The One That Got Away.

Capítulo 8

-4 de Mayo de 2015-

Cuando llegué a la casa Kate me esperaba dando vueltas por toda la sala de estar. Odiaba que me cuidara tan minuciosamente pero siendo honesta, yo haría lo mismo si ella estuviese en esta situación.

Arrojé mi bolsa al asiento individual y me tire en el triple arrojando un suspiro. No podía dejar de pensar en como haría ahora para seguir adelante. Tenía que encontrar un trabajo pronto, me odiaba por pensar así cuando mi esposo acababa de morir pero, no podía dejar en las manos de su familia mi sostenimiento y del bebé.

Si bien me sentía vacía, ya habían pasado 3 meses desde la muerte de David y no podía quedarme simplemente inmóvil, hundida en mi depresión.

-¿Que tal te fue hoy?- Dijo Kate mientras retiraba mi bolso del asiento individual y se sentaba tranquilamente.-

-Bien-Sonreí y bostecé- para ser mi primer entrevista, creo que bien- cerré los ojos con la intención de no volver a abrirlos hasta el otro día, pero sentí un ligero movimiento en mi vientre que me sobresaltó- Kate...-

-¿Si?-me miró curiosa.-

-Ven- le sonreí y la llamé con la mano- Se está moviendo.-

-¿¡Que!?- me miró perpleja y se apresuró a poner su mano sobre mi vientre-

Miré hacia el techo esperando otro movimiento pero, apenas tocó Kate y dejo de moverse.

-¿No será tu estómago? ¿Tienes hambre?-

-Fue el bebé- torcí los ojos- Pero... también tengo hambre- sonreí como niña pequeña-

-Tonta-Rió y se paró para dirigirse hacia la cocina dejándome sola.-

Puse mis manos sobre mi vientre y cerré los ojos con calma. Un sueño empezó.

-¡Anna!- escuché su voz con tono atemorizado. Quería correr hacia él pero no podía, estaba cegada, no podía moverme.
La desesperación me inundó y la sangre me comenzó a hervir por la impotencia.

-¡David!- Las lagrimas comenzaron a rodar por mis mejillas- ¡David!

De pronto mi vista regresó y me vi en la escena del accidente. David estaba a un lado mío, igual que ese día. La sangre goteaba de su frente y sus lagrimas seguían fluyendo, pero algo había cambiado... su expresión era de desilución, de decepción. Lo vi gastarse sus últimas fuerzas con las palabras más dolorosas que me pudo haber dicho jamás.

-¿Porqué me dejaste morir?- Mi corazón comenzó a latir como loco y la desesperación se aumentó. Quería sacarlo de ahí, no quería dejarlo morir. De pronto comenzó a gritar mi nombre con tono de preocupación y mi cuerpo comenzó a temblar.

Me desperté. No era él quien gritaba mi nombre, sino Kate, que me agitaba fuertemente.

-¡¿Anna?! ¡Despierta! ¡Anna! ¡¿Que te pasa?!-

-Yo...-Las lágrimas comenzaron a brotar de mis ojos- Lo lamento tanto...- Rompí a llorar... no podía decir más... no era capaz de articular ni una palabra, me sentía destrozada.
"¿Porqué me dejaste morir?" Esas palabras se habían incrustado en mi corazón y alma. Creía haber conseguido fuerzas, pero me derrumbé de nuevo.

-Anna...-Suspiró y me abrazó con fuerza- Dime que pasó...-