Prólogo.

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Siempre he escrito, pero nunca a nadie. Las personas no entienden los problemas que tenemos, o al menos, no les dan el valor que nosotros le vemos a estos.
Es egoísta pensar que ellos deben estar contigo en cada momento, y que nadie te entenderá aunque le expliques tu vida. ¿Sabes por qué?, bueno, cada quien tiene las formas de desgastarse en la vida; es decir, nadie tiene los mismos problemas. Mi problema es confuso, mi cerebro ya no sirve y estoy pasando de pubertad a adolescencia, imagina que cruel es esto. Recibió más lástima de lo común.

-Pola, dijo él, susurrándole a su amigo, no hagas que lo repita. -Es Pola, no Paola, ni Paula; POLA. Cada vez más se notaba los nervios que tenía al corregir a Mateo, porque Mateo seguía pensando que era Paola.
-Al fin y al cabo, no está tan bonita, ¿por qué es tan importante que diga mal su nombre?, le contestó Mateo ya molesto por no poder satisfacer a su amigo. -No me interesa quien sea ella.
-Ella es diferente, Mateo, contestó Tomás con timidez, al ver que Mateo estaba furioso.
Mateo volteó a ver a Tomás y se dio cuenta que sus cejas no estaban encorvadas con una expresión molesta , como era de costumbre. Tal vez ella era diferente para Tomás, pero Mateo, por más que lo intentó, no lograba ver nada de especial en ella; pensó.

Aquel trastorno metal, no llamado amor. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora