Un folio en blanco.

Aquí tengo infinitas posibilidades. Puedo contar lo que quiera.

Desde una historia hasta un poema o una canción. Tengo infinitas posibilidades, ¡qué suerte! Pero yo quiero contar una historia...

¿Pero cuál debería contar? ¡Hay tantas surcando mi mente ahora mismo!

Puedo contar la historia del capitán Barbudo, el cual era uno de los oficiales que seguían las órdenes de Cristóbal Colón en su travesía hacia las Indias a bordo de la Santa María. El capitán Barbudo era conocido por su larga barba, la cual le llegaba más abajo de los hombros. Fue el famoso personaje que gritó lo de "¡Tierra a la vista!" cuando divisó lo que hoy conocemos como Cuba. Era un lobo de mar muy curtido, y tan temido que nadie osaba a desafiarle. Poco más se sabe hoy en día sobre él, ya que su única biografía acabó en el fondo del mar junto al cuerpo del pobre insulso que la escribió.

También puedo contar la historia de un romance imposible en Andalucía, durante la Guerra Civil. Nerea, una enfermera de alta clase social, que luchó durante muchos años para que sus padres no la casaran con aquel muchacho que tanto la desagradaba y la dejasen estudiar enfermería, se acabó enamorando del gitano que repartía los paquetes con medicamentos en el hospitalillo donde trabajaba, y él de ella. Este amor imposible causó un gran revuelo, pero finalmente pudieron estar juntos.

También puedo contar la historia de Diego, un caballero templario de padres españoles, pero que vivió recorriendo toda Europa. Por herencia familiar tenía un colgante mágico que cuando tocaba la Cruz de Cristo que había en él, le revelaba la próxima posición de ataque de sus enemigos. Ello le permitió mantener a salvo las reliquias que le fueron confiadas.

También puedo contarte la historia de Jade, la niña de ojos, como su nombre indica, de un verde muy puro.

El horror de la guerra le arrebató a su padre y a su madre, dejándola sola ante el peligro. La niña pronto se hizo mujer y comprendió que debía huir si no quería correr la suerte de sus padres. La mala fortuna hizo que cayera en una red de trata de blancas, terminando de prostituta contra su voluntad en una choza de mala muerte en Francia. Tuvo suerte, pues la policía Francesa supo de aquel prostíbulo ilegal e hizo una redada en la que ella y otras veinte mujeres fueron rescatadas. Pocos años después se casó con uno de los policías que le salvó de aquel infierno, obteniendo con este acto la nacionalidad Francesa y pudiendo quedarse allí y vivir feliz.

Y podría contar muchas más, pero ninguna sería suficiente para honrar a este folio en blanco que otorga miles de posibilidades sin pedir nada a cambio.