La propuesta

10 1 1
                                    

-¿qué? –Se levantó furioso - ¿cómo se atreve a preguntarte algo así? –Camino fuera de la cafetería-

-Ya, Erick, no me dijo nada malo, -lo detuve tratando de calmarlo- solo me pregunto si estaba libre no dijo nada más.

-si pero como te pregunta eso, es un maldito.

-Erick, contrólate. El profesor Videla solo hizo una pregunta a una vieja conocida, tú también sabes verdad, que ellos se conocen de mucho tiempo atrás. Incluso tú lo conoces y sabes cómo es él. –dijo samanta –

-pues sí pero como no me lo pregunto a mi también. Como dices él nos conoce a ambos y

-y nada Erick –interrumpió Samanta- como sea ella y él siempre se han llevado bien

-si no fuera por mi padre yo ni lo conocería. Erick, estas armando un drama total. Eres un fastidio.-pude escuchar como él hizo un pequeño chasquido de enfado, pero luego de eso se tranquilizó.

-ya piojosa, solo que si alguien se mete contigo o con Samanta siempre voy a reaccionar así.

-ahora resulta que nos proteges –dije en forma de burla-

-para nada –sonrió- solo no quiero que desaten una plaga de piojos –comenzó a reír, pero luego se calló al sentir dos golpes en la cabeza, uno mío y otro de Samanta-

-¡ah! Brujas, me las pagaran... -de repente desvió la mirada dibujándosele en la cara una sonrisa de idiota- pero será después tengo algo que hacer –cogió su mochila y salió corriendo tras una chica-

-dejara de ser macho-dijo Samanta dando un mordisco a su almuerzo.-

Si a Edgar lo conocía de ocho años atrás, a Erick, lo conocía de casi toda la vida. Su madre era muy amiga de la mía en su juventud, por eso cuando nosotras íbamos de visita a su casa jugaba con él y viceversa. Un día ellas dejaron de hablarse, nunca supimos porque, incluso nos habían prohibido habernos, pero él y yo mantuvimos nuestra amistad en secreto unos años, hasta que mi madre nos descubrió pero al final termino aceptando. Al principio Erick, vivía con su madre porque su papá los había dejado. Fue un momento duro para él pero siempre lo apoye.

Luego de eso, en la preparatoria, conocimos a Samanta, ella se había metido en un problema con un tipo que la acosaba, por suerte una de esas veces, Erick y yo pasábamos por ahí y al verlos, él se metió para protegerla, en aquella ocasión Erick tuvo una de las peleas más feas en su vida, salió mal herido, pero aquel tipo también. Desde entonces somos nosotros tres.

-bueno ya se fue. Ahora si cuéntame bien que sucedió –dijo Samanta mirándome directamente a los ojos, como si ella supiera algo más.- y bien ¿qué te dijo?

-ah... bueno antes de preguntarme eso, se paró frente a mí y me vio completamente, de pies a cabeza. Me dijo que había cambiado, pero lo dijo en un tono... -mordí mis labios- muy muy sensual.

-¿estas segura? Seguramente fue tu cabeza hueca la que se lo imagino.

-si eso mismo pensé yo pero, cuando le dije que iba a estar ocupada haciendo tarea... -hice una pequeña pausa atrayendo aún más la atención de Samanta- él me dijo "lastima, tenía algo que enseñarte, algo que te gustaría". No sé qué quería decir.

-que tonta –bufó Sam- se te esta insinuando... -al escucharla comencé a ahogarme con mi bebida-

-¿qué? No, no seguramente el me mostraría algo de la empresa.

Edgar era un hombre, que había crecido casi prácticamente conmigo, bueno yo lo conocí cuando tenía 9 años, él había quedado bajo la tutela de mi padre cuando sus padres murieron en un accidente aéreo. Ellos eran muy amigos de mis padres. Debo decir que mi papá es el socio mayoritario de una de las mayores empresas ferroviarias del país, y otro de los socios era amigo de mi papá, a pesar de ser amigos yo no conocía a Edgar, hasta ese entonces cuando sus padres habían estipulado que el más indicado para cuidar de su hijo sería Emilio Ortega, mi padre.

En ese tiempo, Edgar acababa de cumplir 17 años así que para que pudiera independizarse faltaba un año. Con nosotros estuvo viviendo un tiempo mientras asistía a sus clases en una de las mejores escuelas del país. Él debía estudiar cosas administrativas, ciencias políticas y todo eso, porque una vez fuera mayor de edad él podía hacerse cargo de las acciones de su fallecido padre, pero en alguna ocasión le dijo a mi padre que confiaba plenamente en él así que él podía manejarlo.

Mi padre siempre lo apoyo en todo, Edgar no era muy feliz estudiando administración ni ciencias políticas, él siempre se interesó por la literatura. Recuerdo que había noches enteras en la que se pasaba leyéndome cuentos o historias. Fue cuando decidió irse a estudiar al extranjero una licenciatura en literatura. Fue entonces que deje de verlo, ocasionalmente venía a casa y pasábamos horas juntas, siempre me decía que ya había crecido mucho. Pero no como lo hizo hoy. La última vez que volvió él venía acompañado de una mujer muy guapa, era su novia. Y desde esa vez, no lo había visto hasta el día de hoy.

-si como no. –Dijo samanta- quizás quería que le ayudaras a... -haciendo una mueca hizo un movimiento con su mano en un vaivén por debajo de la cintura- seguro no ha olvidado la vez que lo encontraste con manuela.

-ah dios mío Samanta, esa cara de santa solo es apariencia. Eres una cerda. –ella rio-

-pero si también lo recuerdas –soltó una carcajada- porque no te acuestas con él. Sé que lo deseas.

-te recuerdo que es amigo, socio, y casi casi hijo de mi padre, sería como si lo hiciera con un hermano.

-no, no en primera a ti te gusta, segunda no es hijo de tu padre ni tu hermano así que no habría ningún problema.

-¡es mayor que yo!

-eso lo hace mejor, te enseñara cosas nuevas. Ah y tercero es más excitante, ahora es tu profesor. Yo te lo impediría si digieras que quieres hacerlo con Erick, eso sí sería raro.

-ay no, que asco. Pero para mí es casi lo mismo.

-bueno pero Erick no te gusta, Edgar sí.

-no, no. Me niego

- bueno te propongo algo –se acomodó frente a mí, poniendo una mirada que ya conocía, está mujer tramaba algo- si él te coquetea por lo menos tres veces en esta semana. Dale entrada, síguele el juego.

-¡no! Como crees. Además creo que él sigue con Marina.

-¡ay! Eso que. No creo que vayas a decirle "hey, me folle a tu novio" y yo tampoco lo diré ni a Erick. O qué ¿eres una collona? Sino lo haces tú se te van a adelantar –señalo para que mirara atrás. Pude ver perfectamente como un grupo de chicas lo tenía rodeado riendo con él- porque también puedo ser yo eh...

-Samanta, no te atreverías, no, no si lo harías. Está bien. Solo si lo hace tres veces, las primeras dos voy a ignorarlo, si lo hace una tercera vez, le daré entrada.

Samanta sonrió como si estuviera muy orgullosa de su poder de negociación, quizás ella debió ser hija de mi padre o algo así, siempre tenía lo que quería, incluso con Erick.

Edgar me gusta, siempre me ha gustado. Incluso he tenido mis más bajas fantasías con él y mis más grades sueños también. Pero vamos que chica no sueña así con un chico, con el amigo de su papá. Soy un asco...

Pero... ¿qué pensará él?

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Apr 21, 2016 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

El literario Donde viven las historias. Descúbrelo ahora