran enigma pero ahora no era tiempo de pensar en eso, sino en la batalla que se estaba efectuando, porque a pesar de que era sólo un simple Kingler, tenía mucha vitalidad y les estaba dando una dura batalla.

— ¡Acábalos ya! —gritó fuertemente sin más paciencia. 

Ahora su ataque iba directo a Ruby, quien estaba preparado para cualquier ataque, junto a Zuzu. Él sabía que no tenía ventajas por obvias razones pero aún así debía defenderse, así que le ordenó a su Swampert que usara hidrocañón para al menos librarse de Kingler. Un gran chorro de agua provino de la boca de Swampert y lanzó a su contrincante lejos, haciéndolo chocar con una pared, ahora era el turno de Sceptile para acabar de una vez por todas con este enfrentamiento.

Sceptile corrió y utilizó planta feroz en su adversario, causándole un gran daño y dando a entender que la batalla estaba por terminada. Kingler no podía más y miró a su entrenador por última vez para cerrar sus ojos, sólo esperando que no se enojara con él.

—Ah... supongo que he fallado —dijo mientras abría su pokébola para regresar a Kingler a su hogar. 

—¡Danos la esfera Azul! —gritó Sapphire bastante molesta. 

Pokémon Special: A través de la fantasía [EDITANDO & ACTUALIZANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora