-Hey Paul, ya es hora, todos te están esperando. –dijo Ben del otro lado de la gruesa puerta de madera.
-Ya voy, unos minutos.
-Date prisa, ya están todos en sus posiciones.
-Sí, dije que en unos minutos...por fin solo otra vez. Hace sólo unos días sólo era el teniente coronel más joven de la nación, "El Cuervo" me dicen por mi tatuaje en forma de cuervo en la espalda. Hoy heredo la tierra organizada por mis difuntos padres. Ésta ropa nueva me resulta algo incómoda, pero es la más fina de todas éstas tierras. Parece que aún no caigo en la verdad de que pasando ésa puerta, hincándome frente el sacerdote, éste me transformará en rey de Brynall. Bueno es hora de salir, todos me esperan.
Caminé hacia la puerta lentamente y con la frente sudorosa tomé el mango dorado y lo giro lentamente, abriendo así la gran puerta que me separaba de mi destino. Camino por el pasillo, todos me sonríen, los guardias se encuadran cuando paso y ya no sólo por mi rango, ahora porque también, desde el mes pasado, soy el príncipe heredero de Brynall.
Al llegar a la nave central (la parte principal de la catedral), caras conocidas y desconocidas me vitorean, yo solo disimulo con una sonrisa a medias que esconde los grandes nervios que tengo dentro.
A mi lado, mi gran amigo Ben, Mayor del ejército con su uniforme de gran gala en negro con su espada desenvainada y posada sobre su hombro derecho marchando junto a mí marcialmente mientras la banda de guerra toca el himno de Brynall. Ben me adelanta apresurando el paso y se posiciona a un costado de la banda de guerra y anuncia:
-¡Atención! El Príncipe de Madison Paul Brynall. Saludar ¡ya!
Acto seguido todos los militares se encuadran, incluyendo al Mayor Ben, banda de guerra deja de tocar y desenvainan sus espadas de servicio, posando el mango de ésta frente a su barbilla con el filo hacia la izquierda. Aquellos que son de rangos menores a oficiales y portan fusiles con bayoneta, toman su fusil de la culata y el cuerpo del cañón, lo posicionan en medio y al frente de su cuerpo con el cañón y bayoneta apuntando al cielo. Los civiles en la catedral así como los que están presentes fuera de la misma viendo la ceremonia en pantallas, por no tener los méritos necesarios para presenciarla en primera persona, realizan el "Saludo al Líder" que se hace con la mano izquierda cerrada en puño detrás de la espalda a la altura de la cintura y la mano derecha alzada a la altura de la cara con la palma abierta y dedos pegados hacia el líder en cuestión.
Frente a mí el altar y junto a él el sacerdote investido para la ceremonia con un grupo de acólitos sosteniendo objetos varios. Camino frente a los oficiales y demás invitados saludándome, les contesto el saludo al pasar como lo haría cualquier otro militar de grado superior.
El sacerdote me pide hincarme frente al altar y da comienzo a la ceremonia como es de costumbre. Para cuando ésta llega su cenit, el sacerdote se acerca hacia a mí y me observa detalladamente. Yo me encontraba ahí hincado con mi guerrera, que me cubre los brazos también, y pantalón en color blanco para distinguirme de entre los demás militares como el príncipe de Brynall. En el frente superior izquierdo mis insignias y condecoraciones militares y civiles, relucientes y acomodadas en orden. Mis dos estrellas doradas en mis sobre hombreras, características de un Teniente Coronel. Botas planas cerradas de cuero negro boleadas perfectamente. Un vendaje fino de seda que ya venía con el uniforme. Mi cabeza descubierta siendo iluminada por el sol de la mañana que atraviesa los ventanales de colores de la catedral forma una imagen delicada y pulcra de la ceremonia.
-Acólitos, traigan a la "Daga de los Caudillos", la "Corona del Rey", la "Capa del Rey" y el "Juramento del Rey" ante el príncipe Paul y yo.
-Me aprendí el juramento, ¿igual debo leerlo?
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Brynall: Con el cuervo, un nuevo comienzo.
FantasyBrynall es una tierra dominada por sobrevivientes del gran cataclismo mundial, por 50 largos años se consolidó como la nueva esperanza de todo aquel que busque una vida mejor. Por fín tendrá a su primer rey que los llevará, al éxito o al fracaso, es...