Love calling

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Oriana examinaba atentamente la pantalla de su ordenador.

Estaba en shock. Sus ojos cafés no daban crédito a lo que veían.

Quiso culpar al efecto que le producía el alcohol, que para ese entonces ya había hecho estragos en su organismo. Pero esa imagen era tan real como las lágrimas que caían por su rostro en ese momento.

Se enjugó las lágrimas con el puño de su camiseta, ya desteñida por el Paso del tiempo, pero fue en vano ya que estas salían sin previo aviso.

Se enderezó en su silla de escritorio. Se amarró en una coleta mal hecha su cabello color fucsia y soltó un suspiro profundo.

Observó con atención cada detalle de la fotografía.

Él tenía en sus brazos a una chica rubia y besaba su mejilla. Una imagen que trasmitía amor, pero en ella trasmitía todo lo contrario. Odio. Un odio profundo.

Al pie de la foto tenia escrito: El amor de mi vida.

Frunció el ceño y comenzó a hiperventilar.

-Esto no es verdad-. intentaba convencerse a si misma. -No es verdad-. se repetía mientras intentaba llevar aire a sus pulmones, lo cual era casi imposible de lograr en su pequeña habitación.

Se levantó con torpeza y abrió la ventana de su dormitorio dejando entrar el aire primaveral.

Permaneció allí, entumecida unos minutos observando los coches que iban y venían por la avenida principal.

Por la acera de enfrente transitaba un grupo de jóvenes bromeando y sonriendo. Vestían prendas de noche, seguramente irían a una fiesta. Era usual ver a jóvenes veinteañeros un sábado por la noche yendo y viniendo.

Los miró nostálgica, recordando cuando ella hacia exactamente lo mismo un tiempo atrás, no como ahora que yacía en su mano una copa de vino barato y constantemente se preguntaba que había hecho mal para terminar en esa situación.

La respuesta llegó al instante. Él.

Él era el único culpable de todas sus desgracias. De que estuviera ebria en una habitación, solo iluminado por la pantalla de su ordenador, y no allá afuera como cualquier chica de su edad.

Volvió la vista hacia la fotografía y se arrepintió al instante de tenerlo todavía en esa tan famosa red social. ¡Era su ex! No debería tenerlo siquiera agendado en su móvil. Pero allí estaba ella hecha una furia con el aparato en su mano.

Solo quedaba que cometiera la peor locura de su vida. Y lo hizo.

Amor llamando se podía divisar en la pantalla de su móvil.

Uno, dos, tres pitidos y colgó.

- ¿Qué estoy haciendo? -se reprendió. -Seguramente estaría con ella haciendo exactamente lo mismo que hacia conmigo-. sacaba conclusiones apresuradas. Pero ya lo había hecho y no podía retractarse.

A los cinco minutos el móvil vibró en su mano. Era el.

Dudó en responder, hasta que dejó de vibrar y nuevamente volvió a hacerlo.

Uno, dos, tres, cuatro...

-Hola -contestó en un susurro. Tenía la intención de cortar pero al escuchar su voz sintió desvanecerse. Aun causaba ese efecto y se regañó por no ser más fuerte. Evidentemente no lo había superado.

-Oriana -suspiró. - ¿eres tú? -preguntó un tanto extrañado.

-Lo que queda de ella -respondió apenada. Se volvió a su escritorio y observó la fotografía. - ¿puedes hablar? -preguntó dudosa.

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