Capítulo 14

100K 11K 3.4K
                                        


Bella

Era fiel creyente de que atraíamos todo lo que deseábamos. El universo era bastante conspirativo y escuchaba nuestras plegarias. Por esa razón intentaba ser optimista sin importar la situación y evitar las malas energías. Quería que Dios me atribuyera solo cosas buenas.

Y mientras me aplicaba mi perfume favorito no pude evitar preguntarme si este era el comienzo de experiencias bonitas. Había soñado tantas veces que Aleksi me permitiera salir de la mansión y volvió a cumplirse. Esa noche lucía como una estrella de Hollywood. Di vueltas y examiné mi atuendo. Los pequeños cristales incrustados en el vestido plateado brillaban cuando les daba la luz. Tenía un escote en forma de corazón y mi espalda estaba al descubierto. Nunca me había puesto algo tan revelador, pero me encantaba.

—¿Qué tal me veo? —pregunté.

Dorothea acomodó las ondas de mi cabello rizado.

—Preciosa—respondió con una sonrisa—. Vas a destacar más que nadie.

Le guiñé un ojo mientras me ayudaba a colocarme el abrigo de piel. Me sentía muy animada. Nadie me estropearía esta salida. Quería disfrutar y despejar mi cabeza que había latido con dolor el resto del día. Estaba harta del llanto y la desesperación.

—¿Crees que Aleksi...? —Dudé antes de expresar las palabras y toqué la gargantilla de seda en mi cuello—. ¿Se enamore de mí algún día?

Dorothea se quedó momentáneamente congelada. Incluso yo estaba sorprendida por la pregunta ridícula. Ese hombre no tenía ni una onza de amor en su frívolo corazón. Nunca me vería de ese modo. Primero el cielo se pondría de rojo antes de que eso sucediera.

—Querida, tú y yo sabemos la respuesta—Apoyó la barbilla en mi hombro en un gesto cariñoso—. No podemos relacionar la palabra amor con Aleksi. Él no conoce ese concepto. Su forma de demostrar interés por alguien es agresivo, tóxico y violento—Emitió un suspiro—. Pero te aseguro que nunca miró a nadie del modo en que lo hace contigo.

Reprimí un escalofrío.

—Es deseo—susurré.

—Atracción —añadió Dorothea—. Está absolutamente loco por ti. Eso puede ser beneficioso o destructivo. Depende de cómo lo veas.

Fruncí el ceño.

—Me diste a entender que yo puedo cambiarlo. ¿Aún piensas qué es posible?

Su sonrisa vaciló.

—Cuando te vi por primera vez asumí que eras una chica vulnerable y no sobrevivirías a la brutalidad de Aleksi —Me volteó y miró mis ojos de cerca—. Pero te he observado estos días y noté que aprendiste a desenvolverte. Mis pensamientos cambiaron y ahora me preocupas, Bella.

—¿Qué significa eso?

—Ten cuidado—dijo—. Nunca subestimes a Aleksi. Nunca des todo por sentado porque saldrás más lastimada. Es un hombre muy intuitivo y sabe cómo poner la balanza a su favor—Besó mi mejilla y avanzó a la puerta—. ¿Quieres otro consejo? Disfruta la noche y sé tú misma. A él le encanta que te muestres tal y como eres. Te aseguro que esa es la mejor forma de derribar sus muros. No puede resistirse a tu dulzura. Te veo mañana, querida.

Dorothea salió de mi habitación y me apliqué el labial rojo con una pequeña sonrisa. Ser la chica buena e inocente no podría ser tan malo después de todo.



Viktor me abrió la puerta de la limosina sin echarme un segundo vistazo. No era el único a cargo de mi seguridad. Había dos autos escoltándonos. Miré insegura la ventana y me rodeé con los brazos. La ausencia de Aleksi aumentó mi preocupación. ¿Por qué no estaba aquí?

Cautivos [En Librerías]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora