Capítulo 1Sarah
Suena el teléfono, contesto, con mucha curiosidad.
-¿Hola?- pregunto rápidamente mientras recojo los papeles que se me cayeron al atender el teléfono.
-Si no quieres que las personas que amas salgan heridas, coge las llaves de tu coche y ve a Waiverly 3192 antes de la media noche o si no comenzaré con Stefan.- me dice la misteriosa voz con un aire de galán de comedia romántica.
Cojo las llaves y me voy con el coche a la dirección que el misterioso del teléfono me dijo. Veo que Stefan está saliendo de su casa y me mira, y me corre hasta el coche gritando- ¡Sarah! ¡Detente, por favor! ¡Hablemos!
-¿De qué quieres hablar conmigo? ¿De qué me rompiste el corazón? ¿De qué cada vez que me decías 'te quiero' o 'te amo' era todo una mentira? - Digo mientras me seco las lágrimas que me corren por la mejilla.
-Lo que sucede es que te necesito, Sarah, estuve mal y lo siento mucho, de verdad, yo te amo.- Me lo dice con cara de perrito mojado, según él me va a comprar con un 'te amo', pero no soy tan fácil.
-Y... Bueno, ¿terminaste?, búscate otro perdón, y saca tus apestosas manos de mi coche, si no es mucho pedir, claro.- Lo miro con cara de 'Vete a la mierda'
Subo al coche, saco el freno de manos, y arranco. Luego de llegar a la calle Waiverly miro mi reloj del celular son las 11:48pm, empiezo a conducir un poco más lento buscando el número de puerta correspondiente, al llegar veo una sombra de un hombre, pero no veo al hombre.
-¡Acá estoy!- Grito como una desaforada -¡A dónde estás!
Suena mi celular, contesto muy enfadada por el raro tipo que no se aparece.- ¿Hola?... Responda... ¡Ay, responda alguien, porque si no corto!
-Llegaste, exactamente a la hora que te esperaba. Ahora, escucha con atención, sal del coche y ve hacía la puerta con el número 3192. Toca la puerta siete veces lentamente, una abuelita te abrirá.
- De acuerdo... se supone que me guiará o que es lo que hará...
- Te guiará a un salón a dónde veras...
- Ver qué cosa ?...
- El fin de los tiempos, Sarah, nada más, que el fin de los tiempos para ti.
-¿Qué?...
-¿Qué?, me dirás que no darías tú vida por Stefan, o por Dasy, o quizás por Helen.-No respondo nada-Eso pensé.