Palabras (kagakuro)

"Te amo"

Aquel chico  tan callado y de orbes azules estaba realmente nervioso.

Era una tarde de otoño, donde las calles eran inundadas por innumerables hojas en colores cálidos. 

Dos chicos salían bañados en sudor de su entrenamiento de baloncesto, como todas las tardes, la diferencia estaba en los pensamientos del chico menudo y de piel pálida.

No hay manera de declararme sin sentir nervios - pensaba el pequeño.

Kuroko, hoy ha estado bastante distraído, debería preguntarle si está bien- el pelirrojo también tenía ciertos pensamientos relacionados con  su sombra, pero estos no eran para nada románticos como los del peliceleste hacia él.

Siguieron caminando, sintiéndose cómodos con la compañía del contrario, después de todo eran luz y sombra, complementos y por el momento, mejores amigos.

Iban pasando por una alameda, a las cinco de la tarde, en otoño, simplemente el escenario perfecto para la sorpresa que tenía organizada para su compañero de equipo.

Como planeó, se detuvo y esperó a que su alto acompañante también lo hiciera.

-¿Pasa algo?- preguntó un Kagami confuso. 

A pasos lentos pero firmes, la sombra se acercó al pelirrojo, con un leve sonrojo adornando sus mejillas.

-Ka-kagami-kun, te-tengo algo que decirte.

-¿Uh? ¿qué pasa Kuroko? ¿te sientes mal?

-No-no es eso.

-¿Entonces? No te ves nada bien...

- Desde hace un tiempo he querido decirte esto...

-¿Eh? No me digas, ¿piensas dejar el baloncesto?

- No, no, no, nada de eso Kagami-kun, yo-yo, solo quería decirte que...te amo.

Kuroko sentía su rostro arder. ¡Se estaba declarando después de dos largos años!

A pesar de que el pobre peliceleste se esperaba lo peor, no tenía ni la menor idea de que era lo que estaba pasando por la mente del contrario.

Que lindo, Kuroko es un maldito amor.- pensó Kagami, pero no podía sucumbir ante la ternura que emanaba en esos momentos Tetsuya, también tenía un orgullo, el cual era más fuerte.

Aunque estaba tentado a responderle a su amigo, con la misma frase, te amo. Se veía incapaz de hacerlo, por lo que dijo lo primero que formuló su mente.

-¿Es una broma cierto?- preguntó él con una mirada vigorosa.

-N-no se trata de una broma Kagami-kun.

- Lo siento, no puedo decirte que siento lo mismo- mentira- pensó.

Y después de decir esas duras palabras, se marchó corriendo en dirección a su departamento, dejando a su sombra herida y con los ojos como cascadas.

Perdóname- fue el último pensamiento que le dirigió

Luego de esa incómoda escena, ambos jóvenes se fueron separando de a poco, ambos se evitaban y no podían concentrarse estando ambos juntos, lo cual no ayudaba para nada las habilidades de trabajo en equipo que se requerían en los partidos.

A pesar de no querer aparentarlo, Kagami se sentía repugnante y culpable.

Un viernes terminando la práctica, el número 10, le pidió a Kuroko que lo acompañase a comprar un par de tenis nuevos. El chico quiso oponerse, pero terminó aceptando la invitación.

En el camino de regreso, mientras pasaban por la misma vereda de aquella vez, el pelirrojo se detuvo y tomó a su acompañante fuertemente de sus hombros.

-Agh, Ka-kagami-kun, me estás lastimando, suéltame por favor.

-Tengo algo que decirte.

-¿Qué? ¿Quieres burlarte de mí por lo que pasó esa vez?

-No, todo lo contrario, quiero disculparme contigo. Fui muy idiota, cambié mis verdaderos sentimientos por querer mantener mi orgullo, así que... lo que en verdad me gustaría decirte es...te amo.

De forma rápida ambos chicos rozaron sus narices y sin decir nada unieron sus labios en un beso dulce y sin prisas, en el que ambos dejaban fluir su amor, ese por el que mantenían una conexión y ese por el que eran luz y sombra.

Quien diría que tan solo un par de palabras serían capaces de cambiar una parte de mí-pensaron ambos mientras movían sus labios en un compás exquisito y tierno.